YHWH (castellanizado como Yavé, sabrosonixado como “Yatuvé”) es el Dios de los judíos, un Dios
celoso y violento que, en ocasiones, podía ensayar la virtud de la compasión. Guardando
las distancias*, Diego Maradona
también ha sido un Dios iracundo, de lo que ha dado muchos destellos a lo largo
de su vida. Fue épico su regreso a Boca Jrs. en 1995, cuando se enfrentó con el
“Sabalero” Colón de Santa Fe, que
contaba en sus filas con el “Huevo” Toresani. Hubo un encontronazo entre D10S y
Toresani, a éste lo echaron de la cancha y él después atribuyó su expulsión a
Maradona y dijo que el Diego no se atrevería a decirle en su cara lo que
declaró después del partido. Diego le respondió con su divina insolencia: “A
Toresani, Segurola y Habana 4310, séptimo piso, y vamos a ver si me dura 30 segundos”.
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Toresani, por supuesto,
nunca acudió al llamado castigador de Maradona, pero 10 meses después de este
incidente lo contrató Boca Juniors, donde todavía la 10 la portaba el Diez por
antonomasia. Toresani admitió tener “incertidumbre”, los muchachos lo cargaban.
Fue al primer entrenamiento y Maradona lo trató como corresponde a un moderno
Yavé, una deidad a la que también le cabe ensayar la compasión, que también
puede ser generosa con su prójimo (si le da la gana): “Huevo, ya pasó, bienvenido a Boca. Te felicito y no hay rencores”.
Palabra de D10S. R: Te alabamos, Diegol.
*
Saldadas a favor del Diego, claro, pues él cuenta con el increíble beneficio de
existir.
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