El oidor y la empanada

14 de febrero de 2021

Durante el reinado de Carlos II de España, era normal la venta de los cargos públicos (v. ‘Vale para dos idiotas’), y así, un fulano pagaba una cantidad X y era nombrado en un puesto administrativo del reino. El limeño Cristóbal de Cevallos y Borja fue uno de esos fulanos: el 3 de mayo de 1688 compró el cargo de oidor supernumerario de Quito, y el 6 de enero de 1690 ya servía en su puesto. Es lógico suponer que quien se compraba un cargo público cuando ‘servía’ en su puesto, realmente ‘se servía’ de su puesto, es decir, buscaba compensar con creces su inversión (1). Y como oidor supernumerario, Cevallos se mantuvo en Quito por muchos años.

 

El oidor Cristóbal de Cevallos era un hombre supersticioso, o como lo describió González Suárez, ‘padecía […] la flaqueza de tenerse por favorecido del Cielo con dones sobrenaturales(2). Así, en un almuerzo por ser su cumpleaños, Cevallos dijo ver ‘una imagen clara y perfecta de la Santísima Virgen’ en unas manchas que el aceite de una empanada frita había dejado en un pedazo de papel blanco. Y este hombre, cuenta González Suárez, ‘creyó que era una aparición celestial, un milagro; y lo más curioso del caso fue que a ese papel sucio le rindió culto, y hubo sacerdote que se prestara para celebrar misa en honra de lo que se apellidaba «Nuestra Señora de la empanada»(3). El obispo de Quito, Diego Ladrón de Guevara, por medio de la Inquisición, hizo perseguir y castigar estas ridiculeces.

 

Luego, en 1710, el propio obispo Diego Ladrón de Guevara lo acusó a Cevallos de aceptar sobornos y vender la justicia, y en 1713 el Consejo de Indias ordenó su suspensión del cargo de oidor y su exilio de la ciudad de Quito. Hasta ahí llegó la compensación de su inversión de 1688.

 

(1) Esta es la mentalidad que perpetúa nuestra corrupción.

(2) González Suárez, Federico, ‘Historia general de la República del Ecuador. Tomo IV’, Capítulo décimo octavo, pp. 421-422. Todas las citas corresponden a este texto. También, v. Diccionario Biográfico de la Real Academia de Historia, voz ‘Cristóbal de Ceballos Morales y Borja’.

(3) Un nombre que debería rescatarse para una empanadería con motivos paganos.

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