El miércoles 27 de agosto participé en un conversatorio sobre el tema “Espacio Público, Comunicación y Ciudadanía” que organizó la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Católica a instancias de Héctor Chiriboga, profesor de la Carrera y columnista de diario El Telégrafo, quien intervino como moderador del acto. Acompañé a Carlos Tutivén, Valentina Brevi y Jessica Jara en el común esfuerzo de formular críticas certeras sobre el tema que nos convocó y salimos, creo decirlo sin asomo de falsedad, bien librados. Carlos analizó el tema desde la comunicación, Valentina desde la arquitectura y Jessica desde la psicología. Me siento plenamente incapaz de resumir sus intervenciones sin pérdida de los necesarios énfasis y matices: en clara consecuencia, omitiré esta posibilidad. (Por cierto, esta incapacidad me recuerda la necesidad de grabar en audio estos actos y subirlos a esta bitácora de Internet como podcasts para conservar su registro y propiciar su difusión; ojalá -alguna vez lo conversé con Héctor- que realicemos en algún momento ese ciclo de debates sobre la ciudad, que lo publiquemos en formato de libro y que contribuya a una necesaria discusión que involucre al mayor número de personas, en particular a quienes no estén persuadidas de estas críticas o que sean contrarias a las mismas, para ampliar el debate y perfilar mejor su contenido y alcances. En todo caso, el próximo acto al que me inviten, grabo mi intervención y la cuelgo en esta bitácora y si los otros me autorizan, cuelgo también la de ellos.)
Resumiré, en breve, los recuerdos de mi intervención, la que formulé, como me sugirieron, desde la perspectiva del derecho y la política. La empecé con un acercamiento poco ortodoxo al tema: desde el fútbol. Ese miércoles 27 preparaba el post “Sócrates (democracia corinthiana)” que publiqué en esta bitácora y estaba yo plenamente imbuido del proceso de la democracia corinthiana que O Doutor capitaneó. Como lo afirmé en el post, la democracia corinthiana fue “una delirante experiencia libertaria de autogobierno colectivo”. Precisamente me interesó destacar esos aspectos que la democracia corinthiana concretó de manera delirante y exitosa, la “autonomía individual” y el “autogobierno colectivo”, que son precisamente los aspectos que en materia de espacios públicos y ciudadanía tienen un contenido miserable en Guayaquil. Analicé en breve las restricciones que imponen las autoridades locales para el ejercicio de los derechos ciudadanos al libre desarrollo de la personalidad y a la participación política y concluí que esas restricciones no tienen fundamento alguno en el marco de una sociedad democrática. Finalmente, tomé a préstamo unas observaciones de Carlos Tutivén sobre la incidencia de los medios de comunicación en la creación de este imaginario ciudadano para enfatizar que este imaginario esquiva analizar la pérdida de libertades ciudadanas en los espacios públicos porque se regodea con las “cuentas de colores” (“caramelos visuales” los llamó Valentina Brevi) que les ofrecen quienes mejor explotan (en lo económico y en lo político) este imaginario. Sin los necesarios matices, tal fue el contenido esencial de mi intervención.
El conversatorio con los asistentes (no fueron legión, pero tampoco un número desdeñable) fue interesante y, en lo que a mí respecta, se centró en los límites de esas restricciones a los derechos ciudadanos y la tensión entre las autoridades locales socialcristianas y las roldosistas. Sobre lo primero, enfaticé que en todo análisis de los derechos y sus posibles restricciones, los derechos tienen que verse, en palabras de Ronald Dworkin, como “cartas de triunfo” ante cualquier restricción que se pretenda. Yo no sostengo (nadie sensato lo hace) que no deba existir regulación alguna en el uso de los espacios públicos; pero sí sostengo que toda regulación que se haga tiene que hacerse con el mayor de los respetos al desarrollo libre de la personalidad de los individuos, su autonomía individual, y con la mayor inclusión de las personas en la construcción de lo que nos es común, espacios, políticas y obras públicas. Sobre lo segundo, afirmé que yo no postulo (nadie sensato lo hace) la abolición de la obra socialcristiana y la vuelta a la barbarie roldosista; pero sí sostengo que no existe, en este punto, una situación de dilema (“o es lo uno o es lo otro”) sino que puede muy bien pensarse un modelo de sociedad tolerante e inclusiva, que desarrolle políticas y obras públicas de calidad. Enfaticé, finalmente, que uno de los graves problemas de la sociedad guayaquileña es la incapacidad de pensar en el otro, de ponerse en sus zapatos, de tomarse a los individuos en serio y no como medios para un fin y turistas de su propia ciudad. Y enfaticé también que otro de los graves problemas de la sociedad guayaquileña es el “miedo a la libertad”. Sobre este tema deberíamos profundizar en otra ocasión: lo considero clave para comprender la forma cómo se estructura esta sociedad, sus relaciones de dependencia y el hecho de que si no somos más tolerantes e inclusivos no sólo es porque algunos no quieren cambiar el estado de cosas (obvio, quienes se benefician de ellas) sino porque algunos quieren no querer cambiarlas (porque tienen miedo de sufrir las consecuencias de su osado desafío o simplemente miedo de ser distintos a aquello que la sociedad les enseñó que deben ser). El tema da para mucho más y habrá que continuarlo.
