Meet Harrison Mayes, the coal miner who spread "the word" across the nation and beyond

4 de octubre de 2009

Los religiosos no suelen darse cuenta de lo ridículos que pueden llegar a ser. Pero el procedimiento por el que llegan a serlo es siempre muy sencillo: el religioso suspende el juicio de la razón, se ampara en una creencia irracional (credo quia absurdum es su pelotudo lema) y entonces (para guasa del resto de la humanidad) el guatdefacómetro revienta de gozo. He aquí un ejemplo gráfico, a cargo de Harrison Mayes, el minero del cobre que difundió ‘la palabra’ a lo largo y ancho de su nación y más allá:

El mensaje esencial.
Cansado de que digan que sólo mostró el culo en una zarza, ahora God viene por el Full Monty.
WTF?
Al menos, se puede ahorrar el trabajo de llegar a Pluto (este mensaje también es válido para Tiko Tiko)
La bici interplanetaria, no huevadas.
En español, por si les quedaba alguna duda.
La dos, Polito, la dosh.
Jebús, pesopalabirra.
El gran Harrison, autor de este descontrol ciclístico-planetario.
He salutes you, Mayer!
Dios es generoso, no wonder!
Cuando Harrison se toma su colada de LSD con pepitas de cobre flipa que de veras dejó este adefesio en Júpiter.

El guatdefacómetro anduvo a full. Gracias a Dios existen los religiosos: mientras no rompan los huevos con pretender imponernos a los demás sus irracionalidades resultan tan, pero tan chistosos, que uno podría decir que son todo un misterio gozoso.

2 comentarios:

amanda dijo...

Xvier , que buen mood este de las historietas!
Voy a intentar copiar, me he reìdo un rato largo, otra narrativa del vulgo que sirve para descontracturar a cualquiera!
la ex-periencia religiosa te queda bien!

Xavier dijo...

KM, coincido en una cosa contigo: tus opiniones (me) son irrelevantes (tanto más lo son porque hablan mucho más del emisor del mensaje que de aquel a quien éste se dirige). Sin embargo, no tengo interés en hacerle publicidad a tu alarde de adjetivos insultantes. Recuerdo que tenías una bitácora en la que exhibías una quejica tristeza por una mujer: publícalo allí, si es que todavía la tienes. Dudo, eso sí, que publicarlo te sirva al propósito de hacerla volver. Después de todo, el olvido le viene muy bien a tu irrelevancia. Saludos y suerte.
Amanda, gracias.