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El futuro fracaso de 'La Perla'

26 de octubre de 2016


Finalmente, llegó el día: una de las dos novedades prometidas durante la cuarta campaña de Jaime Nebot para la Alcaldía de Guayaquil ha sido cumplida (1). ‘La Perla’, una rueda moscovita de 57 metros de altura, ha empezado a funcionar desde las 10h00 de la mañana de hoy. De ella, el arquitecto Eduardo McIntosh escribió unos meses atrás las razones por las que fracasará (2). Sintetizaré sus razones en tres ideas, y en contraste con la atracción turística con la que el alcalde Nebot suele comparar a este emprendimiento: el ‘London Eye’.

1) El número de turistas: La alcaldía de Guayaquil pone los caballos detrás de la carreta. El flujo anual de turistas de Londres, ciudad donde se encuentra el ‘London Eye’, es de 15.000.000, mientras Guayaquil tiene treinta veces menos, alrededor de 500.000. Así, de un número grande de turistas que visite la ciudad, algunos podrían ir a ‘La Perla’. Pero un gran número de turistas no vendrá a la ciudad porque se haya instalado ‘La Perla’. Los turistas son más inteligentes que eso (3).

2) La rentabilidad: En Londres, la entrada cuesta desde 25 USD en adelante. Además, el ‘London Eye’ tiene un esquema de ‘naming rights’ financiado por British Airways y la francesa EDF (la ventaja de llamarse Londres). En Guayaquil, la entrada más barata cuesta 3.50 USD y no cuenta con ningún financiamiento adicional. Únicamente con el apoyo de la Alcaldía de Guayaquil, la que cedió con facilidades un espacio público para realizar una inversión privada (la ventaja de ser amiguito del alcalde) (4).

3) La ubicación: Londres es una ciudad en la que el ‘London Eye’ es apenas una atracción adicional. Situado sobre el ‘South Bank’, en un malecón no cercado sino integrado a la ciudad, el ‘London Eye’ está localizado en un espacio lleno de atractivos (incluido uno llamado ‘Undercroft’, dedicado a skaters y grafiteros). Además, Londres es en sí mismo un hub internacional, la capital cultural y financiera de Europa y una ciudad con un flujo anual de 15 millones de turistas. Guayaquil tiene apenas el Malecón 2000, copia barata del Bayside de Miami.

*

El alcalde Nebot está equivocado en su comparación de ‘La Perla’ de Guayaquil con el ‘London Eye’ de Londres. Mientras el ‘London Eye’ es un ejemplo de inversión capitalista en una ciudad pujante, ‘La Perla’ de Guayaquil es un ejemplo de ‘capitalismo de amigos’ (crony capitalism) de una ciudad decadente (5). Mientras el ‘London Eye’ es un motivo más de orgullo para una ciudad con una potencia cultural formidable (la ciudad con mayor cantidad de museos gratuitos en el mundo, p. ej.), ‘La Perla’ evidencia el tamaño de nuestro provincianismo. Como lo ha advertido McIntosh: “Una réplica barata del London Eye en el malecón de Guayaquil sería lo mismo que la torre Eiffel de Vinces, un hazmerreír” (6).

"I wanna be like Vinces". Guayaquil, ciudad aspiracional. Fuente.

El alcalde Nebot está equivocado. Cuando inauguró unas fuentes de agua el 31 de octubre de 2011 (hace casi cinco años), Nebot anunció que aquel era un “ícono turístico a nivel nacional e internacional que convocará diariamente a muchísimas personas para disfrutar de estos juegos” y que traerá “inversión, empleo y bienestar” (7). Por supuesto, el alcalde se equivocó de cabo a rabo. Ni acudió el turismo (¿en serio pensaron que iba a ir a ese adefesio? –hay que ser idiota), ni hubo “inversión, empleo y bienestar”. Pura paja.

Pues como será ‘La Perla’, ni más ni menos.

