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Juan Larrea Holguín (Naipe Centralista)

22 de enero de 2017



Sacerdote: “Caballero que reivindica como propio el sendero interior que conduce al Paraíso, y quiere cobrar peaje sobre el mismo”, según la definición de Ambrose Bierce en su Diccionario del Diablo (1).

 
Este naipe corresponde a un sacerdote con una característica especial: es un sacerdote “centralista”. Pero uno que cuenta con una estatua en el centro de Guayaquil, adyacente a la Catedral, que tiene una placa que relata su carrera eclesiástica y que destaca el que, como jurista, Larrea “se ha ganado el título del escritor más prolijo del Ecuador” (2).

 
Es decir, un centralista con suerte.

(1) Voz “sacerdote”. En rigor, un marchante con ventajas impositivas.
(2) Mi recuerdo de sus publicaciones sobre derecho de familia es el de que eran verdaderos espertentos.

Mauricio Pozo (Naipe Centralista)

30 de octubre de 2016



El “Naipe Centralista” lo registra a Mauricio Pozo en el 9 de diamantes, uno de los “perros” en el 40. Un sujeto de “centralismo extremo”, cuya sede emocional “está en Washington” y que ahora suena como posible vicepresidente para la candidata presidencial del PSC.

A día de hoy, el PSC anda tan de capa caída que busca sus alianzas en los políticos del “Naipe Centralista”: por lo pronto, está aliado con esta versión moderna de Fabián Alarcón que es el jetón Ramiro González (1) y hay la posibilidad de que este “tecnócrata de oficio” (el 9 de diamantes) sea su binomio.

‘La Unidad’ se desgranó y los dejó solitos (pues decir González es decir soledad), su discurso es cansino por histriónico y hueco y, para remate, se vislumbra a un tecnócrata centralista como su posible candidato a vicepresidente. El PSC es un barco a la deriva.  

(1) Pactar con sujetos como Fabián Alarcón no es ningún problema para el PSC: fue precisamente el pacto entre esta tienda política y ese político bailarín lo que dio luz verde al primero de los tres golpes de Estado del decenio 1996-2006, que certificó la defunción institucional de nuestro paisito mal hecho. El Congreso Nacional de aquel entonces, presidido por Alarcón, se limitó a seguir el guion que dibujó el ingeniero Febres-Cordero. 

Jorge Salvador Lara (Naipe Centralista)

24 de julio de 2016

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En su ‘Breve historia contemporánea del Ecuador’, Jorge Salvador Lara (1926-2012) menciona una supuesta repercusión mundial (¡?) de la ‘Revolución de Quito’, ese ladino juramento de fidelidad al Rey de España Fernando VII sucedido el año de 1809 (1). Esta alusión exagerada de Salvador Lara grafica muy bien las dos características que son transversales a su libro de historia: una visión serrano-céntrica y pomposa de la ecuatorianidad.

 
Otrosí: el libro de entrevistas de Pablo Cuvi a este caballero es un deleite (2).

(1) En un atlas (editado por el Ministerio de Defensa Nacional y el Instituto Geográfico Militar) aparece, en la sección 'Geografía política': “Fiesta de Independencia (de España): 10 de agosto de 1809”, en: ‘Atlas geografía esencial del Ecuador’, Instituto Geográfico Militar, Quito, 2013, p. 10 (el libro es un extracto del ‘Atlas geográfico de la República del Ecuador’, cuya segunda edición se publicó ese mismo año).
Vaya adefesio. ¿Y el 24 de mayo de 1822? ¿Es que trocearlo a Abdón Senén no sirvió de nada?
(2) Cuvi, Pablo, ‘Jorge Salvador Lara: con la fe por delante’, Noción Imprenta, Quito, 2012.