Barack Obama provocó mi admiración cuando, después de una ruda campaña para la adjudicación de las primarias del partido Demócrata en la que Hillary Clinton le dio al morocho de origen keniano caña con conmovedora saña, Obama afirmó: “haberla tenido a ella como rival me ha hecho mejor”. Seguí con interés la campaña por la presidencia, los debates, los discursos de Obama, su triunfo (debo decir, paliza) de antier. Y tengo que admitirles que la victoria de Obama me emocionó, mucho. Sólo (aunque conectado por el móvil con mamá quien, por mera coincidencia, estaba en Chicago y asistió a Grant Park para escuchar su discurso ganador, y mismo dispositivo mediante, conectado con diversa gente para comentar los detalles de las elecciones) frente a la TV en mi cuarto, alcé mis brazos cuando la proyección de los electores declaró a Obama Presidente de unas elecciones en las que siempre, hasta ayer, me pareció que todos deberíamos votar menos los ciudadanos estadounidenses (no sólo porque elegir Presidente de los Estados Unidos es lo más cercano a elegir al Presidente del mundo mundial, sino porque votar no una, sino dos veces, por George W. Bush es impresentable e insano).
Pero antier fue diferente (para que se entienda lo que diré a continuación, les tiro una línea: piensen cuándo será que los franceses, tan cultos y civilizados, elijan a un descendiente de argelinos como Presidente; o cuándo será que los españoles, para ponerlo en contexto local, elijan a un descendiente de ecuatorianos). La mayoría de los estadounidenses votaron para Presidente a un afro-americano: sucedió en un país que hace cincuenta años los obligaba a sentarse en bancas, ingresar a escuelas y ocupar baños diferentes, que les impedía el acceso a restoranes y les prohibía el matrimonio interracial (en Civilización. Una historia crítica del mundo occidental, Roger Osborne recuerda que cuando se promulgaron en la Alemania nazi las leyes de Nuremberg que restringían ciertas ocupaciones a los judíos y prohibían los matrimonios entre judíos y gentiles, “la desaprobación internacional quedó mitigada por las leyes Jim Crow vigentes en el sur de Estados Unidos, que de forma similar ilegalizaban los matrimonios interraciales”): que se vote por un afro-americano significa muchísimo para el país que produjo el fallo Dred Scott y la doctrina “separated but equal”; para un país que enriqueció el vocabulario hispano con el infame verbo “linchar”, como nos lo recuerda Borges en la famosa enumeración que inicia El atroz redentor Lazarus Morell.
Hablando de Borges: McCain, aquel senil cowboy que pretendía devenir en Presidente, sin saber él quien coño es Borges, me lo recordó antier. En una frase hermosa, Borges dijo que “hay una dignidad que el vencedor no puede alcanzar”. McCain probó la certeza de esa frase con un discurso que reconocía su derrota, un discurso noble y bien logrado. Por supuesto, McCain hubiera sido atroz como Presidente, una continuación con mejor vocabulario (para lo cual solo es necesario superar el segundo grado de escolaridad) del belicismo rampante y rapaz de Mr. Bush. Peor todavía hubiera sido que esa gélida hockey mom, Ms. Palin (quien dijo: you know they say the difference between a hockey mom and a pitbull is?: lipstick) llegaba a asumir la Presidencia si el senil McCain devolvía la cédula durante su mandato (solo diré, para hablarlo en morochos términos locales, que sería como si Margarita Arosemena llegara a asumir la Presidencia: don’t even think about it!). Volviendo a Obama, su discurso de victoria fue sobrio e inspirador, positivo e incluyente, solvente y emocionante (Oh, Yes, we can!). Admito que cuando vi llorar a Jesse Jackson (y qué le vamo’ a hacer, soy un sentimental) se me piantó un lagrimón en mi ojo derecho. Hay que conocer el pasado de Estados Unidos para entender lo que este 4 de noviembre significa, para entender el contexto del llanto de Jackson, la emoción de 125.000 personas en Grant Park, los votos de 63 millones de personas en Estados Unidos. Hay que entender ese pasado, para entender el momento presente y la proyección que significa hacia el futuro (en el campo de las ilusiones, todavía) la Presidencia de Barack Obama.
