No se trata, por supuesto,
del banquero candidato al que una encuesta de CEDATOS coloca por encima de
Rafael Correa (1) sino de una
persona cuyo mote era Lolo y cuya
historia la narra Rodrigo Borja en su libro de memorias ‘Recovecos de la
historia’.
El 28 de mayo de 1942 (el
“primer 28 de mayo”, aclara Borja) hubo un intento de tomarse el Palacio
Presidencial que ocupaba Carlos Alberto Arroyo del Río, que falló porque los
fusiles con los que pretendía hacérselo nunca llegaron. De todas maneras, “con
las pocas armas cortas” que tenían a la mano los complotados acometieron la
empresa, la que resultó desafortunada pues “tuvieron que retroceder ante el
fuego cruzado de la carabinería” (2).
Algunos de los complotados cayeron presos y otros huyeron a pedir asilo
político en el Perú (3).
El presidente al que querían botar. Tiene la pinta del Tremendo Juez de la Tremenda Corte antes de que haya tal interpretación televisiva del cubano Aníbal de Mar (1966-1969). |
Las armas nunca llegaron
por culpa de Guillermo Lasso:
“Los fusiles que debían llegar no llegaron porque la camioneta que los transportaba, conducida por Guillermo Lasso –mejor conocido como Lolo Lasso, líder de la federación de estudiantes universitarios-, se dañó en la subida de la Royal, a seis cuadras de la Plaza Grande” (4).
Hubo que esperar a otro 28
de mayo para sacarlo al representante de la banca en el poder. A Arroyo del
Río, involuntariamente, lo ayudó Guillermo Lasso.
(1)
Dicha empresa debería rebautizarse como Money
Talks.
(2)
De manera previsible, todas las citas corresponden al libro de Borja:
‘Recovecos de la historia’, Editorial Planeta del Ecuador, Quito, 2004, Segunda
Edición [Primera edición, 2003], pp. 14- 21 [El relato se titula “Tras las
rejas”]. Esta cita en concreto, sin embargo, proviene de un artículo publicado
en diario El comercio el 17 de septiembre de 1981 por José María Ponce Yépez,
en el que con ocasión de la muerte del padre de Rodrigo Borja (quien fuera uno
de los principales complotados en esta fallida escaramuza) rememoró este
episodio en el que él también participó. La cita completa del artículo
periodístico, tal como recogida por Borja, es la siguiente: “Borja, Plaza y
López en forma temeraria llegaron combatiendo hasta las gradas interiores del
Palacio de donde tuvieron que retroceder ante el fuego cruzado de la
carabinería”.
(3)
Uno de los asilados en territorio peruano fue el padre de Rodrigo Borja, Luis
Felipe Borja, razón por lo cual Rodrigo tuvo que trasladarse a Lima a estudiar
en un colegio en el que fue víctima del bullying
mucho antes de que se acuñara la palabra: “Y fue tanta la hostilidad, que tenía
que trompearme todos los días, y a veces más de una vez diaria, en ese ambiente
hostil. Recuerdo cómo me cayeron a golpes mis compañeros durante un partido de
fútbol contra el equipo de otra escuela cuando tuve la mala fortuna de hacer un
autogol. Me rescataron mi padre, que estaba en la tribuna, y los profesores”.
Las imágenes sucesivas del infortunado autogol y los golpes propinados a un
paisanito por una horda de feroces niños peruanos: una postal del bullying antes del bullying.
(4)
‘Recovecos de la historia’, p. 17.
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