Del conversatorio salí con dirección a la casa del Curro y replicamos (con mayor ferocidad, cabe decirlo) las ideas del conversatorio en compañía de algunos amigos y una amiga que, con acento italianizado, hizo las delicias del modesto auditorio. Tres botellas de vino y una tabla de quesos y jamones (cortesía tan memorable como extraña del Curro, usual anfitrión pobre pero honrado) fueron testigos de esta pequeña delicia de nuestra vida nocturna en Guayaquil.
Resumiré, en breve, los recuerdos de mi intervención, la que formulé, como me sugirieron, desde la perspectiva del derecho y la política. La empecé con un acercamiento poco ortodoxo al tema: desde el fútbol. Ese miércoles 27 preparaba el post “Sócrates (democracia corinthiana)” que publiqué en esta bitácora y estaba yo plenamente imbuido del proceso de la democracia corinthiana que O Doutor capitaneó. Como lo afirmé en el post, la democracia corinthiana fue “una delirante experiencia libertaria de autogobierno colectivo”. Precisamente me interesó destacar esos aspectos que la democracia corinthiana concretó de manera delirante y exitosa, la “autonomía individual” y el “autogobierno colectivo”, que son precisamente los aspectos que en materia de espacios públicos y ciudadanía tienen un contenido miserable en Guayaquil. Analicé en breve las restricciones que imponen las autoridades locales para el ejercicio de los derechos ciudadanos al libre desarrollo de la personalidad y a la participación política y concluí que esas restricciones no tienen fundamento alguno en el marco de una sociedad democrática. Finalmente, tomé a préstamo unas observaciones de Carlos Tutivén sobre la incidencia de los medios de comunicación en la creación de este imaginario ciudadano para enfatizar que este imaginario esquiva analizar la pérdida de libertades ciudadanas en los espacios públicos porque se regodea con las “cuentas de colores” (“caramelos visuales” los llamó Valentina Brevi) que les ofrecen quienes mejor explotan (en lo económico y en lo político) este imaginario. Sin los necesarios matices, tal fue el contenido esencial de mi intervención.
El conversatorio con los asistentes (no fueron legión, pero tampoco un número desdeñable) fue interesante y, en lo que a mí respecta, se centró en los límites de esas restricciones a los derechos ciudadanos y la tensión entre las autoridades locales socialcristianas y las roldosistas. Sobre lo primero, enfaticé que en todo análisis de los derechos y sus posibles restricciones, los derechos tienen que verse, en palabras de Ronald Dworkin, como “cartas de triunfo” ante cualquier restricción que se pretenda. Yo no sostengo (nadie sensato lo hace) que no deba existir regulación alguna en el uso de los espacios públicos; pero sí sostengo que toda regulación que se haga tiene que hacerse con el mayor de los respetos al desarrollo libre de la personalidad de los individuos, su autonomía individual, y con la mayor inclusión de las personas en la construcción de lo que nos es común, espacios, políticas y obras públicas. Sobre lo segundo, afirmé que yo no postulo (nadie sensato lo hace) la abolición de la obra socialcristiana y la vuelta a la barbarie roldosista; pero sí sostengo que no existe, en este punto, una situación de dilema (“o es lo uno o es lo otro”) sino que puede muy bien pensarse un modelo de sociedad tolerante e inclusiva, que desarrolle políticas y obras públicas de calidad. Enfaticé, finalmente, que uno de los graves problemas de la sociedad guayaquileña es la incapacidad de pensar en el otro, de ponerse en sus zapatos, de tomarse a los individuos en serio y no como medios para un fin y turistas de su propia ciudad. Y enfaticé también que otro de los graves problemas de la sociedad guayaquileña es el “miedo a la libertad”. Sobre este tema deberíamos profundizar en otra ocasión: lo considero clave para comprender la forma cómo se estructura esta sociedad, sus relaciones de dependencia y el hecho de que si no somos más tolerantes e inclusivos no sólo es porque algunos no quieren cambiar el estado de cosas (obvio, quienes se benefician de ellas) sino porque algunos quieren no querer cambiarlas (porque tienen miedo de sufrir las consecuencias de su osado desafío o simplemente miedo de ser distintos a aquello que la sociedad les enseñó que deben ser). El tema da para mucho más y habrá que continuarlo.