Acabo aquí (casi) mi reporte de ilusiones y buenas noticias. Es improbable que Obama sobreviva la presión de las corporaciones (sí, aquellas bondadosas entidades cuyo crecimiento derrocha riqueza para las sociedades en que se instalan: prueba de ello pueden obtenerlas siempre que se animen a leer sobre la Revolución Industrial o sobre las condiciones laborales en las maquilas en tiempo presente, por citar un par de casos) y la maquinaria de los lobbies. No soy pesimista: sólo soy un optimista informado. Y sin embargo, sin embargo, against all odds, no pierdo las ilusiones aún, habrá que verlo en acción, lo improbable no significa lo imposible y el 4 de noviembre lo probó. No dependerá sólo de Obama (eso él lo sabe bien y lo dijo con todas sus letras en su discurso) sino de todos aquellos que creen que pueden y, vamos todavía, ojalá que puedan.
Pero antier fue diferente (para que se entienda lo que diré a continuación, les tiro una línea: piensen cuándo será que los franceses, tan cultos y civilizados, elijan a un descendiente de argelinos como Presidente; o cuándo será que los españoles, para ponerlo en contexto local, elijan a un descendiente de ecuatorianos). La mayoría de los estadounidenses votaron para Presidente a un afro-americano: sucedió en un país que hace cincuenta años los obligaba a sentarse en bancas, ingresar a escuelas y ocupar baños diferentes, que les impedía el acceso a restoranes y les prohibía el matrimonio interracial (en Civilización. Una historia crítica del mundo occidental, Roger Osborne recuerda que cuando se promulgaron en la Alemania nazi las leyes de Nuremberg que restringían ciertas ocupaciones a los judíos y prohibían los matrimonios entre judíos y gentiles, “la desaprobación internacional quedó mitigada por las leyes Jim Crow vigentes en el sur de Estados Unidos, que de forma similar ilegalizaban los matrimonios interraciales”): que se vote por un afro-americano significa muchísimo para el país que produjo el fallo Dred Scott y la doctrina “separated but equal”; para un país que enriqueció el vocabulario hispano con el infame verbo “linchar”, como nos lo recuerda Borges en la famosa enumeración que inicia El atroz redentor Lazarus Morell.
Hablando de Borges: McCain, aquel senil cowboy que pretendía devenir en Presidente, sin saber él quien coño es Borges, me lo recordó antier. En una frase hermosa, Borges dijo que “hay una dignidad que el vencedor no puede alcanzar”. McCain probó la certeza de esa frase con un discurso que reconocía su derrota, un discurso noble y bien logrado. Por supuesto, McCain hubiera sido atroz como Presidente, una continuación con mejor vocabulario (para lo cual solo es necesario superar el segundo grado de escolaridad) del belicismo rampante y rapaz de Mr. Bush. Peor todavía hubiera sido que esa gélida hockey mom, Ms. Palin (quien dijo: you know they say the difference between a hockey mom and a pitbull is?: lipstick) llegaba a asumir la Presidencia si el senil McCain devolvía la cédula durante su mandato (solo diré, para hablarlo en morochos términos locales, que sería como si Margarita Arosemena llegara a asumir la Presidencia: don’t even think about it!). Volviendo a Obama, su discurso de victoria fue sobrio e inspirador, positivo e incluyente, solvente y emocionante (Oh, Yes, we can!). Admito que cuando vi llorar a Jesse Jackson (y qué le vamo’ a hacer, soy un sentimental) se me piantó un lagrimón en mi ojo derecho. Hay que conocer el pasado de Estados Unidos para entender lo que este 4 de noviembre significa, para entender el contexto del llanto de Jackson, la emoción de 125.000 personas en Grant Park, los votos de 63 millones de personas en Estados Unidos. Hay que entender ese pasado, para entender el momento presente y la proyección que significa hacia el futuro (en el campo de las ilusiones, todavía) la Presidencia de Barack Obama.
Acabo aquí (casi) mi reporte de ilusiones y buenas noticias. Es improbable que Obama sobreviva la presión de las corporaciones (sí, aquellas bondadosas entidades cuyo crecimiento derrocha riqueza para las sociedades en que se instalan: prueba de ello pueden obtenerlas siempre que se animen a leer sobre la Revolución Industrial o sobre las condiciones laborales en las maquilas en tiempo presente, por citar un par de casos) y la maquinaria de los lobbies. No soy pesimista: sólo soy un optimista informado. Y sin embargo, sin embargo, against all odds, no pierdo las ilusiones aún, habrá que verlo en acción, lo improbable no significa lo imposible y el 4 de noviembre lo probó. No dependerá sólo de Obama (eso él lo sabe bien y lo dijo con todas sus letras en su discurso) sino de todos aquellos que creen que pueden y, vamos todavía, ojalá que puedan.
