La historia no es reciente; es cierta. Después de una larga madrugada de juerga con mi brother Enrique, una de las personas que yo más quiero en este pinche mundo, y trabajados (debo suponer) por largos vasos de viejo ron, nos echamos a dormir en su cuarto. De repente, Enrique recibe un SMS; no responde. Recibe una llamada a su teléfono móvil; lo apaga. Recibe una llamada a su teléfono convencional; lo descuelga. Le tocan, con desespero, la puerta de la casa; no la abre. ¿Qué pedo? pensaba yo. Su hermano, mi carnal Rafa, se despierta de su borrachera y hace lo que Enrique no hizo: le abre la puerta a la belleza rubia que, acto seguido, se le mete a Enrique en la cama para follarlo, sin contemplación y con usura. Yo, en la cama de junto, a mitad de camino entre risueño y dormido. Este hijueputa, pensaba yo.
Al día siguiente desperté y Enrique preparaba panquecas en la cocina. La belleza rubia yacía sola y dormida en la cama, satisfecha y plácida: una Eva nórdica, calata como un ángel pero sin alas. Lo acreditaron mis ojos aceitunas: tenía un muy buen lomo. Tenía, también, el vello púbico levemente rubio.
La tarde de ese día por X razones, yo, tan alérgico a los coches (por razones de deporte y curda) conducía rumbo a mi casa la carcocha del buen Rafa. Recuerdo, como ayer, el diálogo: este negro es un soberano hijoputa. Su problema es la ambición de todos los demás: el problema de este cabrón, su pinche problema, es que una belleza boreal se le cuela en su cama de madrugada para follarlo.
Adjudíquenme esos problemas, por favor.
Al día siguiente desperté y Enrique preparaba panquecas en la cocina. La belleza rubia yacía sola y dormida en la cama, satisfecha y plácida: una Eva nórdica, calata como un ángel pero sin alas. Lo acreditaron mis ojos aceitunas: tenía un muy buen lomo. Tenía, también, el vello púbico levemente rubio.
La tarde de ese día por X razones, yo, tan alérgico a los coches (por razones de deporte y curda) conducía rumbo a mi casa la carcocha del buen Rafa. Recuerdo, como ayer, el diálogo: este negro es un soberano hijoputa. Su problema es la ambición de todos los demás: el problema de este cabrón, su pinche problema, es que una belleza boreal se le cuela en su cama de madrugada para follarlo.
Adjudíquenme esos problemas, por favor.
6 comentarios:
¿No tendrá por si acaso, esa belleza nórdica, una amiga de similares aficiones, con sentimientos de culpa ajena sobre genocidios pasados, y con intereses en saborear gustos exóticos con matices folklóricos, que estamos dispuestos a prestarnos como ornamentos eróticos, descubiertos en tierras lejanas? Pregúntale a tu pana.
Esa historia parece una escena de Fellini. Enividio y desdeño a la vez tu disoluta y casual existencia.
KM, gracias por escribir. Le pregunté a mi pana: las reserva para los amigos. Gracias por tu envidia y tu desdén. Salute.
El problema continúa:
Además de la brasilera de la cual te mandé la foto que viene en enero hay otra rubia peligrosa (y deliciosa)-que me envío un mail de ella besándose con una también deliciosa amiga-, que quiere venir en febrero. Te juro que no sé qué hacer, porque como sabes tengo compañía en estos momentos. Qué complicación. Odio mi vida. Ja!
Insisto: eres un soberano hijoputa negro, ja.
ingrato trabajo el mío... portero de culos de mi hermano y por ende degustador de manjares visuales que despues mi hemano saborearía en sus fauces... afortunado el hombre que no carece de vaginas utilitarias, pero más afortunado aquel que posee un pene que para ellas es utilitario... amen...
rafa mi brother, eres fiel escudero de las andanzas de este quijote de color, Sancho Panza de caderas ajenas. Afortunado aquel que tú dices como afortunado aquel que cuenta con el negro como tándem para madrugadas sin corazón, doy fe.
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