Publicado
el 22 de julio de 2022.
Hubo un tiempo en que la
provincia de Guayaquil fue una república independiente, codiciada por
colombianos y peruanos (el Ecuador no existía). El antecedente de esta codicia
es que, en tiempo de la dominación de los españoles, la provincia de Guayaquil
perteneció al Virreinato del Perú hasta que pasó al Virreinato de la Nueva
Granada, pero después volvió a ser controlada por el Virreinato del Perú. A
consecuencia de estos vaivenes, los grandes países que surgieron de la
disolución de los citados Virreinatos se pensaron ambos con derechos para
codiciar a Guayaquil: Colombia la quería como su extremo Sur, Perú como su
extremo Norte.
José Joaquín de Olmedo
decía que el 9 de octubre era el día de la independencia y el 8 de noviembre
era el día de la libertad. Este último día, en 1820, un total de 57
representantes de los pueblos que conformaban la provincia de Guayaquil (toda
la Costa menos Esmeraldas) se reunieron para aprobar una Constitución provisoria
para la provincia independiente. De acuerdo con el artículo 2 de esta efímera
Constitución: ‘La Provincia de Guayaquil se declara en entera libertad para
unirse a la grande asociación que le convenga de las que se han de formar en la
América del Sur’.
Ésta era la postura del
guayaquileño Olmedo. Él creía que una reunión de representantes de los pueblos
de la provincia de Guayaquil debía decidir la materia de a qué país ‘unirse’, o
si mantenerse como un país independiente. La Junta de Gobierno de Guayaquil,
que Olmedo presidía, convocó a una reunión de representantes que debió
celebrarse el 28 de julio de 1822 justamente para decidir sobre este tema.
Pero el general Simón Bolívar,
a la sazón Presidente de Colombia, tenía otro plan, que excluía del todo oír a
los representantes de la provincia de Guayaquil, y era imponer su voluntad. Su
gran argumento fue haber llegado a la ciudad, el 11 de julio de 1822,
acompañado de 1.300 soldados colombianos. En seguida, el secretario de Bolívar
le envió una nota a Olmedo y a los otros dos integrantes de la Junta de
Gobierno (Francisco María Roca y Rafael Ximena) en que les indicaba que su
breve experimento democrático debía llegar a su fin. A los pocos días, todos
ellos abandonaron la ciudad para pasar a residir en Lima. Roca y Ximena no volvieron
jamás a Guayaquil.
Bolívar ocupó militarmente
Guayaquil para anexar la provincia a la Colombia que él presidía. En esto, le
ganó de mano al general José de San Martín, a la sazón Protector del Perú. Él
viajó a Guayaquil para incorporar esta provincia al Perú, pero en camino a la
ciudad, en Puná, el 25 de julio de 1822, a San Martín se le informó de la
ocupación militar de Guayaquil por Bolívar y sus 1.300 soldados colombianos. Anoticiado,
en su cabeza debió quedar meridianamente claro que Bolívar lo tenía ya todo
atado. Guayaquil estaba perdida para el Perú.
Cuando la mañana del 26
de julio de 1822 el general San Martín llegó a Guayaquil abordo de la goleta de
guerra ‘Macedonia’, lo recibió en el muelle un arco decorativo en el que se
podía leer ‘Bienvenidos a Colombia’. Luego tuvo lugar la célebre entrevista de
Bolívar y San Martín, donde es fama que se decidió el destino de Guayaquil…
Bien pudieron hablar
del clima.
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