Los años 1994 y 1995, el
brasileño Edú Manga jugó en el C. S. Emelec*.
Había estado en la selección brasileña, venía de jugar en el América de México
y dejó aquí algunas pinceladas de su talento. Sin embargo, al final de la
temporada ‘95, Edú fue detenido. Por orden del Intendente del Guayas, lo
guardaron en la Penitenciaría del Litoral.
Tal parece que el tal Edú
Manga quiso patear al Emelec,
llevándose un teléfono celular de propiedad del club y dejando impagas unas
planillas de teléfono y unas tarjetas de crédito. Y ya estaba Edú en el entonces Simón
Bolívar para tomar su avión al Brasil, cuando fue detenido por la Policía de
Migración. Lo llevaron, primero, al Cuartel Modelo, y luego a la Penitenciaría
del Litoral.
Ocurre que a finales
de 1995, Gobierno de Sixto Durán-Ballén, el Intendente de Policía del Guayas
era Roberto Ponce, a la sazón, el Vicepresidente de Emelec. Como lo recuerda el
diario Extra, Ponce ordenó la prisión
del futbolista Edú, pues contra él “pesa una acusación del gerente del Emelec,
Jorge Guzmán, de tener pendientes deudas”. Emelec y la Policía versus Edú.
A sabiendas de que su pateo le había salido mal y que estaba ya jodido, al brazuca le convino pagar (era eso, o quedarse guardado).
Desembolsó “alrededor de diez millones de sucres” y, después de Emelec, se
largó a jugar a un impronunciable club japonés.
*
Recuerdo el cántico: “Pico, Edú y Almada
/ son una huevada”, correspondiente al año 1994.
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