Del conversatorio salí con dirección a la casa del Curro y replicamos (con mayor ferocidad, cabe decirlo) las ideas del conversatorio en compañía de algunos amigos y una amiga que, con acento italianizado, hizo las delicias del modesto auditorio. Tres botellas de vino y una tabla de quesos y jamones (cortesía tan memorable como extraña del Curro, usual anfitrión pobre pero honrado) fueron testigos de esta pequeña delicia de nuestra vida nocturna en Guayaquil.
21 comentarios:
Lo del Curro tiene explicación, de seguro quiso ligarse a la tana y para quedar bien se rajó con los quesos y jamones, lo seguro es que todos comieron quesos y jamones y que el Curro no comió pizza ni pasta.
Con respecto a lo del uso del espacio público yo soy uno de los damnificados del mismo, es imposible sacar a pasear a mi perra a ningún parque decente, en todos aparece un guardia con silbato indicando que las mascotas están prohibidas. En el Malecón 2000 ni se diga, ahí con suerte lo dejan caminar a uno tranquilo siempre y cuando no se te ocurra besar a tu novia o esposa.
Hoy ví y escuché al Abogado Nebó -escrito como lo pronuncia la masa guayaca- en una entrevista con Carlos Vera, en la misma no perdió tiempo para insultar (ciego con lentes) a un pobre individuo que cuestionó su gestión, sino que amenazó con dejar la Alcaldía de Guayaquil si es que el No gana en la ciudad. Créeme que de no haberlo visto no lo creyera, es por todo esto que desde hace algún tiempo digo que vivo en "Ciudad Prohibido".
Yo creo que Guayaquil como ente es el perfecto reflejo del complejo lobuno de sus ciudadanos.
Son tan temerosos, no tanto del "otro" como de ellos mismos y de lo que son capaces de hacer con un poco de libertad individual (vulgaridad, suciedad, desorden, violencia), que ven imprescindible que un poder heterónomo (municipio, iglesia) los reprima.
A este Leviathan tropical hay que presentarle a Locke.
Querido primo, gracias por tu comentario. Tu hipótesis sobre el comportamiento generoso del Curro acaso acierte en las intenciones del inefable sujeto, en todo caso es exacta en cuanto al saldo de la noche. Al tema de los perros, agrégale que para los efectos de la mente de los guardias municipales cuyo propósito esencial es la repetición de comandos primarios, "una bicicleta = perrito de metal". Lo mismo las marginan. Me gustará observar la entrevista de Vera a Nebó... A lo mejor la suben a YouTube. El propio Municipio puede que lo haga, por supuesto, sin opción a comentarios. (El líder da comandos y no acepta diálogos, ni siquiera en formato virtual, ja). Lo de "Ciudad Prohibido" no está mal; suena a apropiada variación de la "Ciudad Inmóvil" que critica Efraím Medina Reyes, alguien a quien al calor de los vinos tanto tú como yo hemos elogiado y mucho.
Querida Christine, gracias por tu comentarios. Tus palabras me recuerda esa certera frase de Roberto Bolaño (a quien todos le debemos un hígado) quien decía, "Dios, Rey y Patria que, como todo el mundo sospecha (pero se lo calla) significa Miedo, Amo y Jaula". Claro que donde dice "Rey y Patria" léase "Alcalde y Cantón" y lo mismo es. Puede que el Leviathan tropical en algún momento se avenga bien con el bueno de Locke al frío sudoroso de unas cervezas. Pero en el Palacio Municipal no se hará el encuentro. Ahí no reciben ingleses ilustrados, ja. Por cierto, evitatomandoelsol.blogspot.com, Say no More?
Perdón por el error, el Abogado Nebó se iría de la Alcaldía si es que gana el SI, eso fue lo que dijo además que la nueva constitución le impediría ser reelecto y que ya no habría alcantarillado, agua potable, pavimentación, registro civil, puertos ni aeropuertos. BUUUUU!!!! :(
Sabía que por lo menos el Curro no comió pizza.
