Ocurrió lo esperable (v. El toque de queda (parte I)), esto es, que a la gente no le importó la prohibición de la quema de años viejos. No iba a ser lo mismo de otros años pero se veía claramente que íbamos a estar muy lejos del efecto deseado del toque de queda, esto es, que nadie esté en las calles pasadas las 10 de la noche (v. El toque de queda y la prohibición de quema de monigotes se cumplieron a medias en Guayaquil).
Por supuesto, también ocurrió otra cosa esperable: ningún medio de comunicación masiva de Guayaquil criticó esta ineficacia en el control de la quema porque como es usual desde 1992, es mejor no hablar de ciertas cosas. Esta ineficacia se observa en varios aspectos de la gestión municipal, como es el caso de los controles a la contaminación ambiental (v. ‘A ver, Balsasud’ y ‘El Salado, sin control municipal’) y de los controles a las construcciones en la urbe (v. ‘Mejor no hablar de ciertas cosas, diario El Universo’ y ‘Mejor no hablar de ciertas cosas, diario Expreso’)
No es capaz de controlar el ambiente, la urbe y a los ciudadanos… Pero sí tiene la Alcaldía capacidad para controlar lo que se difunde en los medios de comunicación social, esto es, lo que se discute sobre la gestión municipal en la esfera pública.
Y esto es lo que explica que, a tanta ineficacia de su gestión, se la haya podido disfrazar de éxito.
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