(1) La otra promesa de campaña era un nuevo monumento a Guayas y Quil, ese mitológico adefesio que costó dos millones y medio de dólares, v. ‘El monumento a Guayas y Quil’, Xavier Flores Aguirre, 11 de diciembre de 2016.
(2) Guayaquil: Drinking the Kool Aid’, Eduardo McIntosh, 13 de enero de 2016.
(3) La alcaldía de Guayaquil los subestima, pues los juzga con el mismo rasero con el que juzga a los habitantes de la ciudad que administra.
(5) Como lo afirma el economista Walter Spurrier: “Quito, capital económica indiscutible”, título que perdió Guayaquil durante la administración de Jaime Nebot, v. Walter Spurrier, ‘Guayaquil se rezaga’, Diario El universo, 22 de febrero de 2015.
(6)Guayaquil: Drinking the Kool Aid’, Eduardo McIntosh, 13 de enero de 2016.
(7) Dijo, en acto de comicidad involuntaria, que esas fuentes de agua ponían a Guayaquil “a nivel de ciudad como Barcelona y Las Vegas”: Tremendo pedo mental, v. ‘Fuentes de cerveza (ante el fracaso de las de agua)’, Xavier Flores Aguirre, 27 de mayo de 2016.

Promesas incumplidas (15 años después)

25 de julio de 2016


Esta fotografía captura las promesas hechas (o mejor dicho, publicadas) un día como hoy, 25 de julio, pero de hace quince años.  

Fuente: Diario El universo (25 de julio de 2001).
Diario El universo publicó estas promesas del alcalde Nebot el 25 de julio de 2001, en las primeras fiestas julianas que el alcalde presidió. Varias de ellas se mantienen incumplidas, quince años después: el estero Salado continúa sin ser “rescatado” (es decir, continúa pudriéndose a vista y paciencia de los guayacos), las soluciones “inmediatas y mediatas en materia de transporte público” han sido ineficaces (su proyecto estrella, la ‘Metrovía’, está fallido) y el transporte acuático “por el río Guayas y el estero Salado” es inexistente.

Guayaquil es una ciudad sin memoria, donde la autoridad (siempre que sea socialcristiana) puede fracasar en aquello que prometió y nadie reprochárselo: tal es la enorme ventaja de tener una prensa servil. Tan sin memoria es Guayaquil, que festeja cada 25 de julio una fundación que nunca existió (1), al tiempo que su Alcalde, para justificar el despilfarro de millones de dólares en una estatua, no duda en alimentar una leyenda creada por Pino Roca, indicando que esos son “nuestros orígenes” y que “de allí venimos” (¡?).

Fuente: El Twitter de este vendehumo.
(1)El azar de un nombre’, Xavier Flores Aguirre, 3 de noviembre de 2016.

Prensa al servicio del poder municipal

2 de julio de 2016


Las entrevistas de los miércoles del alcalde Nebot son lo que su discurso político necesite, porque de información a la ciudadanía suelen tener muy poco. Es un programa semanal de opinión política, pero de una opinión política hecha a la medida del alcalde.

El alcalde es un itinerante de sus radios amigas, desde las que los miércoles por la mañana despacha a gusto, acompañado de unos periodistas que no están allí tanto para informar al público como para hacer verosímil una puesta en escena a favor de la autoridad. Esto requiere de decenas de periodistas desprovistos de sentido crítico, al menos si de entrevistar al alcalde se trata (1)

La entrevista de este miércoles 29 de junio se realizó en radio Morena (de propiedad de un excoideario socialcristiano, Luis Almeida) y los entrevistadores fueron Daniel Solórzano, Raúl Aguirre y otro más que hizo la introducción del resto pero que no se identificó (2). Voy a resumir las intervenciones que los periodistas le hicieron al alcalde Nebot durante la entrevista para que éste desarrolle sus respuestas, con mis comentarios.

 
Primera intervención [0:17]: Empieza Daniel Solórzano. Le pregunta a Nebot sobre las declaraciones del presidente Correa en torno a la candidatura de Cynthia Viteri. Termina su pregunta con la frase: “¿tan mal está el candidato del oficialismo que tiene que agradecer, señor alcalde?”. 

