Publicado en diario Expreso el 8 de diciembre de 2023.
El 10 de agosto de 1979 el Ecuador regresó a la democracia después del período dictatorial más extenso de su historia. Aquel año entró en vigor una nueva Constitución y se posesionó a un Presidente joven y progresista, el abogado guayaquileño Jaime Roldós Aguilera, elegido tras su triunfo en una segunda vuelta disputada contra Sixto Durán-Ballén en abril de 1979.
En los veinte años anteriores a 1979 apenas se realizaron dos elecciones presidenciales, que tuvieron a un mismo vencedor. En las elecciones de 1960 y de 1968 triunfó el mismo que ya había ganado en las elecciones presidenciales de 1952 y de un lejano 1933, el quiteño José María Velasco Ibarra. Ninguno de estos dos períodos presidenciales (1960-1964 y 1968-1972) los pudo Velasco Ibarra concluir.
El de 1960-1964 lo interrumpió un golpe de Estado militar en 1961 y el de 1968-1972 lo interrumpió el propio Velasco Ibarra cuando se declaró dictador en 1970. Nuestro Presidente más veces vencedor en las urnas (un total de cuatro) también fue un contumaz entusiasta de la dictadura. La intentó sin éxito en 1935 (tiempos de su célebre: “Me precipité sobre las bayonetas”) y la intentó con éxito en 1946. En su último período presidencial la volvió a intentar y terminó por gobernar el país por espacio de 603 días sin contrapesos políticos oficiales, hasta que un golpe de Estado en 1972 (conocido como “El carnavalazo”) acabó con su gobierno.
Tras el golpe de Estado militar de 1961, a Velasco Ibarra lo sucedió su vicepresidente, Carlos Julio Arosemena Monroy (a quien, por cierto, lo destituyó otro golpe de Estado militar en 1963), mientras que tras el golpe de Estado militar de 1972 a Velasco Ibarra lo reemplazó el general Guillermo Rodríguez Lara.
Al general “Bombita” Rodríguez, a su vez, en 1976 le hicieron un nuevo golpe de Estado, por el que se encumbró a la dictadura un triunvirato militar que se comprometió a devolver al Ecuador al orden constitucional. Prometieron, cuando asumieron, que la democracia volvería el año siguiente, a fines de 1977.
Por supuesto, no lo cumplieron. Ni tampoco confiaron en la democracia y en los partidos políticos, y por eso nombraron a dos comisiones para que elaboren sendos proyectos de Constitución que serían puestos a consideración del pueblo: un proyecto fue la Constitución de 1945 reformada y el otro fue una Constitución nueva. En el referéndum que se celebró en enero de 1978 ganó la nueva. (Fue la primera vez que una Constitución no la redactó una Asamblea Constitucional).
En total, en los veinte años precedentes a esta nueva Constitución y a un Roldós tan joven y progresista, el Ecuador había tenido dos golpes de Estado contra un único Presidente elegido en sendas elecciones (Velasco Ibarra), una Asamblea Constituyente y una nueva Constitución de la República (en 1967), dos Presidentes de apellido Arosemena, al bueno y barcelonés de Clemente Yerovi y alrededor de doce años de dictadura. Y casi dos años de dictadura le corresponden a un dictador civil, que ocurre que es nuestra gran figura democrática del siglo XX.
Por eso, agosto de 1979 fue un gran momento de esperanza para el pueblo ecuatoriano. La política ecuatoriana, por supuesto, no tardó nada en arruinarlo todo.
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