Creo, como Charly García, que Andrés Calamaro no existe. Pero cuando desafía su inexistencia, aparece Calamaro con sus gafas y su “sub-estilo” facilón:
En
una ciudad como Guayaquil, en la que Vilma Palma e Vampiros todavía puede aspirar al estatus de hit de la temporada, Calamaro es una
gran alternativa para el choreo musical. Pues como advierte Capusotto, “¡vamos, te vas a poner a
copiar a Zappa, que es más difícil y vende menos!!!”.
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