Sardina en oferta

5 de octubre de 2016

En una entrada anterior, mencioné que Paúl Carrasco era una sardina. Esto, por el libro “La fábula del Tiburón y las sardinas” [1956] del guatemalteco Juan José Arévalo (1904-1990), en el cual la sardina representa la parte débil de la relación, devorada por el Tiburón. En el caso de la sardina Paúl Carrasco, su Tiburón es el PSC (1).

En el marco de “La Unidad”, Paúl Carrasco aspiraba a la vicepresidencia en binomio con C. Viteri, pero le dieron calabazas: este audio es elocuente. Carrasco se asintió ninguneado, pero no vencido. Antier salió en una entrevista de TV en la que habló mucho: explicó que en “La Unidad” se había actuado de manera unilateral, excluyente e inconsulta con las bases. Todo lo que hace Paúl Carrasco en su discurso es describir a un Tiburón llamado PSC, pero de ninguna manera lo que dice es sorpresa. Es business as usual, para este partido político.


 
Paúl Carrasco es un actor político que busca su oportunidad. Pensó que era con “La Unidad”, pero le erró. Entonces, ha decidido ampliar su mercado: está dispuesto a conversar con todos, con C. Viteri, con Lasso, con el que venga. Se fue a mostrar en TV para que alguien lo pesque. Y cualquiera que le haga una oferta que mejore las migajas que le dejó el PSC en “La Unidad”, se lo lleva.

Tampoco interesa mucho, pues la oferta de Carrasco es paupérrima: se reduce a proclamar vaguedades y a reemplazar a Alianza País (“quítate tú para ponerme yo”) sin ofrecer nunca un programa de gobierno, ni una explicación de los principios, la legislación y las políticas que se implementarán en reemplazo de los que se han aplicado durante el gobierno de AP (2). Casi no muestra Carrasco otra cosa que no sea una terca ambición de ocupar espacios de poder tras las siguientes elecciones. Y es muy poco.

Así, la sardina se ha puesto en oferta. Pero, tal parece, ya huele a podrido.

(1)El Tiburón (el PSC explicado en tres actos)’, Xavier Flores Aguirre, 30 de septiembre de 2016.
(2) La pobreza retórica de Carrasco se pone en evidencia en estas frases, a guisa de resumen: “al ciudadano al final, ¿qué le interesa? Pan para la mesa, plata al bolsillo, trabajo. Y eso es lo que tenemos que resolver, pero eso se hace ganándole al correísmo” (9:27-9:37). En este discurso falta todo el cómo, toda la sustancia. Pero como Pinoargote como periodista es nulo, entonces qué va a preguntar. 

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