12 comentarios:
Primero: Obama no es afroamericano, es mulato. Lo cual le otorga el derecho de considerarse blanco si así lo desea.
Segundo: Me alegro por tí. Sin embargo, en esta ocasión, y gracias a tus comentarios, si debo usar ciertos epítetos para definir y comentar tus palabras, llenas de ingenuidad, pureza y optimismo revolucionario-bolivariano-correano: la tuya es una alegría, a mi modo de ver, basada en espúrias, pírricas y soñadoras afirmaciones. ¿Por qué?
Porque tu te emocionas con el oropel y lo que se destella en la superficie. Alegrarse por el triunfo de Obama sobre McCain, es como alegrarse de tener SIDA y no Cáncer. Algo medio parecido a lo que nos tocó, al tener que decidir entre el nocivo-fascista-acomplejado Correa y el cretino-amanerado-adinerado ignorante del Noboa.
Si bien, en gringolandia, la democracia sale fortalecida con estas elecciones, así como se han sentado ciertos hitos históricos, como el de tener una piel no caucásica en la Casa Blanca. Eso no pasa de meras frivolidades.
La política exterior de USA, por ejemplo, no va a cambiar mucho, con respecto a Latinoamérica. Chávez seguirá siendo para la presidencia gringa, un orangután comunistoide energúmeno, valido por sus petrodólares, y Correa, Evo, Ortega, seguirán siendo las primeras damas del harem de ese homínido, que lo corean y besan el trasero.
Las medidas económicas y políticas que Obama tome, estarán dirigidas al mejor interés gringo, y eso significa que si los otros tienen que joderse, se joderán.
En otras palabras, tu júbilo de parvulario, es bueno, para dejar entrever que no tienes mala entraña, pero al mismo tiempo, demuestra tu ingenuidad e infantilismo. No me sorprende ahora, el porqué, idealizaste, junto a otros, el mamotreto ese de constitución, y creíste que en esencia es bueno.
Disculpa la dureza. Es solo la opinión de un optimista despechado.
Estimado KM, gracias por escribir. La distinción entre afro-americano y mulato ni abona ni disminuye el significado de la victoria de Obama. Mi pretendida condición de parvulario o infantil (entre otros calificativos) no me inquieta (recuerdo que Baudelaire escribió que lo que "tenemos de genios, es lo que conservamos de niños"); pero sí que me preocupa la simpleza analítica de tu lectura. Primero, porque no creo que el triunfo de un afro-americano (llámalo mulato, si te apetece) constituya una frivolidad; y menos, mucho menos, en un país con la historia de Estados Unidos. Segundo, más allá de la importancia del significado de su victoria, lo escribí en el post, ya habrá tiempo para desilusionarse. Corporaciones y lobbies harán su parte y cobrarán su factura. No entiendo entonces dónde está la ingenuidad que me atribuyes. La única posibilidad que podría tensionar esa probable desilusión es la exigibilidad que ejerzan los ciudadanos para que Obama cumpla sus promesas de campaña. De ahí que yo sea "pesimista desde la intelectualidad y optimista desde la voluntad" como sugería Gramsci. Finalmente, tu obsesión por introducir la "revolución ciudadana" y etcéteras y adláteres por doquier habla de una obsesión malsana por el tema: pero ese, claro está, es tu problema psicológico, no el mío. Por cierto: tu dureza es chistosa. Keep it up. Saludos.
Primero: ‘afroamericano’ y ‘mulato’ no son categorías necesariamente excluyentes. De hecho hay muchos mulatos afroamericanos, como hay muchos negros y mulatos no afroamericanos. Me contaban de una anécdota que se atribuye a kofi annan en algún lugar de eeuu. Kofi entró a una barbería y el barbero le dijo que disculpara pero que él no atendía ‘niggers’. Kofi le dijo sin perder la sonrisa y con su acento delator que él no era nigger, qué el era africano, de ghana. Y entonces el barbero le dijo, ah bueno, así sí. Y kofi salió del lugar guapo y bien peinado...