Comentario: La pregunta es un pie de amigo. Nunca una interrupción, ni para aclarar detalles. Ni cuando dice que “va a haber segunda vuelta”. Se vislumbra un acuerdo tácito entre el entrevistador y el entrevistado: el único candidato del oficialismo es Jorge Glas (esto, porque si se lanza Moreno, Nebot no se lanza; si se lanza Glas, podría pensar que tiene las “garantías” suficientes para ganar)

El acuerdo estaba dado en uno de los comunicados de prensa del PSC. De este marco no se movió la entrevista.

Segunda intervención [3:39]: Esta pregunta es sobre las declaraciones del candidato de "la tendencia". Nuevamente, a correr que todo es pampa. 

Comentario: Nebot cuenta una infidencia: “me han contado por ahí”, dice Nebot, “que [Guillermo Lasso] está molesto”. Pero lo llama a la reflexión: “Pero tranquilidad, si va a haber segunda vuelta, y va a haber porque ningún candidato del gobierno va a llegar al 40%.... y en esa segunda vuelta, estarán los dos que más votos tengan, y el pueblo podrá elegir al que quiera, no hay que preocuparse, no hay que disgustarse”. Esta idea descansa en dos supuestos: 1) Siempre habrá segunda vuelta; 2) Uno de los candidatos en esa segunda vuelta será oficialista (idealmente, "Glass"). El PSC requiere de candidato presidencial propio como apoyo para la elección de asambleístas de su partido (esta opción no la iban a resignar). Pero una vez cumplido el rol del candidato propio, el de "la tendencia" (G. Lasso o C. Viteri) que llegue a la segunda vuelta frente al oficialismo debería unificar a la tendencia opositora. Entrevistador y entrevistado coinciden en omitir a Lenin Moreno de la conversación, en la que el alcalde discurre libremente hasta dar el paso a la siguiente pregunta.
 
Tercera intervención [8:01]: Esta pregunta es sobre las declaraciones del "aliado" Paul Carrasco. El entrevistador dice que "lo desnudan".

Comentario: Oportunidad para lucirse: Nebot disiente de la opinión del periodista, porque él defiende que Carrasco disienta (el mismo entrevistador entonces acota: “está en su derecho”). Luego Nebot se embarca en una defensa ininterrumpida a favor de la ‘Unidad’  (incluye expresiones como “sin sectarios” y “la gente ignora cosas, habla zoquetadas, así es la vida”) donde refiere un núcleo conceptual (“libertad, progreso…”), del que nunca se le piden precisiones.

Cuarta intervención [14:03]: Un comentario del entrevistador sobre la reunión de "La unidad" en Cuenca.

Comentario: La respuesta desembocó en un mandar a tomar "valeriana o pasiflora".

Quinta intervención [15:11]: Otro comentario del entrevistador, esta vez sobre el "primer comunicado" del PSC al que llama “un plan de gobierno adelantado”.

Comentario: Nebot no puede estar más de acuerdo: "Qué bien que usted lo interprete de esa manera". Luego viene un símil entre la crisis y el cáncer: “primero que no se riegue”, para lo que propone tres medidas. Esto incluye la expresión “Jesucristo no va a venir a administrar el país y Mandrake no existe”, una larga diatriba contra el gobierno central y un elogio a C. Viteri. Cierra con la siguiente admonición, que cifra en una frase el populismo autoritario que Nebot encarna: “Al que le gusta que es al pueblo, que le guste, y al que no le guste, perdóneme la expresión, que se joda” (22:22).
 
