Publicado en diario El telégrafo el 12 de enero de 2016 bajo el título 'Guayaquil perdería en 2050 $2.813 millones por inundaciones'.
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El riesgo de graves
pérdidas económicas por causa de las inundaciones debería ser motivo de alarma en
Guayaquil. Una investigación que se publicó en la revista Nature Climate Change en agosto de 2013 titulada ‘Futuras pérdidas
por inundación en las grandes ciudades costeras’ (1) obliga a replantearnos
lo que hemos hecho en la ciudad para mitigar el impacto de las inundaciones.
Esta investigación publicada
en la revista Nature Climate Change fue auspiciada
por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) y liderada
por el economista del Banco Mundial Stéphane Hallegatte. La investigación
consideró a todas las ciudades costeras que en el mundo tienen más de un millón
de habitantes: fueron 136 ciudades y Guayaquil fue una de ellas. Su objetivo fue
cuantificar “las pérdidas por inundación presentes y futuras en las 136
ciudades costeras más grandes”. Lo preocupante de esta investigación es constatar
el que, para Guayaquil, esas pérdidas podrían resultar inaceptablemente altas.
La investigación liderada
por Hallegatte estudió dos posibles escenarios para el año 2050: un escenario
de solo “cambios socio-económicos” y un escenario (optimista, porque podría ser
mucho peor) de variación del nivel del mar en 20 centímetros, como consecuencia
del cambio climático. En el primer escenario, el promedio estimado de pérdidas
anuales que se proyecta para Guayaquil en el año 2050 es de US$2.813 millones,
que es la cuarta estimación de pérdidas económicas más alta entre las 136
ciudades costeras sometidas a análisis. En el segundo escenario, el promedio
estimado de pérdidas anuales que se proyecta para Guayaquil en el año 2050 es
de US$3.189 millones que es, nuevamente, la cuarta estimación de pérdidas
económicas más alta entre las 136 ciudades analizadas.
Pero lo más grave es que
estas proyecciones de pérdidas económicas se las hace asumiendo que la Alcaldía de Guayaquil se ha preocupado de tomar las
medidas de mitigación idóneas para enfrentar el impacto de las inundaciones.
Porque, como se explica en la investigación, estas proyecciones “no deben
considerárselas como predicciones, pero sí como demostración de la necesidad de
adaptación, porque la inacción
resultaría en pérdidas inaceptablemente altas”. Y esto sí es realmente grave, porque hasta
ahora la Alcaldía de Guayaquil ha actuado de manera irresponsable frente a los
riesgos de inundaciones y la consecuencia de esa irresponsabilidad sería,
precisamente, esas “pérdidas inaceptablemente altas” a las que alude la
investigación.
Como sociedad, lo que
debería preocuparnos es que el modelo de desarrollo de la Alcaldía de Guayaquil
camina en dirección a las “pérdidas inaceptablemente altas”. La evidencia de
esto la ofreció la propia Alcaldía de Guayaquil, pues en el año 2013 ella solicitó
una cooperación técnica no reembolsable a la Corporación Andina de Fomento (CAF)
para que un equipo de expertos analicen las inundaciones en Guayaquil y presenten
un informe técnico especializado (2). En este informe técnico, elaborado por expertos
internacionales, se advirtió claramente que el ‘Plan Maestro de Drenaje Urbano’
que aplica la Alcaldía de Guayaquil tiene un enfoque para la gestión de
inundaciones urbanas que es “muy costoso y poco sustentable a lo largo del
tiempo”.
Conviene analizar en mayor
detalle este informe técnico especializado que solicitó la Alcaldía de
Guayaquil. Sus autores diseñaron una estrategia ecológica e inclusiva a partir
de la cual propusieron la ejecución de políticas públicas para convertir a
Guayaquil en “una ciudad líder en la gestión verde, inclusiva y sustentable en
América latina”. El informe encontró, sin embargo, que un gran obstáculo para
el cumplimiento de este propósito es la propia Alcaldía de Guayaquil, por dos
razones: su estrategia de ocupación urbana y su planificación del drenaje
urbano. Lo primero, porque la estrategia de ocupación urbana en Guayaquil es
desastrosa: “lotes pequeños para las viviendas, aceras y accesos estrechos,
limitadas áreas verdes, y en general una clara tendencia hacia la impermeabilización
del suelo urbano”; lo segundo, porque la planificación para el drenaje urbano
consiste de “infraestructuras de conducción que aumentan la capacidad de los
cauces mediante obras de canalización” (lo que se conoce como “end of pipe”).