Como el comentarista aquí que se cree duro y lo que es es rabioso, la ‘afroamericanidad’ de barack obama fue cuestionada en la campaña. Para grupos radicales negros en eeuu, su falta de suficientes credenciales ‘afroamericanos’ le restaba méritos a su candidatura. Al hombre, decían, le faltaba bagaje. La pregunta entonces es: si el haber nacido y crecido con el color delatándolo en cada esquina y haber sentido el racismo y la discriminación en la calle y en las instituciones y haber optado por asumir una identidad afroamericana y trabajar con comunidades negras como un negro americano más, no califica como bagaje. Afroamericano es una categoría político y social, más que un indicativo de origen y menos aún de cuanta sangre negra corra por las venas de uno, pues.
Y en todo caso, saludar el que una sociedad con los antecedentes de racismo, segregación y discriminación como la estadounidense elija a un presidente negro no es frivolidad.
Segundo: lo que sí es frívolo es decir que aquí no hay nada nuevo, que todo sigue igual. Esa postura maximalista es tan superficial como la infantil de cambio total que el comentarista pretende adjudicarle al bloguero y que, junto con sus epítetos irrelevantes (irrelevantes porque sin ellos igual habríamos podido entender lo que quería decir), no evidencian más que pura mala leche. Insultar bien, por cierto, es un arte que debería estar reservado para los diestros.
Tercero: los cambios en la política exterior de los eeuu frente a américa latina no se reflejarán en que sigan chávez, correa y morales, salvo para aquéllos que esperaban que una nueva administración gringa mandara sus tanques o financiara golpes de estado como ‘in the good not so ol’ times’. Se verán cambios sí, si eeuu empieza a dejar de tratar a esta región como su patio de atrás. (lo de que somos su patio de atrás es expresión de ellos mismos, por cierto). Y eso, disgústele a quien le disguste, es más probable (que no seguro, pero sí más probable) que suceda con tipos chávez, correa y morales que con los entreguistas usuales tipo mahuad o como seguramente habría sido noboa. Pregúntenle a quien quieran en el servicio exterior estadounidense si es o no así que si a algún país latinoamericano han respetado ha sido a la cuba castrista.
En todo caso, yo tampoco espero mayores cambios con respecto a la región. Pero es que para empezar mi simpatía con obama no estaba relacionada con eso. Que no me creo el centro del mundo, por dios. Y como dijo un jovencito keniano, ‘no será para mi beneficio directo, pero qué bueno que ganó’.
azul
Tan libre y respetable como uno de ellos.
Negro, mulato, blanco, mestizo, son frivolidades. Independientemente del antecedente histórico. Frivolidades! Al momento de tomar decisiones, Obama no obrará tomando en cuenta el pigmento de la piel, ni la historia pasada y pisoteada. Las políticas económicas e internacionales seguirán manteniendo la misma agenda: USA por encima de todo y no la de un cacique o caudillo y su séquito de mentes lúcidas y corazones ardientes. El propio Obama lo dijo: somos americanos "after all". Eso significa, que Sudamérica seguirá siendo el "back yard" de los gringos mientras les convenga, y Chávez y su club de fans majaderos, simplemente seguirán siendo eso, unos majaderos, que en caso de que las cosas se pongan mas adversas, posiblemente serán removidos, a cualquie costo, "like in the good old times"
Infantil si. Creer y confiar con fe de beata, es infantil, y harto inocentón. Insisto, denota buena entraña, pero incapacidad para la suspicacia y peor para la perspicacia.
Los adjetivos son necesarios ornamentos que refuerzan la idea. Apostrofar abona a ello. La destreza te es esquiva, azulito.
Es bueno mantener la pureza e inocencia ante la vida. Empero, la política es solo una aberración de ésta. En política no se puede decir: "dejad que los niños vengan a mi... porque solo ellos entrarán al reino de los cielos" (léase, inocencia y pureza) La política es un arte sombrío, malsano y fundado en la mentira perfecta. La inocencia y pureza de las buenas intenciones termina con la primera sonrisa fingida, y el primer acto protocolario.
Infantil, si. Porque incluso antes de que la desilusión nos embargue ante la contundencia de algún hecho en concreto, ya se le ha echado la culpa a otros (corporaciones y lobbiestas), antes que al propio personaje y sus flaquezas, al puro estilo del mediocre Correa y sus ADLATARES, o en su defecto, de infantilismos intelectuales.