Es interesante leer sus editoriales y su inquebrantable fe en la participación ciudadana y como critica al municipio de Guayaquil por la supuesta falta de libertad y poco ámbito de participación ciudadana. Pero me parece que usted comete la falacia de la petición de principio, da por supuesto que la "participación ciudadana"es la panacea de todo régimen democrático. Los ciudadanos, ángeles de la política, todo lo hacen bien parece usted decir. Lo importante es que usted no se quede en la flatus vocis de la participación ciudadana y diga específicamente qué es? cómo se estructura? que legitimidad tienen un grupillo de individuos que "participan" o "participarán" bajo la futura constitución en la elección de autoridades públicas. Por ejemplo, por muy respetable que sea el colectivo los "ciudadanos activos por una democracia participativa", a mí no me representan, ni me representarán, y bajo qué título ellos pueden incidir en la formación de la voluntad estatal por encima de mis representantes?. Los asambleistas por lo menos cuentan con la legitimidad del voto. Pero estos ciudadanos qué legitimidad ostentan? porque ellos van a tener más importancia en la toma de deciciones que yo, que no voy a participar, pero pago mis impuestos, estudio todos los días y ya he generado más de 50 plazas de trabajo.Demuestre mi querido amigo su amado autogobierno colectivo y sálgase de la falacia.Por otro lado, es usted de aquellos multiculturalistas amante de las entelequias colectivas? Esta pregunta no se deriva de sus escritos, sino de mi cuiosidad.
Por otro lado, yo creo que usted sí que se enfrenta ante la falacia del falso dilema, pues sólo ataca al gobierno municipal de Guayaquil por supuestos males que se reproducen en todo el Ecuador. De lo que yo recuerdo algunos artículos escribió por la criminalización de la protesta de la metrovía, pero nada ( y si escribió, habra escrito uno no más) del caso Dayuma, de la detención de Guadalupe LLorí, de la falta total (para ponerme en su línea progre)de toma de consideración a la ciudadanía en los proyetcos estatales so pretexto de las emergencias decretadas y, lo que constituye la más patética demostración de falta de libertad en todo el país, las detenciones arbitrarias por atentar contra la majestad de la presidencia. Claro, si solo ataca al alcalde Nebot, que a lado de Correa es un niño en prepotencia y autoritarismo, y no ataca a este gobierno, algo falla en sus entendederas, ante el dilema perfiere atacar al alcalde Nebot. Yo por mi parte, sin fe ni dogmatismo, atacaria al uno y al otro y al tercero si lo hay, usted solo a uno: en el dilema escogió una opción. Quizás es el miedo al todo poderosos Correa? Porque en estos días fácil es criticar a Nebot y a Febres, cuando el rival está en el suelo, todos lo pueden patear. A Correa quién lo critica por meter preso a un ciudadano por insultar? El fascha de Bush recibe insultos de Michael Moore y nada pasa, aquí el majestuoso Correa te desnuda, te apalea y te mete en la carcel (Dayuma), sin embargo los buenos progres nada dicen y los editorialistas de izquierda naranjas...ay el maniqueismo. Por otro lado, a lado de la bicicleta, los besos (ándate a un motel y no jodas!! no mentira), y los perros (en todas partes pasa, aunque no por eso esté bien), con que otras cosas se coartan la libertad en Guayaquil? Porque si se trata de bicicletas y perros, comparados con la prohibición de celulares, ipód's, blog's, internet, que sufren los cubanos y parece que ahora los venezolanos, estamos muy bien parados.
Con todo,si cita a Dworkin y sus cartas de triunfos, debe saber que él basa todo su discurso en el individuo y en el objetivismo moral, qué cree usted entonces de la multiculturalista y plurinacional constitución. Esta constitución de ideología telúrica, ohh sí, nací aquí y la tierra me dió ciertas dotes que en otro lugar no existen, ohh sí, nací en los andes y debo de hablar quichua, ohh sí, debo someterme al derecho indígena así no lo comparta, para proteger la identidad del colectivo; vale más la identidad del tahuantinsuyo que mi libertad individual.
Bueno, como dice Chomsky; who pays the paper. A usted el gobierno le paga o tiene alguna relación con él? Sabiendo eso, podremos saber muchas cosas que se deben presuponer al leer sus artículos y así entenderlos mejor.