Las consecuencias de la
estrategia de ocupación urbana y de la planificación del drenaje urbano de la Alcaldía
de Guayaquil son nefastas para la mitigación de los impactos de las
inundaciones. La estrategia de ocupación urbana, por ejemplo, “aumenta
notablemente la temperatura de la ciudad, incrementa significativamente los
picos y la velocidad del escurrimiento durante las corridas de la escorrentía
superficial, produce erosión y aumenta la contaminación de las aguas pluviales”.
Peor aún resultan las consecuencias de la planificación para el drenaje urbano:
“La experiencia en otros países de América latina evidencian que soluciones
basadas en el aumento de la capacidad de conductos en el macro drenaje (end of pipe) pueden alcanzar un costo de
US$7 millones por kilómetro cuadrado, cuando soluciones basadas en amortiguar
el escurrimiento están en el orden de US$1 millón por kilómetro cuadrado”. No
solo es una solución muy costosa, sino que es, en palabras de los expertos, “poco
sustentable”.
En resumen: las acciones
que ha emprendido la Alcaldía de Guayaquil que se relacionan con las
inundaciones encaminan a la ciudad a sufrir pérdidas inaceptablemente altas,
son contrarias a las buenas prácticas ambientales e implican un despilfarro de
los recursos públicos para aplicar una solución no sustentable. Gastar siete
veces más por kilómetro cuadrado en una solución ineficaz es un vivo ejemplo de
mala administración pública.
El informe técnico
especializado planteó una serie de medidas que la Alcaldía de Guayaquil podría
adoptar para una efectiva mitigación de los impactos de las inundaciones, entre
ellas, medidas estructurales que consisten de obras de ingeniería, como diques,
canalización del escurrimiento y embalses, así como medidas no estructurales,
que consisten de medidas de prevención y de reducción de la vulnerabilidad
económica y social de la población. Según el informe técnico especializado,
“Guayaquil ofrece condiciones inmejorables para desarrollar soluciones
integradas en el diseño urbano que combine programas de vivienda, transporte,
agua potable, alcantarillado, drenaje, residuos sólidos y medio ambiente [para]
diseñar soluciones sustentables en el largo plazo”. Esta es una buena noticia.
Sin embargo, es improbable
que la Alcaldía de Guayaquil cambie su estrategia, porque ese despilfarro de
los recursos públicos es querido, pues allí está el negocio de su administración pública. En todo caso, lo más
preocupante es que como sociedad no exijamos todavía el cambio de estrategia de
la Alcaldía. La sociedad civil guayaquileña es aún temerosa de criticar a las
autoridades de su gobierno local: por ello, el alcalde todavía puede argumentar
que si coinciden una fuerte lluvia y la marea alta, hay que simplemente resignarse
y soportar los rigores de la naturaleza. Esa idea podía resultar de recibo en
el año 1900, pero ya entrado el siglo veintiuno, en una época en la que existen
tantas alternativas para enfrentar los efectos de las inundaciones
(ejemplificadas en el informe técnico especializado, solicitado por el alcalde
y a él entregado) resulta totalmente inaceptable.
Visto lo visto, la
situación es alarmante. Guayaquil es una de las ciudades en el mundo (la cuarta
de 136) para la que en el año 2050 se proyectan altísimas pérdidas económicas
por causa de las inundaciones (de alrededor de US$3.000 millones, con la
posibilidad real de que sea incluso peor) y cuyo gobierno local toma medidas
costosas e ineficaces para mitigar el impacto de las inundaciones, que sólo
contribuyen a empeorar la situación de la ciudad en el futuro inmediato. Es un
buen momento para pensar, de manera crítica y propositiva, el futuro de nuestra
ciudad.
(1) Hallegate, Stéphane, Green, Colin, Nicholls, Robert J & Corfee-Morlot, Jan 2013, Future flood losses in major coastal cities, Nature Climate Change, Vol. 3, pp. 802-806.
(2) Mejía Betancourt, Abel, Morelli Tucci, Carlos Eduardo, Bertoni, Juan Carlos, Cabezas Vélez, Gabriel 2013, La inundación de Guayaquil en marzo 2013. Opinión de expertos internacionales, Cooperación Técnica de CAF, Informe gerencial [17 de junio de 2013].
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