Se les han caído las
caretas, se reboza el país de mediocridad y de injusticia. Esa es la plena. (Hay
que hacer una mención especial para la basura en que se ha convertido María
Paula Romo: si tuviera decencia, hace rato se hubiera botado de este basural.) Los
que reemplazaron en el poder a Correa, con la excusa de perseguirlo, no lo han
hecho mejor que él: no han avanzado el país, lo han retrocedido a los noventas,
ochentas. Han resucitado a muertos como Juanita Vallejo, Marcelo Merlo y el “Notorious NCP” Julio César
Trujillo, tremendo anciano decrépito que por decenas de años había dicho que
era de respetar el Estado de Derecho para venir en el ocaso de su existencia
a trapear con él, al mando de un Consejo Transitorio de notoria actuación inconstitucional.
Son tantas las cosas que este
Gobierno ha hecho mal, pero lo más grave es el abandono de sus dos más
importantes causas, las que pudieron hacer pensar a algunos imbéciles que a
esta gente la animaba alguna aspiración noble. La primera, el abandono de la
defensa del Estado de Derecho por la concentración de poder: estaba malo cuando
Correa concentraba el poder, pero es de aplauso cuando el decrépito Trujillo lo
hace. El segundo: la libertad de expresión es lo más sagrado, pero ya no. Dicen
que Correa la censuraba, pero cuando lo hace el Gobierno del Señor Mojón en la
Marea ya no pasa nada. Todas esas marionetas del sistema pagadas desde afuera (Fundamedios
et al.), demuestran que son eso y
poco más.
El caso de Ricardo Patiño
pone en evidencia este segundo hecho. El dipsómano violento de Andrés Páez
amenazó con “incendiar” Quito (una de las paradojas de la historia es que un
serrano vocalice el sueño de muchos guayacos independistas to the extreme) pero eso era protegido por la libertad de
expresión. Alfonso Pérez dijo que había que hacer con Correa lo que una masa
enfurecida hizo con el bisabuelo de Andrés Páez, Ulpiano Páez:
arrastrarlo por las calles y quemarlo en El Ejido. Con la variante de que había
que introducirle en la lengua un anzuelo de pez espada (debe ser un aficionado
a la pesca, este señor). Nadie se incomodó con eso, lo tomaron como ejercicios
díscolos de la libertad de expresión.
Que es lo que eran. Ambas
cosas son imbecilidades, pero no pasa nada. La democracia ecuatoriana (for whatever purpose is wrong) puede
soportar estas imbecilidades, son casi su rutina de stand-up. Pero de repente se toma una frase dicha por Patiño en
octubre y se la convierte en objeto de persecución política. Patiño dice en el
video por el que se le imputa un delito cosas muy inferiores a las dichas por los
serranos Páez y Pérez sobre Quito y Correa. Pero a él sí está bien perseguirlo,
¿no? No serán tan jueputas (o malitos, como dicen por allá).
Pero lo son. Y ponen al
Estado a perseguir, a esa negrita que ganó el concurso de Fiscal con esa cifra
de vergüenza, 10/20. Así la estrenan, pobre de ella. Si al escarnio de su selección tramposa se le añade la vergüenza de iniciar persecuciones tan palurdas,
sólo un triste final puede esperarle a la Fiscal de Ébano. El mismo que al
Gobierno de Moreno.
La historia se ocupará de
este basural, que se apropió de causas nobles y de personas que se reputaban
correctas (como Romo y el Notario Trujillo)
y las tiró a la marchanta.
N. B.: Sobre el uso del término “negrita”, es necesaria una aclaración.
N. B.: Sobre el uso del término “negrita”, es necesaria una aclaración.
1 comentarios:
No pues Xavier ¿como va a ser ébano? Quien no llega ni a regalo de reyes para niños malcriados
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