Sexta intervención [22:28]: Empieza el entrevistador no identificado, pero Nebot lo interrumpe para hablar exaltado de "ponerse la camiseta de la Patria". Finalmente, el periodista logra preguntar sobre las asignaciones para el mes de julio. Dos tópicos vienen a cuento: la lucha por los recursos y la administración eficaz (Jesucristo y Mandrake vuelven a acompañar su exaltada retórica). Esta es la parte informativa de la entrevista: anuncia una planta de tratamiento de aguas negras, la sustitución del alcantarillado en una parroquia urbana, la Aerovía, el monumento a Guayas y Quil (“lo que somos, sabiendo de dónde venimos, para saber adónde vamos” -24:45) (3) y lo que él llama “todas las obras del caso”. 

Séptima intervención [25:55]: Un comentario zalamero. El mismo entrevistador dice contento: “He ahí entonces, por eso es que se escucha en la Patria que el espejo donde quieren mirarse los ecuatorianos es Guayaquil".

Comentario: La respuesta de Nebot es bastante random. Pero el comentario del periodista revela el tono de la entrevista.

Octava intervención [26:31]: Entra Raúl Aguirre y formula una pregunta sobre el puerto de Guayaquil. Ello le da oportunidad a Nebot para desenmascarar a guayaquileños que son “fariseos”, a los que nunca individualiza, ni nadie le pide que lo haga. Concuerda con el gobierno, en una larga diatriba, la que concluye así: “Yo soy adversario del gobierno cuando el gobierno hace mal y soy amigo del pueblo cuando las cosas se hacen bien” [30:03], frase que incorporó a su Twitter.

Ejercicio de autoridad y apelación popular: ¿Adivinan qué es?
 
Novena intervención [30:25]: Vuelve Solórzano. Empieza una pregunta sobre la candidatura de Viteri “si es que la Unidad así lo acuerda”, Nebot lo interrumpe, dice que esa candidatura no depende de ese acuerdo; el entrevistador trata de retomar la pregunta y dice que Viteri es una mujer “limpia” y Nebot lo vuelve a interrumpe para elogiar a la Viteri y dice “y no le digo que es una mujer con pelotas porque es demasiado procaz decirlo”. Nuevamente, por tercera vez, el entrevistador trata de retomar la pregunta y dice que el alcalde recorre el país y por tercera ocasión Nebot lo interrumpe para decirle, esta vez a los gritos, “y qué hace Nebot viajando si no quiere ser candidato, ¿sabe lo que hago viajando? Recorriendo el Ecuador para que mis ideas sean compartidas por el pueblo ecuatoriano, ¿o también tengo que pedirle permiso a los candidatos a la Presidencia de la República? Yo soy de los que pide perdón, permiso no he pedido ni a mi mujer, señor” [32:07].

La entrevista termina así, entre risas celebratorias por la ocurrencia última del alcalde y Daniel Solórzano diciendo: “Señor, esa era la respuesta”.

Comentario: El chiste se cuenta solo.

Nueve intervenciones de tres periodistas en 32:30 minutos, en los que no hubo un sólo cuestionamiento. Hubo preguntas cómodas, elogios indisimulados y un constante amoldarse al monólogo del alcalde, donde él dice lo que le da la gana y de la manera que le da la gana, sin privarse de demostrar su machismo y su bravuconada, celebradas por sus comparsas en la cabina radial. 

Esta es la evidencia en video de un periodismo al servicio del poder municipal.

(1) Cuando la derecha socialcristiana está ante una observación de sentido crítico, lo usual no es rebatir la idea con un argumento, sino descalificar al emisor de la idea. Los términos más socorridos del vocabulario socialcristiano en estas circunstancias son "sectarios" y "odiadores", lo cual se corresponde bien con la idea que tiene el Municipio de sí mismo como una entidad para-politica, de carácter cívico (porque increíblemente, el Municipio distingue entre "el Estado" y el Municipio, como si éste no fuera parte integrante de aquel).
(2) '29 DE JUNIO DE 2016 Enlace radial del Alcalde Jaime Nebot', Alcaldía de Guayaquil, YouTube.
(3) Increíble que le conceda atributos históricos a una fábula, a la que le dedica un costoso monumento "hecho con una ejecución tardía y pobre", v. 'El monumento a Guayas y Quil', Xavier Flores Aguirre, 11 de diciembre de 2015.

