José María Velasco Ibarra
(1893-1979) y Assad Bucaram (1916-1981) fueron dos populistas que dominaron la
escena política ecuatoriana. La principal diferencia entre ambos políticos, la
estableció con claridad el Embajador de los Estados Unidos de América para el
Ecuador durante una parte del Gobierno del Presidente Jimmy Carter, el Sr.
Richard J. Bloomfield, pues para él, el quiteño Velasco Ibarra nunca amenazó los
intereses de la oligarquía, mientras que Assad Bucaram, a esos mismos oligarcas,
sí que les causaba pánico porque podría cambiar las reglas del juego y con ello
“la distribución de la riqueza, el poder y los privilegios”. En palabras del Embajador Bloomfield:
“Es
instructiva la comparación entre Bucaram y José María Velasco Ibarra. Desde los
tempranos años treinta, la solución del establishment
ante la amenaza populista era cooptarla en la persona de Velasco Ibarra.
Velasco era la personificación del demagogo populista, con la crucial
diferencia de que él mismo era un producto de la oligarquía y cuando estaba en
el gobierno no representaba amenaza alguna a sus intereses. Velasco fue así
capaz de unir detrás de sus candidaturas tanto a los segundones como a los
miembros de la oligarquía. Él fue depuesto en cuatro ocasiones. En las primeras
tres fue sacado del poder cuando su ineptitud como administrador, en contraste
con su maestría para cautivar al electorado, amenazaba con llevar al país al
tipo de caos económico que el establishment
no podía permitirse”.
Estos pesos pesados de la
política ecuatoriana, que marcaron nuestra escena política por décadas, no
sobrevivieron a la década de los ochenta. El viejo Velasco (nacido en un lejano
1893) murió en Quito el 30 marzo de 1979, a los 86 años recién cumplidos. Por
su parte, el “patán de noble corazón” vivió un poco más y alcanzó a tener un
fugaz aunque relevante paso en los inicios de la era democrática empezada en
1979, en su calidad de primer Presidente del parlamento (en esa época, “Cámara
Nacional de Representantes”) cargo que desempeñó entre agosto de 1979 y el día de su
muerte, acaecida en Guayaquil el 5 de noviembre de 1981 por un infarto fulminante
y a escasos días de cumplir 65 años.
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