A raíz del terremoto del
16 de abril de 2016 que causó dos muertos en Guayaquil, lo menos que podía
esperarse era que el periodismo de la ciudad haga unas preguntas sencillas.
Como estas que sugirió hacer el arquitecto Eduardo McIntosh:
Fuente: Twitter de Eduardo McIntosh |
Pero no, nadie ha
preguntado nada. Nadie ha realizado ninguna investigación técnica, ni de ningún
tipo. Ni la Alcaldía de Guayaquil va a producir ningún estudio de porqué se
cayó el paso a desnivel, ni ningún periodista se lo va a pedir, ni tampoco cuestionarlo
de ninguna manera. Al alcalde no se lo incomoda, porque enseguida te conviertes
en el malo (1).
Esto, a pesar de que se
sabe que Guayaquil se encuentra en situación de riesgo. El colapso del paso a
desnivel es apenas un botón de muestra. Diario El universo, sin embargo, no
abandona su mutismo y simplemente prefiere no hablar de ciertas cosas (lo suyo
es la omertá). Diario Expreso, por su parte, la tiene clara, ha escarbado en el
tema, pero no se ha animado a investigarlo a fondo. Se conforma con muy poco.
De hecho, diario Expreso se
ha conformado con una respuesta tan resignada al fracaso como la que dio el
Director de Ordenamiento Territorial de la Alcaldía de Guayaquil, Guillermo
Argüello: “no hay que negar que hay reticencia de la ciudadanía a hacer
trámites” (2), lo que es una forma poco
disimulada de decir “no hay que negar la incapacidad de la Alcaldía para
controlar las construcciones que se hacen en la ciudad”, razón por la cual los expertos
estiman que en Guayaquil “el 70% de las viviendas de la ciudad ha sido
construido de manera informal, sin u plano o estudio de por medio. Y del otro
30%, en la mayoría de casos no se ejecutaron los planos presentados” (3). O sea, casi un 100% de ineficacia
de la Alcaldía en el cumplimiento de su obligación de control del uso del suelo
en Guayaquil (artículo 55, literal b) del COOTAD).
Peor aún resultó la
respuesta que le dieron de la Alcaldía a los periodistas de diario Expreso
cuando preguntaron algo tan obvio como “¿quién debería controlar esto?”. Unos
funcionarios de la Alcaldía de Guayaquil, muy sueltos de huesos, le “endosaron”
la responsabilidad a “técnicos calculistas como constructores, y otros
técnicos, en el marco del Código Civil”. Esto supone una forma muy infantil de
admitir su irresponsabilidad en el control del uso del suelo: simplemente le
“endosan” esta responsabilidad a otros y la Alcaldía pasa silbando (como si
esto fuera posible, como si no hubiera una ley expresa que ordena actuar de
otra manera, como si fuera lo mismo una alcaldía que ejerza su atribución de
control o una pintada en la pared). Un dato que no deja de asombrar sobre
Guayaquil es la facilidad con la que su Alcaldía se permite un actuar irresponsable.
Diario Expreso incluso
puso este paréntesis en una nota informativa (4):
Fuente: Diario Expreso. |
Tenemos lo básico para el
ejercicio del oficio. Sabemos que la irresponsabilidad de las autoridades es
causa de muertes en caso de terremotos. Sabemos que esa irresponsabilidad
existe en Ecuador (“los errores y pecados de construcción”) y sabemos que esos
errores y pecados también existen en Guayaquil y sabemos que la Alcaldía de
Guayaquil es casi 100% ineficaz en el ejercicio de su atribución de control del
uso del suelo. Pero en vez de una investigación a fondo y con rigor, lo que
tenemos es un paréntesis, casi una disculpa a sus lectores.
En una veta emocional, ¿por
qué no indignan en Guayaquil dos muertes que no debieron suceder? ¿Por qué el
caso de la familia Patiño, por ejemplo, que por el desplome del paso a desnivel
perdió a un esposo y a un padre, que dejó a una madre discapacitada, no nos
conmueve? (5). En mi opinión, porque
es como si todo ello no hubiera sucedido. Porque si el periodismo de Guayaquil
hubiera investigado sobre el mantenimiento del paso a desnivel (buscar una
respuesta a las preguntas planteadas por McIntosh, ni más ni menos), sobre la
responsabilidad de la Alcaldía en estas dos muertes, sobre la situación de los
familiares de las víctimas de dos muertes que no debieron suceder, la población
de Guayaquil estaría indignada y su Alcaldía se habría visto en la obligación
de pagar una indemnización a los familiares de las víctimas y se habrían
iniciado juicios penales contra las personas responsables del mantenimiento del
paso a desnivel, quienes claramente fallaron en sus obligaciones de cuidado. Pero
nada de esto pasó y probablemente no pasará, porque así es como funciona en
Guayaquil. En los buscadores de los diarios El universo, Expreso y El telégrafo
el nombre de Jorge Patiño casi no figura en sus noticias, y menos aún lo hace el
nombre de Vicente Rivas, la otra persona aplastada por el paso a desnivel que
colapsó el 16 de abril. Dos meses han pasado, pero es imposible que la
población de Guayaquil se indigne por dos muertes injustas: su muerte fue fugaz,
para la opinión pública dejó de existir apenas sucedida.
Dos meses desde el
terremoto y la ciudad de Guayaquil sigue igual: una Alcaldía impune, una prensa
silente, una ciudadanía dócil. Razón lleva Manu Chao cuando canta que en Guayaquil,
“nada, no pasa nada”. Porque te puede caer un paso a desnivel encima, puede
morir gente por responsabilidad del gobierno local… pero nada, no pasa nada.
(1)
Por efecto de la demonización, referida en: ‘Extrema y persistente desigualdad en Guayaquil’, Xavier Flores Aguirre, 13 de junio de 2016.
(2)
Nelson Tubay, 'Guayaquil es un enorme riesgo', Diario Expreso, 24 de abril de 2016.
(3)
Ibíd.
(4)
Nelson Tubay, 'La hora de la caña guadua', Diario Expreso, 30 de abril de 2016.
(5) La única noticia sobre los familiares de Jorge Patiño, tras su deceso: 'Necesitaré un trabajo, ganar todo lo que requiera mi familia', Diario El telégrafo, 25 de abril de 2016. Era previsible: 'Ciudad dormida', Xavier Flores Aguirre, 22 de abril de 2016.
2 comentarios:
Sus afirmaciones son certeras...caemos en una indiferencia, que a mi personalmente, me averguenza. Es deber de la autoridad responder con seriedad las preguntas planteadas sobre el puente q se cayó matando dos personas... Respeto!!! (Se acuerdan?)
las razones fueron dadas superficialmente en 1998, en el proyecto radius... negligencia total
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