Justo una semana antes del
terremoto, diario Expreso publicó una noticia sobre el estado de los 45 pasos a
desnivel que tiene Guayaquil (1).
Expreso encontró:
“Desgaste en las juntas, el pavimento y daños en las barandas suelen presentar cada cierto tiempo los 45 pasos elevados vehiculares de la ciudad, pero unos pocos de ellos muestran, además, deformaciones en sus vigas, según especialistas en este tipo de estructuras”.
Expreso entrevistó a un
ingeniero de suelos que manifestó su desconfianza de los sistemas constructivos
utilizados porque
“se trabaja un poco tratando de hacer algún ahorro, lo cual no es conveniente, porque creo que en países como los nuestros donde el mantenimiento es prácticamente cero, las construcciones deben tener una calidad de primera”.
El diario solicitó información
a la Alcaldía de Guayaquil. La respuesta recibida fue que “los pasos a desnivel
de la urbe están operativos y en forma general reciben anualmente
mantenimientos preventivos y correctivos cuando amerita el caso”. Y añadió en
relación con los pasos a desnivel más antiguos, como aquel cuyo colapso causó
la muerte de una persona: “En tanto que los [pasos a desnivel] más antiguos son
periódicamente controlados por especialistas de esta entidad”.
Y así debía ser, porque esa
es una competencia exclusiva de todo "gobierno autónomo descentralizado
municipal", como la Alcaldía de Guayaquil:
COOTAD (2010). |
Una competencia, que debidamente ejercida,
habría evitado una muerte.
En resumidas cuentas:
1) El mantenimiento de los pasos a desnivel es una competencia exclusiva de la Alcaldía de Guayaquil. De acuerdo con la Alcaldía, todos los pasos a desnivel recibían “mantenimientos preventivos y correctivos” y los más antiguos eran “controlados por especialistas”.2) Sin embargo, un reporte periodístico de una semana antes del terremoto constató que ese mantenimiento no era eficiente (v. primero texto citado aparte) y transmitió la desconfianza de expertos en la calidad de las construcciones y su mantenimiento. (v. segundo texto citado aparte).3) Las ondas sísmicas del terremoto del 16 de abril cuyo epicentro se sitúo a 150 kilómetros de Guayaquil ocasionan algunos daños, entre los cuales el más significativo fue la caída de un paso a desnivel (uno de esos que estaba supuestamente “controlado por especialistas”) sobre un vehículo, lo que causó la muerte de una persona.
Es fácil asociar las ideas
expresadas en los párrafos precedentes y señalar responsables. En otras partes
del mundo, sin duda, esto sería un escándalo que motivaría severas críticas a la gestión
de la alcaldía. Pero una inequívoca señal del subdesarrollo es la “incapacidad para
relacionar las cosas, para acumular experiencia y desarrollarse” (2). Y Guayaquil es un vivo ejemplo de
ello, con su argolla política-mediática y su sociedad civil apática. Es fácil
suponer que ningún artículo de opinión se escribirá sobre este tema, ni ninguna
investigación se hará al respecto. Es muy probable que nadie exija nada (salvo
algunas voces aisladas) y que a este muerto, Jorge Patiño Flores, que lo mató un puente que le
cayó encima, también le caerá el silencio.
Guayaquil es una ciudad
dormida. Ni un terremoto la despierta.
(1) Jorge Alvarado, 'Pasos a desnivel una evaluación necesaria', Diario Expreso, 9 de abril de 2016.
(2) Cita del libro de Edmundo Desnoes 'Memorias del subdesarrollo' (1965) llevado al cine por Tomás Gutiérrez Alea.
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