Este martes, una lluvia
mediana evidenció las falencias del modelo para la prevención de inundaciones
de la Alcaldía de Guayaquil, que lo orilló al alcalde a innovar su discurso y a
ofrecer una nueva excusa. Sus líneas tradicionales son: (1) no es mi culpa (porque dragar es responsabilidad de otros) y (2) no es mi culpa (porque el control de
las mareas es voluntad de Dios). Pues bien, el alcalde agregó una nueva
variante de “no es mi culpa” con su innovación discursiva del miércoles 20 de
enero.
‘Innovación’ es una forma
de decirlo, porque en su cadena radial de este miércoles el alcalde recurrió,
en realidad, a un antiguo recurso retórico, especialidad de nuestra derecha: la
criminalización. En esta variante de “no es mi culpa” se le atribuyó la comisión
de un delito a un colectivo anónimo, del que nada se sabe. Una categoría que
existe, porque el alcalde la dice.
La cadena radial de los
miércoles es un monólogo, sin cuestionamiento alguno de parte de los
periodistas que acompañan al alcalde. Tomemos este último 20 de enero como
ejemplo. Nebot anunció su nueva excusa: “ayer hubo además un problema que lo
quiero denunciar y por eso me quedé hasta altas horas de la noche investigando
esto y pidiendo que se me compruebe” (1).
Un periodismo, no digo ya crítico, sino meramente preocupado por lo básico de
su oficio, le hubiera preguntado al alcalde cuáles fueron los resultados de esa
investigación y cuáles fueron las evidencias que obtuvo para llegar a comprobar
los hechos que denuncia (2).
Porque lo que el alcalde “comprobó”
fue la existencia de una nueva modalidad delictiva: tapar las alcantarillas
“con tapas de balde, cartón y troncos, sin duda por gente que hacía eso para
causar inundación adicional, y asaltar”. Un periodismo responsable preguntaría enseguida
por las víctimas de estos asaltos: ¿cuántos, dónde, cómo? Y preguntaría también
por el delito: ¿cuáles son las evidencias que lo comprueban? Pero el alcalde no
recibe nunca ni una pregunta incómoda. Tan sencillo es: los asaltos son porque
él los dice. Para la prensa privada de Guayaquil, eso es palabra santa.
Guayaquil es una sociedad
en la que su máxima autoridad puede decir “existe una nueva modalidad de
delito” sin que nadie se atreva a cuestionarlo en lo más mínimo. Tiene razón
John Dunn, en su artículo de hoy: nos conformamos con poco y, por ende, “somos
culpables de nuestra propia desgracia, al no cuestionar a nuestros gobernantes;
al creer que las inundaciones son culpa de los delincuentes, de la basura y de
la marea alta” (3).
(1) 20 ENERO 2016 Enlace radial del Alcalde Jaime Nebot, Alcaldía de Guayaquil, YouTube,
min. 3:49-4:47.
(2) En
vez de eso, uno de los periodistas le pregunta al alcalde si cree que es un
complot contra su administración, dando así por buena su “investigación”.
(3)
John Dunn Insúa, Disparar al otro bando, Diario El universo, 21 de enero de
2016.
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