El monumento a Guayas y Quil

11 de diciembre de 2015


En el Plan de Gobierno 2014-2019 del candidato Nebot, en el que la normalidad era la sucesión de lugares comunes y los variados usos del verbo ‘continuar’, lo excepcional fue el ofrecimiento de dos únicas novedades: la construcción de una rueda moscovita y de un monumento a Guayas y Quil. Aunque justo es decir que el monumento a Guayas y Quil no era ninguna novedad.

Porque con ocasión de la inauguración del muelle del Malecón 1900 la noche del 27 de octubre del 2003, el alcalde Jaime Nebot anunció que “un escultor español será el encargado de hacer una nueva escultura de Guayas y Quil”, la que se ubicaría “en uno de los islotes que hay en el río” (1). Este anuncio sobre un monumento a la fábula ideada por José Gabriel Pino Roca parecía cumplirse. Porque en marzo del 2004, el director de cultura del municipio, Melvin Hoyos, afirmó que el encargado de la obra era el escultor español Víctor Ochoa (el mismo que se encargaría de ‘Febres-chuchaqui’, años después) y que en ese entonces se fundía el monumento a Guayas y Quil, “que estará ubicado en el islote Cross del río Guayas” y que supuestamente iba a medir “40 metros de altura”, se iba a hacer “de bronce y hormigón” y cuya base tendría “la forma de la Estrella de Octubre, ícono de la ciudad”, en cuyas puntas, según Hoyos, habría “un muelle donde llegará el transporte fluvial” mientras que la parte superior de la estatua sería “un mirador turístico” (2). Un proyecto ambicioso, que nunca se concretó.

Desde entonces, pasaron casi diez años: aquello que supuestamente ya estaba en curso en el 2004 se recicló alegremente para la campaña de febrero del 2014, pero desprovisto, ya en su ejecución, de muchas de las características que lo habrían hecho interesante: sin la espectacularidad del monumento original (reducido ahora a 25 metros), sin el trasporte fluvial y sin el mirador turístico (3). Reciclado y empobrecido en su concepto, usado para reemplazar un monumento anterior a esta misma fábula a un costo de 2.450.000 dólares, de todas maneras el alcalde Nebot anuncia con entusiasmo este monumento “para sentir orgullo y sonreír” y su departamento de turismo lo presenta como un atractivo de la ciudad. (4)

En resumidas cuentas: un monumento a una fábula, con una ejecución tardía y pobre, postulado como un atractivo turístico digno de orgullo. Toda una postal de la “modernidad” del alcalde Nebot.

(1) Se inauguró anoche muelle del Malecón 1900, El universo, 28 de octubre del 2003.
(4) Para el monto, v. Escultura de 25 m de Guayas y Quil, El universo, 2 de abril del 2014; para la opinión de Nebot, v. Jaime Nebot exige que se permita progreso para vivir en libertad, El universo, 9 de octubre del 2015; para la escultura como atractivo turístico, v. Monumento a Guayas y Quil, Turismo y promoción cívica EP. Nótese que la empresa municipal dice que la escultura tendrá 30 metros, cuando la información de la prensa afirma que será de 25 metros (15 la escultura y 10 la base). El alcalde Nebot, por su parte, refirió este 2015, ya con la obra en curso, que tendría 36 metros (v. El bicentenario debe celebrar que nos mantenemos libres, El universo, 24 de mayo del 2015). Lo suyo es vender humo, de profesión.

El azar de un nombre

3 de noviembre de 2015


Publicado en diario El telégrafo el 3 de noviembre de 2015 como "En la urbe prevaleció el nombre indígena, Guayaquil, antes que el hispánico Santiago".

El interés de las autoridades políticas (nacionales y locales) por el pasado indígena de Guayaquil se reduce casi de manera exclusiva a su uso como recurso para la oratoria pomposa.  Por esta razón, lo que se conoce de los pueblos aborígenes que poblaron los territorios en los que se asentó la ciudad de Santiago (durante sus varios traslados por la cuenca del Guayas) ha tenido más de invención fabulosa que de rigor histórico.

