Décimo aniversario (¿Más ciudad?)

22 de julio de 2016

Los otros días, por buscar otra cosa en una hemeroteca, me encontré con este artículo, que salió publicado un día como hoy, hace exactamente diez años:

Publicado el 22 de julio del 2006.
 
Fue el primero que publiqué en un medio de difusión masiva (diario El universo) en el que formulé una crítica al modelo de desarrollo de la administración socialcristiana en Guayaquil como tal (de ahí el título, que englobaba la sospecha de que esta esperanza de “Más Ciudad” que vende el PSC es falaz –es venta de humo). En otros artículos había criticado aspectos de su gestión (por ejemplo, una crítica a su prohibición de marchar en la vía pública al colectivo GLBTI, en “¿Por qué no marchan?”, publicado el 27 de mayo de ese mismo año) pero este artículo fue el primero en proponer la idea de que el modelo de gestión era el equivocado.

Lo he vuelto a leer y sostengo unas ideas más depuradas, pero no diferentes: en aquel entonces, como ahora, la Alcaldía de Guayaquil sigue estando administrada de una manera que busca disciplinar a los habitantes de la ciudad y someterlos a sus inconsultas regulaciones antes que buscar consensos y promover la participación ciudadana (como es su obligación legal, sobra decirlo). Esa es la administración municipal en Guayaquil: una gestión vertical con Nebot on top y una práctica generalizada de sus autoridades de minusvalorar los espacios de participación de los ciudadanos (incluido en este concepto los espacios públicos). Una gestión autoritaria y excluyente.   

Por el gran trabajo de Karen Silva Torres sobre la construcción mediática del PSC-power en Guayaquil (o la construcción de la argolla político-mediática, por decirlo de otra manera) me enteré, muchos años después de publicado, que este debut en mi crítica a una gestión que si tuviera que condensarla en una frase “camina en la dirección equivocada”, mereció una respuesta de uno de los periodistas de opinión entusiastas del alcalde Nebot (o sea, uno de la inmensa mayoría): un tal señor Gustavo Ramírez, escritor en las páginas de opinión de diario El telégrafo en el año de N. S. de 2006.

Un hilarante fragmento de la respuesta de Ramírez, alusivo a mi artículo y cuyo contexto es el acre desprecio que manifiesta a los “enemigos” de Guayaquil, lo transcribo a continuación:

“[enemigo] que intenta trocar el sueño ansiado convertido hoy en inamovible realidad con una pregunta que felizmente nadie recoge y nadie nunca responderá porque la respuesta es la vida con esperanza en la que hoy los guayaquileños vivimos” (1).

En el mundo Konitos de este fulano, yo era un enemigo de Guayaquil por mi irrespeto a la “inamovible realidad” de la “vida con esperanza” de los guayaquileños. La retórica vacía del populismo socialcristiano, condensada en su esencia: es difícil sintetizarla de mejor manera en su total maniqueísmo (la crítica la hace un “enemigo”, siempre), en los conceptos vacíos que utiliza (¿”inamovible realidad”? ¿”vida con esperanza”?), en su apelación a lo popular (“los guayaquileños”). Es, de veras, un resumen extraordinario.

Gracias, señor Ramírez, no lo conozco, pero es usted un capo muy a pesar de sí mismo.

(1) Karen Silva Torres, ‘Comunicación y política: Los medios y la construcción del capital político de los líderes del Partido Social Cristiano en Guayaquil’, Tesis de Maestría en Antropología Visual y Documental Antropológico [Asesor de tesis: Xavier Andrade], Abril de 2013, p. 149.

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