Las dos caras de Cynthia Viteri (o la consistente aporofobia)

22 de diciembre de 2021


Como una Dra. Jekyll y Srta. Hyde de estos trópicos agrestes, la Alcaldía de Cynthia Viteri tiene dos caras, dos tratos diferentes: uno violento y otro con guante de seda. Todo depende de la capacidad económica.

 

Si, por ejemplo, se es un vendedor informal (una definición ambulante de la pobreza), ni aun cuando se gana una acción constitucional de medidas cautelares, la Alcaldía de Cynthia Viteri respeta esta decisión de la justicia. No sólo la rechaza en un comunicado, sino que además la desafía groseramente con el envío de la fuerza represiva municipal para fumigar a los informales. Así, es un doble desprecio: a la justicia constitucional y a los pobres de la ciudad, a quienes se los fumiga como insectos. Y la justificación que ofrece es asombrosa: dice la Alcaldía de Cynthia Viteri que esto ocurre por razones de salud pública, para evitar los contagios de COVID.

 

Pero si, en cambio, se es del poderoso gremio de los transportistas, con capacidad de paralizar la ciudad, la Alcaldía de Cynthia Viteri acepta la situación, aunque la situación pactada perjudique la salud de los habitantes de Guayaquil. Ante la negativa rotunda de la Alcaldía de elevar el valor del pasaje, los dueños de los buses han decidido utilizar la mitad de las unidades para prestar el servicio de transporte público. A diferencia de los informales, a los transportistas nadie los fue a fumigar. En contraste, la Alcaldía ha sido complaciente: les permite a los dueños de los buses sin usar que los parqueen en las calles de la ciudad. Según un concejal de la Alcaldía (uno de esos que se escogieron en un casting) a ellos no se los toca para que no se caldeen los ánimos. Es decir, a los informales se los fumiga, pero a los transportistas se lo trata con pinzas y se les permite incluso el uso irregular de la vía pública.

 

N.B.: Lo curioso es que las razones de salud pública que se esgrimieron para fumigar a los pobres informales, no valen ni un cazzo en el caso de los transportistas. Con la negativa de la Alcaldía de Guayaquil de aceptar un alza del pasaje, lo único que queda es que la misma cantidad de gente que necesita transportarse lo haga, pero apiñada en la mitad de las unidades de transporte disponibles. Así, se obliga a las personas a aglomerarse, todos los días, en tiempos del nefasto COVID. Esta consecuencia de la negativa de aceptar el alza del pasaje es un grave atentado a la salud pública, pero en la agreste Guayaquil esto no motiva la preocupación de nadie.


Porque en eso la Alcaldía es consistente: los más afectados de viajar apiñados son, nuevamente, los más pobres. Es decir, o los fumigas, o los llevas como ganado exponiéndolos al virus más mortal de los últimos tiempos. Total, son los pobres de la ciudad, sus sempiternos extras.  

2 comentarios:

Anónimo dijo...

solo Los psc y madera de Guerrero handestruido la Ciudad y Los comerciante son una Raza en peligro de extension en una Ciudad donde el commercial se vive en todas Las esquinao semaforos....ha elegido una nazi y Hitler atra. de ella nebot solo cuenta Los millones que se lleva de Las fundaciones con plata de la empresas municipals....cuant avaricia sobre la salud y la necesidad de trabajo...o Los Mata fumugando y Los reprime por salir a trabajar.

Martin dijo...

Sería importante saber cuántos de los prohombres guayaquileños son descendientes de traficantes de tierras, de especuladores (o directamente chulqueros) y de self-made men (&women) que comenzaron como vendedores ambulantes.