Libre y respetable como uno de ellos, quise decirle al autor del blog. Como los niños que son sabios (de la verdadera sabiduría) y los demás, abrumados oprimidos por su pequeñez no lo notan, o lo niegan. Respetables porque son irreverentes(aquel que no hace reverencias ante el poder)de una manera magnífica, tan libres, dicen lo que verdaderamente piensan. Admirables cuando se los escucha (lee), y se puede aprender tanto de ellos. Por ahí va la cosa.
Azul, KM y yuliana, gracias por escribir. Azul, me pliego a la campaña para que te conviertas en bloguera: me contarías en la nómina de fieles seguidores. En caso de que la idea no te lata, cuando menos no dejes de venirte por acá. Tus comentarios, buenos de fondo y forma, son siempre bienvenidos. KM, no lo considero (por razones que son notorias, entre otras tantas cosas, por el revuelo que ha significado en los medios de comunicación) frívolo el que un afro-americano sea Presidente de Estados Unidos. Tú, que tanto pareces conocer de política, ignoras en este punto el valor de los símbolos. Un afro-americano en la Presidencia empodera y no es un detalle frívolo. Por lo demás, si te parece que tengo "fe de beata" (eso está chistoso) e infantilismo, no se de qué parte de mi editorial se desprende: pero si te parece que esos atributos se pueden derivar de echarle la culpa a otros ("corporaciones y lobbiestas" -sic) antes que "al propio personaje y sus flaquezas", tendrías que, en principio, explicar cuáles son esas flaquezas de Obama que serán las que lo hagan fracasar y mantener el status quo. Y, segundo, si no te parece que son las corporaciones y los lobbies los que llevan la parte del león en la presión para mantener el status quo, quien peca de infantil e ingenuo, KM, eres tú. Yuliana, coincido con tu apreciación sobre la niñez, época de felicidad e indocumentación, ja. Salute.
No entiendo la necesidad del señor Kojudo mayor de demostrar todas sus capacidades intelectuales y denigrar los "intentos" segú él de análisis de otros contribuyentes a este espacio.
¿Qué se gana con eso? No lo sé. ¿Qué quiere demostrar? también lo desconozco. pero bueno, la libertad de expresión da a cabida a todos.
Xavier, respecto a tu post, concuerdo con varias cosas. El contenido simbólico de la victoria de Obama llegará a ser por mucho tiempo un símbolo real de cambio en EE.UU. y el mundo, dado a que en una sociedad globalizads donde los códigos, signos y marcas lideran el imaginario de la mayoría. Su gran disposición mediática será el arma real del nuevo presidente, ya que con el apoyo efervescente de miles de estadounidenses que ven en su figura la cristalización de de un sueño utópico medio siglo atrás, podrá en cierta medida "humanziar" el rostro de EE.UU. en el mundo desfigurado por la etapa Bush.
De ahí a cambios profundos, no creo. Y una de las anclas será la situación acutal de la potencia. Urgida por recuperarse de un crack financiero, las politcas de reajuste llevarán buen tiempo para Obama, lo que postergará sus metas más surrealistas como un seguro universal de salud, algo que si sería un hito para los ciudadanos norteamericanos.
De lo que no cabe duda es de que X no es del agrado de KM.
si bien la campaña multimedia y optimista de obama esta bien hecha, incluso en la etapa de transición, yo aterricé al "optimismo informado" hace como 6 meses, cuando obama declaró en miami que colombia tiene derecho a atacar a su terrorismo en donde se encuentre.
si bien la prórroga de ATPDEA o la toma de cuentas al plan colombia son algunos cambios, depende de què tan profundos sean para alegrarme del triunfo de obama, hasta mientras: cautela.
Suscribo el caute spinoziano. Salute.
Pretender que una persona cambie todo un mundo también es inocente. Si queremos cambiar lo que no nos gusta de él también tendremos que hacerlo nosotros mismos. El cambio existe, que queremos verlo y poner un poco de nuestra parte... desde donde estemos también abra cambio, que sea sutil, poco a poco, poco a poco...yo ya no veo a Obama como afro-americano o como mulato, yo lo veo como la fusión de todo lo bueno de dos razas diferentes, algo que une...que hacen falta muchos Obamas mas, seguro, pero bien venido sea el primero.
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