Esta fotografía captura
las promesas hechas (o mejor dicho, publicadas) un día como hoy, 25 de julio,
pero de hace quince años.
Fuente: Diario El universo (25 de julio de 2001). |
Diario El universo publicó
estas promesas del alcalde Nebot el 25 de julio de 2001, en las primeras fiestas julianas que el alcalde presidió. Varias de ellas se mantienen incumplidas, quince
años después: el estero Salado continúa sin ser “rescatado” (es decir, continúa
pudriéndose a vista y paciencia de los guayacos), las soluciones “inmediatas
y mediatas en materia de transporte público” han sido ineficaces (su proyecto
estrella, la ‘Metrovía’, está fallido) y el transporte acuático “por el río
Guayas y el estero Salado” es inexistente.
Guayaquil es una ciudad
sin memoria, donde la autoridad (siempre que sea socialcristiana) puede
fracasar en aquello que prometió y nadie reprochárselo: tal es la enorme ventaja de
tener una prensa servil. Tan sin memoria es Guayaquil, que festeja cada 25 de
julio una fundación que nunca existió (1),
al tiempo que su Alcalde, para justificar el despilfarro de millones de dólares
en una estatua, no duda en alimentar una leyenda creada por Pino Roca, indicando
que esos son “nuestros orígenes” y que “de allí venimos” (¡?).
Fuente: El Twitter de este vendehumo. |
(1) ‘El azar de un nombre’, Xavier Flores Aguirre, 3 de noviembre de 2016.
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