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Vistazo (II)

18 de mayo de 2009


La edición No 1001 de la revista Vistazo publicó la siguiente noticia en su sección Radar:

Sin visa
El gobierno de Estados Unidos revocó la visa de Miguel Orellana Arenas, ex secretario privado del presidente León Febres-Cordero y su yerno. Estados Unidos revocó la visa de Orellana en base a la disposición 112 de la ley de Inmigración, por actos de ‘corrupción’”.

Miguel “Cleclé” Orellana publicó el libro Santiago de Guayaquil. Una ciudad abierta en el que constan dos fotos aéreas de La Puntilla y Samborondón que tienen el siguiente decidor pie de página: “Metas geográficas y personales de quienes viven en una ciudad abierta”.  (Yo hice referencia a esta memez, acá.)  Orellana postula estas metas que reducen la voluntad de quienes habitamos esta “ciudad abierta” (¡?) a la persecución de un estilo de vida que suele privilegiar el afán de lucro y la exclusión; de manera acaso astuta, MOA no nos cuenta el cómo perseguir ese estilo de vida o, al menos, no nos cuenta su experiencia personal de cómo él lo persiguió.  La noticia de Vistazo, sin embargo, nos ofrece algunas pistas a este respecto.

En un artículo que publicó el 2006 en El Universo titulado El muro y la visa Manuel Ignacio Gómez destacó que el retiro de la visa a los Estados Unidos de América, además del efecto práctico de no permitirle volver a pisar el territorio de ese país al infractor, puede tener “un gran peso simbólico”.  Lo primero es lo único seguro; el “gran peso simbólico” (que debería, a partir de esta sospecha de corrupción, intentar convertirse en el peso de la ley) dependerá, entre otras cosas, del papel que desempeñen los medios de comunicación social para investigar este hecho.  Sin embargo, mala tos: una busca digital arroja solo seis noticias meramente descriptivas del hecho, cuatro de las cuales pertenecen a medios virtuales (las otras dos replican escuetas noticias que se publicaron en prensa escrita: en El Universo y Hoy). 

Ningún análisis, ningún trabajo de investigación, ninguna información de real relevancia nos cuentan los medios de comunicación sobre el caso de este individuo sobre el que existen sospechas de corrupción (de alto nivel, dados sus vínculos políticos) que no merecen soslayarse.  Pero lo dicho, a los medios de comunicación les encanta callar (cuando les conviene).