El día de la Libertad (y del Olvido)

12 de noviembre de 2020


La Junta de Gobierno de Guayaquil, compuesta por José Joaquín de Olmedo, Rafael María de la Cruz Ximena y Francisco María Roca, decidió el 26 de octubre de 1821 que el 8 de noviembre debía ser un día de celebración. Su razón era poderosa:

 

Después de proclamada nuestra independencia no podíamos llamarnos libres, hasta aquel día en que vencidos dignamente los escollos que presentan siempre las revoluciones en su principio, pudo reunirse la representación de la Provincia, que es el más precioso de los derechos sociales, y el privilegio más noble de los pueblos libres. Este memorable día fue el 8 de Noviembre de 1820…

 

La asonada y la sangre del 9 de octubre era poco frente a la reunión de los representantes de la provincia de Guayaquil aquel ‘memorable’ 8 de noviembre: Lo primero fue la fuerza de unos pocos (afianzada en el cohecho a unos cuantos traidores tiro Escobedo, ojo al piojo), mientras lo segundo era la ley, la expresión de la voluntad general, un ejercicio de la razón.

 

Porque fue ese 8 de noviembre cuando ‘por primera vez pronunció libremente su voluntad el pueblo de Guayaquil, y puso los cimientos de su voluntad política’, por lo que la Junta de Gobierno presidida por Olmedo decretó que fuera el 8 de noviembre ‘celebrado en la Capital y en todos los pueblos de la provincia’ con ‘una misa de acción de gracias al Ser Supremo’, con ‘salva general, repique, e iluminación’, y con la siguientes inscripción que debió constar en la Sala Capitular, escrita en grandes caracteres:

 

GUAYAQUIL INDEPENDIENTE EN 9 DE OCTUBRE : GUAYAQUIL LIBRE EN 8 DE NOVIEMBRE DE 1820

 

Pero en esta pobre tierra de insaciable desmemoria, tal inscripción y la fecha de noviembre que exalta, ya son del olvido.

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