En un artículo que
escribió sobre la expansión del suburbio en Guayaquil, el historiador guayaquileño
Julio Estrada Ycaza hizo referencia a la capital del Reino de Suecia. “Estocolmo,
bueno es recordarlo”, declaró Estrada, “tiene un ‘plan regulador’ desde 1640,
cuando designó un ‘conductor’ del desarrollo urbanístico” (1).
Estrada precisó que esta designación se debió a los frecuentes incendios en esa ciudad e hizo una cita escueta [“Sidenbladh, Scientific American (IX.1965)”] de su fuente. Pero una busca en Google conduce de inmediato a una fuente más completa. El autor se llama Göran Sidenbladh (un tipo con su propia entrada en la ininteligible Wikipedia sueca) y publicó un artículo acerca de Estocolmo, su ciudad natal, en el volumen 213, número 3, de la revista Scientific American, edición del 1 de septiembre de 1965, pp. 95-106.
Estrada precisó que esta designación se debió a los frecuentes incendios en esa ciudad e hizo una cita escueta [“Sidenbladh, Scientific American (IX.1965)”] de su fuente. Pero una busca en Google conduce de inmediato a una fuente más completa. El autor se llama Göran Sidenbladh (un tipo con su propia entrada en la ininteligible Wikipedia sueca) y publicó un artículo acerca de Estocolmo, su ciudad natal, en el volumen 213, número 3, de la revista Scientific American, edición del 1 de septiembre de 1965, pp. 95-106.
El artículo se tituló “Stockholm: A planned city” [Estocolmo:
Una ciudad planificada] y la web de la revista (en la que se lo puede leer,
previo pago) refiere su singularidad: “El concepto de planificar el desarrollo
de una ciudad llegó tarde a la mayoría de ciudades. Estocolmo es una excepción:
su crecimiento ha sido planificado desde que se estableció una oficina de
planificación de la ciudad hace más de 300 años” (2).
De seguro, Julio Estrada Ycaza leyó este artículo y fundamentó en él su comparación entre Estocolmo y Guayaquil. En opinión de Estrada, el régimen de propiedad de Guayaquil “guarda marcado paralelismo con el de Estocolmo donde, antes del siglo XIX, era más bien rara la propiedad privada de la tierra, que pertenecía a la corona o a la ciudad” (3).
Pero el caso era diferente cuando se trataba de la intervención de las autoridades en el crecimiento de la ciudad. En Estocolmo el desarrollo urbanístico se empezó a planificar a partir de 1640 con el objetivo de prevenir que ocurra una catástrofe natural (los incendios), mientras que en Guayaquil la regulación de las autoridades “era sólo por consolidar la población” (4). Mientras Estocolmo pensaba, Guayaquil era policía.
De seguro, Julio Estrada Ycaza leyó este artículo y fundamentó en él su comparación entre Estocolmo y Guayaquil. En opinión de Estrada, el régimen de propiedad de Guayaquil “guarda marcado paralelismo con el de Estocolmo donde, antes del siglo XIX, era más bien rara la propiedad privada de la tierra, que pertenecía a la corona o a la ciudad” (3).
Pero el caso era diferente cuando se trataba de la intervención de las autoridades en el crecimiento de la ciudad. En Estocolmo el desarrollo urbanístico se empezó a planificar a partir de 1640 con el objetivo de prevenir que ocurra una catástrofe natural (los incendios), mientras que en Guayaquil la regulación de las autoridades “era sólo por consolidar la población” (4). Mientras Estocolmo pensaba, Guayaquil era policía.
Por supuesto, hoy
Estocolmo es una ciudad de ensueño para los planificadores urbanos (5) mientras que Guayaquil es una
ciudad que todavía es incapaz de empezar a planificar con el objetivo de prevenir
una catástrofe natural (las inundaciones). Este hecho es muy preocupante,
porque Guayaquil es una de las ciudades más vulnerables a las inundaciones en
el mundo (6).
En este caso es incluso peor, porque la planificación de Guayaquil es contraria a la prevención de inundaciones. Por un lado, su estrategia de ocupación urbana impermeabiliza el suelo, aumenta la temperatura de la ciudad, produce erosión y causa contaminación de las aguas pluviales; por otro, su planificación del drenaje urbano no sólo resulta ineficaz (motivo suficientemente preocupante) sino que es siete veces (¡!) más costosa que una solución eficaz (7). Todo eso, porque tal es el negocio de la administración pública.
En este caso es incluso peor, porque la planificación de Guayaquil es contraria a la prevención de inundaciones. Por un lado, su estrategia de ocupación urbana impermeabiliza el suelo, aumenta la temperatura de la ciudad, produce erosión y causa contaminación de las aguas pluviales; por otro, su planificación del drenaje urbano no sólo resulta ineficaz (motivo suficientemente preocupante) sino que es siete veces (¡!) más costosa que una solución eficaz (7). Todo eso, porque tal es el negocio de la administración pública.
En resumen: una lección
que Estocolmo aprendió hace 375 años (que si quieres enfrentar un fenómeno
natural debes hacerlo con anticipación y planificación) Guayaquil todavía no la
asimila. En comparación, así de lejos, así de pobres.
(1) Estrada
Ycaza, Julio 1973, ‘Desarrollo histórico del suburbio guayaquileño’, en: Revista del Archivo Histórico del Guayas,
Año 2, No. 3, Guayaquil, pp. 16-17.
(2) Scientific American, consultado el 14 de enero de 2016.
(3)
Estrada Ycaza, Julio 1973, Ibíd., p. 16.
(4) Estrada
Ycaza, Julio 1973, Ibíd., p. 17.
(5) Berggren,
Christopher, Stockholm, Sweden: An Urban Planner’s Dream City, Sustainable Cities Collective, 27 de
septiembre de 2013.
(6) Inundaciones en Guayaquil, Xavier Flores Aguirre, 31 de diciembre de 2016.
(7) Inundaciones en Guayaquil: asumir las responsabilidades ciudadanas para enfrentar losriesgos inminentes, Xavier Flores Aguirre, 12 de enero de 2016.
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