Tres son los pueblos aborígenes que tuvieron parte en la fundación de Guayaquil: los huancavilcas, los chonos y los punáes.  Para el guayaquileño en general, sin embargo, esta participación resulta desconocida o, peor aún, infantilizada por fábulas como la de ‘Guayas y Quil’ (a la que el municipio hoy le construye un nuevo monumento) (1).  Ello, a pesar de existir evidencia sobre esta participación en crónicas y documentos del período de conquista, así como en modernos estudios históricos sobre la fundación de la ciudad.  De hecho, en la evidencia del período de conquista se demuestra que los huancavilcas eran “indios de paz” (así fueron descritos por el capitán Diego de Urbina, uno de los primeros alcaldes de la ciudad, en su carta al Rey de España fechada en mayo de 1543) mientras que los chonos eran considerados belicosos y guerreros.  Pero para la fábula oficial y útil a la retórica política, los huancavilcas son el pueblo aguerrido y los chonos, un pueblo olvidado.

Los modernos estudios históricos sobre la fundación de Guayaquil han permitido aclarar la confusión sobre su “proceso fundacional” empezado en 1534 y culminado en 1547, el año de su asentamiento definitivo.  Es importante que estos estudios se reconozcan y valoren, pues es el rigor histórico el que debe prevalecer por sobre las fábulas convenientes a los políticos, por mucho que a éstos les pese.  A partir de esta idea, el presente artículo busca satisfacer dos propósitos: el primero, destacar la curiosa paradoja de que a pesar del desconocimiento generalizado de su pasado indígena, haya sido un nombre indígena el que terminó por identificar a la ciudad; el segundo, resaltar la obra de Miguel Aspiazu Carbo (1905-1991) cuyo libro Las fundaciones de Guayaquil, publicado en 1955, fue el punto de partida para pensar la fundación de Guayaquil con seriedad documental.  Los trabajos posteriores de Dora León Borja de Szászdi y Adam Szászdi y de Julio Estrada Ycaza completaron y profundizaron el camino que Aspiazu señaló.      

Para los propósitos de este artículo es necesario comprender cómo construyó Miguel Aspiazu Carbo su argumentación.  En el prólogo escrito para el ‘Acta de Fundación de la Ciudad de Santiago de Guayaquil (Santiago de la Provincia de Quito) 15 de agosto de 1534’, publicada en los Cuadernos de Historia y Arqueología de la Casa de la Cultura en julio de 1970, este autor explicó de una manera sucinta las razones por las que él entendió que existía identidad entre la ciudad de Santiago de Quito fundada en 1534 y la ciudad de Santiago de Guayaquil que en 1547 se asentó de manera definitiva en el Cerrito Verde (hoy Cerro Santa Ana).

En resumen, el razonamiento de Aspiazu se originó en documentos que constan en el tomo I del Libro Primero de Cabildos (conocido como “Libro Verde”) que publicó el Archivo Municipal de la ciudad capital con ocasión de los cuatrocientos años de su fundación.  Aspiazu hizo una atenta lectura del acta de fundación de la ciudad de Santiago de Quito (hecha por el capitán Diego de Almagro el 15 de agosto de 1534 en Cicalpa, cerca de la actual Riobamba) así como de la provisión de Francisco Pizarro del 22 de enero de 1535 en la que esta autoridad confirmó los cargos de aquellos a los que Almagro había designado como alcaldes y regidores tanto de la ciudad de Santiago de Quito como de la villa de San Francisco de Quito (fundada el 28 de agosto de 1534 por el mismo Almagro, en el mismo asiento de la ciudad de Santiago).  De esta lectura, Aspiazu concluyó que “no por haberse fundado el Cabildo de la villa de San Francisco de Quito había dejado de existir el de la ciudad de Santiago de Quito”, pues es obvio que si esto fuera así, no tendría sentido el que Pizarro confirmase alcaldes y regidores para ambos lugares, la ciudad de Santiago de Quito y la villa de San Francisco de Quito.  En ambos casos, el término “Quito” se refiere a la región, no a la ciudad que hoy es la capital del Ecuador.

