En los Estados Unidos de
América una provisión de su antigua constitución establece que el
vicepresidente de la República debe ser, a su vez, el presidente del Senado (1). Cuando el que se convertiría en el
octavo presidente de los Estados Unidos de América, Martin van Buren, ocupó el
cargo de vicepresidente, es fama que presidió el Senado en compañía de dos pistolas
(2). En Ecuador, a León Febres-Cordero
no le tocó en suerte la presidencia de ningún Senado, pues la mayor parte de su
carrera política (todo su período legislativo socialcristiano, por ejemplo) la
hizo en un legislativo unicameral. Pero le gustaba llevar su pistola al foro.
Por esas cosas de la
vida, al pistolero norteamericano van Buren lo llamaron “el monarca del país”
[al menos según el informado criterio de James Fenimore Cooper (3)]. Y entre esto y ser llamado “el
dueño”, como lo era el pistolero local, apenas hay distingo.
Pistolas, elecciones y poder:
la fugacidad de imponerse por unos años y “mañana el olvido, el común olvido” (4).
(1) Artículo
1, sección 3, provisión cuarta: “The Vice
President of the United States shall be President of the Senate…”.
(2) 'Martin van Buren', Hartfor Courant.
(3)
Shenkman, Richard & Kurt Reiger 2003, ‘One-night
stands with American history’, Perennial, New York, p. 55.
(4) ‘Juan Muraña’, Jorge Luis Borges, publicado en ‘El informe de Brodie’ [1970].
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