En una entrada anterior,
mencioné que Paúl Carrasco era una sardina. Esto, por el libro “La fábula del
Tiburón y las sardinas” [1956] del guatemalteco Juan José Arévalo (1904-1990), en
el cual la sardina representa la parte débil de la relación, devorada por el Tiburón.
En el caso de la sardina Paúl Carrasco, su Tiburón es el PSC (1).
En el marco de “La Unidad”, Paúl
Carrasco aspiraba a la vicepresidencia en binomio con C. Viteri, pero le dieron
calabazas: este audio es elocuente. Carrasco se asintió ninguneado, pero
no vencido. Antier salió en una entrevista de TV en la que habló mucho: explicó
que en “La Unidad” se había actuado de manera unilateral, excluyente e inconsulta
con las bases. Todo lo que hace Paúl Carrasco en su discurso es describir a un Tiburón
llamado PSC, pero de ninguna manera lo que dice es sorpresa. Es business as usual, para este partido político.
Paúl Carrasco es un actor
político que busca su oportunidad. Pensó que era con “La Unidad”, pero le erró.
Entonces, ha decidido ampliar su mercado: está dispuesto a conversar con todos,
con C. Viteri, con Lasso, con el que venga. Se fue a mostrar en TV para que
alguien lo pesque. Y cualquiera que le haga una oferta que mejore las migajas
que le dejó el PSC en “La Unidad”, se lo lleva.
Tampoco interesa mucho,
pues la oferta de Carrasco es paupérrima: se reduce a proclamar vaguedades y a reemplazar
a Alianza País (“quítate tú para ponerme yo”) sin ofrecer nunca un programa de
gobierno, ni una explicación de los principios, la legislación y las políticas
que se implementarán en reemplazo de los que se han aplicado durante el
gobierno de AP (2). Casi no muestra
Carrasco otra cosa que no sea una terca ambición de ocupar espacios de poder
tras las siguientes elecciones. Y es muy poco.
Así, la sardina se ha
puesto en oferta. Pero, tal parece, ya huele a podrido.
(1)
‘El Tiburón (el PSC explicado en tres actos)’, Xavier Flores Aguirre, 30 de
septiembre de 2016.
(2)
La pobreza retórica de Carrasco se pone en evidencia en estas frases, a guisa de resumen: “al ciudadano
al final, ¿qué le interesa? Pan para la mesa, plata al bolsillo, trabajo. Y eso
es lo que tenemos que resolver, pero eso se hace ganándole al correísmo”
(9:27-9:37). En este discurso falta todo el cómo, toda la sustancia. Pero como Pinoargote como
periodista es nulo, entonces qué va a preguntar.
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