A partir de esta idea, Aspiazu intuyó que el Santiago de Guayaquil que creció en la ribera del Guayas era la continuación del Santiago de Quito que se fundó en las montañas serranas.  Para confirmar esta intuición, Aspiazu necesitaba, primero, la evidencia de la facultad para trasladar la ciudad de un sitio a otro y, segundo, la evidencia del uso de Santiago de Quito para identificar a la ciudad que se ubicó en la ribera del Guayas.  Aspiazu consiguió lo primero en el libro Cedulario del Perú publicado por el historiador peruano Raúl Porras Barrenechea en 1944, “en cuya página 163 del primer tomo consta la Cédula Real hecha en Toledo el 4 de mayo de 1534, por la que, a solicitud de Pizarro, expresamente se lo autoriza para que cada y cuando le pareciera que un pueblo fundado o que fundare se deba mudar de sitio lo pudiese mudar al sitio que le pareciese, con su nombre” (el libro se lo envió el propio Porras desde el Perú). 

Lo segundo, Aspiazu lo consiguió en el documento 451 de la colección Harkness (una colección de documentos relativos a la conquista del Perú que el millonario y filántropo estadounidense Edward Stephen Harkness donó a la Librería del Congreso de su país) en el que se publicó la copia de una provisión del Rey de España fechada en septiembre de 1540, en la que constaba el nombre de Santiago de Quito para identificar a la ciudad asentada en la ribera del Guayas.  El original reposaba en los archivos del Cabildo de la ciudad (años después perdidos por los incendios) y hasta allá viajó el escribano Sebastián Sánchez de Merlo para hacer la copia fiel de la provisión y asentó claramente en ella la fecha (29 de setiembre de 1541) y el lugar donde la realizó: la ciudad de Santiago de Quito, pues “era la ciudad de Santiago en la provincia de Quito, no en la de Chile o de Cuba o de Guatemala o de Compostela”, como bien precisa Aspiazu.

Es así que la ciudad que fue fundada con el nombre de Santiago en la provincia de Quito tuvo diversos nombres en sus primeros años, según el sitio de su asiento.  Aspiazu recordó los nombres de Santiago en Estero de Dimas, Santiago del río de Amay, Santiago de la Culata, hasta llegar a Santiago de Guayaquil.  Este autor atribuye el desuso del nombre Santiago a una razón práctica e imprevisible al momento de su fundación en 1534: “seguramente para evitar confusiones al haber surgido ya, más al sur del Pacífico, Santiago de Chile”.  Al día de hoy y desde hace siglos, nadie en Guayaquil se refiere a sí mismo como “santiaguino”, como sí lo hacen quienes habitan Santiago de Chile o de Cuba o del Estero.

Así, es obra del azar y curiosa paradoja el que una ciudad con tan escasa memoria de su pasado indígena haya perdido su nombre hispánico y haya terminado por ser conocida universalmente por un nombre indígena: el nombre de aquel que era cacique de estos territorios (Guayaquile) antes de que lleguen los españoles a ocuparlos por la fuerza.  Y es de justicia rendirle homenaje a Miguel Aspiazu Carbo, quien en una ciudad devota a las fábulas para explicarse su origen, se dedicó a obtener con esfuerzo, ingenio y rigor una explicación histórica razonable para dilucidar aquello que durante siglos se desconoció: la fundación de Santiago, la ciudad que se asentó en los territorios del cacique chono Guayaquile, de quien finalmente tomó su nombre.

(1) Sobre este monumento "a una fábula, con una ejecución tardía y pobre", v. El monumento a Guayas y Quil, Xavier Flores Aguirre, 11 de diciembre de 2015.