Notre-Dame et moi

18 de abril de 2019


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Never been to Paris, pero de haberlo hecho, habría tenido unas buenas dos millones de cosas más interesantes que hacer que visitar una pinche iglesia, aunque sea esta súper-dúper-archi-famosa. He entrado a varias a lo largo de mi vida en muchos países de América y Europa, para encontrar en ellas un común denominador: en arquitectura son, para mí, lo que en literatura es Paulo Coehlo: una bonita y rentable pendejada, de la que resulta mejor prescindir. Y esto va para todas las pinches iglesias católicas del mundo mundial, sin discriminación alguna.

Así, en un plano estrictamente personal, que se queme la iglesia de Nuestra Señora de París me vale un “oh, qué lindas son las iglesias cuando arden”.

Y fue ocasión propicia para contestar, como en Gone with the wind (apropiado título) y en bilingüe rima:

- “Oye, Xavi, que se quema Notre-Dame”
- “Frankly, my dear, I don’t give a damn”

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