La Corte Interamericana de
Derechos Humanos que sentenció su primer caso (Velásquez Rodríguez c. Honduras,
Excepciones Preliminares) en junio de 1987 estaba compuesta por siete jueces, todos
varones. Hoy no es que haya variado tanto, pues está compuesta por seis jueces
varones, más la jueza Odio. No joke.
El Club de Toby admitió una chica. |
De estos siete varones del
‘87, la muerte del caraqueño Pedro Nikken, acaecida este mes de
diciembre en su ciudad natal, ha oficializado el hecho de que la mayoría de estos
jueces ya están muertos. Todos ellos llegaron vivos al nuevo siglo, pero fue el
juez tico Rodolfo Piza Escalante, el primer Presidente en la historia de la
Corte IDH en 1979, el primero que la quedó. Ocurrió en San José, su ciudad natal, el 13
de enero de 2002.
El juez uruguayo Héctor
Gros Espiell falleció el 30 de noviembre de 2009 en Montevideo, su ciudad
natal. Y el primer juez ad hoc de la
Corte Interamericana en sentenciar un caso, el hondureño Rigoberto Espinal
Irías, murió el 27 de diciembre de 2013 en su Tegucigalpa natal. Con la muerte
del juez venezolano Nikken del 9 de diciembre, el saldo a favor de los
muertitos es de 4 contra 3.
Quedan vivos de esos siete
jueces, el mexicano Héctor Fix-Zamudio (1924), con sus 95 años de grandes
éxitos ya cumplidos; el colombiano Rafael Nieto Navia (1938); y el
checoeslovaco (un país ya inexistente) Thomas Buergenthal (1934), quien nació en
Lubochna, pueblito hoy localizado en Eslovaquia, pero que nacionalizado por los
Estados Unidos de América impartió justicia entre 1979 y 1991 como juez de la
Corte IDH (además de ser el Presidente de la Corte a la fecha de su primera
sentencia) y después como Juez de la Yunái
en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, entre 2000 y 2010.
Estos son los tres hombres
que quedan de ese lejano verano del ‘87 en San José.
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