La ingenuidad y las farsas

20 de diciembre de 2018


Un fantasma recorre las redes sociales: el fantasma de no saber por qué chuchas si antes nos levantábamos por menos, ahora aguantamos tanto. Este mensaje de Don Evaristo (?) es elocuente:


La idea de este ícono quiteño es cierta, siempre que se acepte como premisa que antes y ahora el pueblo ha decidido el curso de acción de los acontecimientos. Un tren de ideas en el que el pueblo se levanta, resuelve las cosas (atacando la institucionalidad y destituyendo a una autoridad corrupta y/o incompetente, típicamente un Presidente), y luego se retira una vez culminada su heroica tarea. Benjamín Carrión escribió en “Cartas al Ecuador”, a inicios de los años cuarenta del siglo pasado, sobre este melancólico* drama del ecuatoriano, por el cual:

“… el hombre ecuatoriano ha salido a la calle armado de su grito, o se ha lanzado al campo de batalla armado de su rifle o su machete, a defender su libertad. Y casi siempre ha triunfado en su empeño, aunque después del triunfo popular –bien ganado, heroicamente conquistado- haya naufragado en las aguas turbias de la intriga de camarilla o de trinca”. (p. 127)

Esto es de una tremenda ingenuidad: todos esos golpes fueron y son orquestados desde arriba (desde la “camarilla” o “trinca”) y el bravo pueblo del Ecuador ha sido un instrumento para ese re-acomodo de sus élites. Entrados en el regreso a la democracia, en la primera caída de un Presidente, la de Bucaram, el pueblo fue instrumento de los intereses del PSC. Lo que recetó Febres-Cordero por la mañana en las calles de Quito, se cumplió al pie de la letra en el Congreso Nacional unas horas más tarde. En este video (min. 3:15 en adelante) se observa al Ingeniero en su rol de DT de los destinos patrios. Es una gozada.

Todo el heroísmo del pueblo de Quito fue un tabaquito en labios del Ingeniero: todos los esfuerzos del bravo pueblo en las jornadas de febrero de 1997 (heroicos, en este imaginario ingenuo) fueron en beneficio de un caudillo guayaquileño y su “camarilla” o “trinca”, como las llamaba Carrión. Héroe, en este caso, resulta sinónimo de “tonto útil”**.

Como los noventa están de vuelta, la historia quiere repetirse, aunque no como Marx decía, que primero como tragedia y luego como farsa. En Ecuador no es así, porque ha sido una farsa siempre y en todo lugar, una larga y estúpida sucesión de farsas. La que toca ahora, la que está en cocción, se compondría una vez más del bravo pueblo de Quito en las calles para beneficiar a otro caudillo guayaquileño: Jaime Nebot, sucesor de León Febres-Cordero (a la derecha en el video de febrero de 1997).

Sigue sonando Vilma Palma de fondo y esto es el Ecuador. Todo es posible.

* Gregorio Peces-Barba decía que los esfuerzos inútiles conducen a la melancolía. Por eso la devoción popular al pasillo.
* El único levantamiento popular genuino fue contra Mahuad y la evidencia de esto fue la muerte lenta de su partido (es decir, la gente sí estuvo realmente arrecha contra Mahuad, por ser un maldito incompetente –me incluyo, aunque he tratado de entenderlo). Después de su destitución, la DP obtuvo 4 diputados de 100 posibles, es decir, pasó de tener 36 diputados en 1998 (cuando el pueblo -ayudado por el escritorio- eligió a Mahuad) a pasar a tener 4 en 2002. La DP languideció un rato más, para desaparecer años después sin pena ni gloria, como casi todo lo que ha hecho Oswaldo Hurtado a lo largo de su vida política. Que las otros dos destituciones fueron orquestadas por una porción de la élite política para eliminar a sus rivales políticos en el ejercicio del poder, sin contar con un genuino respaldo popular, se evidencia en el resultado de las siguientes elecciones: tras la destitución de Bucaram, el PRE obtuvo 24 diputados de 120 posibles (en 1996, cuando se eligió a Bucaram, contaba 19 de 82) con lo que se convirtió en la tercera fuerza política en el Congreso (por encima, el PSC tenía 27, la DP-UDC 36); tras la destitución de Gutiérrez, Sociedad Patriótica obtuvo 24 diputados de 100 posibles (en 2002, cuando se eligió a Gutiérrez, tenía apenas 6 de 100), con lo que se convirtió en la segunda fuerza política en el Congreso (por encima, el PRIAN tenía 28 diputados).

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