Decía Arthur Shopenhauer (1788-1860):
“Si un
Dios creó este mundo, no me gustaría ser ese Dios: las miserias del mundo me
partirían el alma”*
Me conformo con pensar que
somos unos animales toscos y prescindibles (en el contexto del cosmos) que no
sabemos comportarnos unos con otros. La crueldad de un Dios no es necesaria en
esta idea: la crueldad es nuestra (si acaso, Dios sirve de excusa para ponerla
en práctica: Deus lo vult).
*
Schopenhauer, Arthur, ‘El arte de
insultar’ [Die Kunst zu beleidigen],
Alianza editorial, Madrid, España, 2018 [Primera edición: 2005], p. 70.
(Edición e introducción de Franco Volpi.)
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