Gracias jefesss, siga escribiendo, aunque no soy de izquierda ni progre, lo leo porque en lo suyo en la mayoría de los casos hay argumentos, no fe, salvo en la participación ciudadana, y por favor, en caso de contestar no me ponga como ejemplo a Socrates, vamos a lo duro, a un estado con millones de personas.
Cioran
Anónimo, para Dworkin el objeto de la moral es la construcción, entre sujetos libres e iguales, de principios que deben presuponer el respeto a esa libertad e igualdad. Postula, como ética normativa, el deontologismo, y para él lo correcto es tratar a todas las personas con igual consideración y respeto.
Para Dworkin no existe un derecho general a la libertad.
Bajo la concepción de la democracia deliberativa, a lo Nino, la participación ciudadana en el autogobierno colectivo es fundamental, ya que la democracia -bajo esta concepción- recrea lo que en filosofía moral se conoce como el discurso moral. A la democracia se la debe valorar por su alta capacidad epistémica.
Su teoría de la democracia, anónimo, no es ni la única, ni la que brinda las mejores justificaciones para su perpetuación. No porque me obligan a votar cada tanto por una basta lista de personas -de las que por lo general solo se, ademas de su nombre, el partido del que provienen-, quiere decir que el régimen es legítimo (legitimidad en el campo moral).
Es muy interesante el articulo sobre participacion ciudadana y, aunque innecesariamente lacerante, el comentario ultimo que pregunta sobre una definicion de participacion ciudadana es valido.
Para el amigo anonimo al que no le gusta que lo identifiquen: en Quito. por ejemplo, no necesitamos que nos coharten las libertades para conservar lindos sitios, o los asientos de los buses, o del trole, etc. Entiendo que en Cuenca es incluso mejor (la gente es mas educada). Es que acaso somos tan distintos? No. Creo que tiene que ver mas con que la actitud es diferente. Gracias a Dios la gente quitena todavia puede besar a su novia en la Plaza de la Independencia (el mas grande simbolo de la LIBERTAD de america latina). Aunque muchas veces sea mal visto, y tengamos que autolimitarnos por simple pudor, es mucho mas grave cohartar ese tipo de libertades. Muchas cosas de bueno ha hecho el alcalde Nebot, pero es tan parecido al presidente de la republica la mayor parte de las veces que me causa humor cuando se cree distinto.
Mire mi querido Luis, no entiendo a cuento de qué me aclara a mí lo de Dworkin y su teoría de la democracia, yo traje a colación a Dworkin porque la idea de Dworkin de los derechos humanos es incompatible con los colectivismo y relativismos,veamos: Si basa su teoría en el individuo, debe detestar las teorías que ponen el colectivo sobre el individuo (Conaie); Si cree, en el Derecho, en la teoría de la única respuesta correcta, es obvio que no cree en relativismos. La democracia Dworkiniana que usted expone me parece de buen rollito, pero de buen rollito en buen rollito prefiero la democracia directa a secas, como aquella es imposible, por derivación prefiero la representativa, no la de "ciudadanos arrechos contra el alcalde Nebot". A mí ellos no me representan, y mi querido amigo, the big question is cuál es la legitimidad de esos señores?? Dónde se la ganaron??
Sobre Guayaquil y Quito, por favor, ya dejémonos de huevadas, yo me beso con mi novia en el malecón y nada pasa...hasta cuando el mito.
Si con intereses comparativos dicen que en Quito no necesitan que les coarten las libertades para conservar lindos los sitios me quedo sin palabras...vivo en Guayaquil y me siento libre, todas las noches de lunes a viernes puedo salir y hacer lo que me da la gana y sabado y domingo me pego un chafote en las peñas y ni Dios se molesta...qué más puedo pedir! el Che cuando estuvo en Gye dijo que aqui se respiraba un lindo aire de libertad personal, ese aire yo lo consumo en mis porritos, vuala!!
Sobre que el alcalde Nebot se parece a Correa, muy cierto, por eso llama la atención aquellos que SOLO critican al alcalde y no a Correa y viceversa. Repito: en el dilema, algunos, decidieron escoger. YO NO! Ojalá que Gye enseñe una clase nacional de libertad frente al tirano y diga No.
Cioran
Estimados Cioran, muchas gracias por tu ilustrado comentario. Me interesa en particular la parte del mismo que se relaciona con la participación ciudadana. En esencia, supone que los ciudadanos que participan en la discusión y gestión de las políticas y obras públicas, o en la selección de las autoridades que no son de elección popular, no tienen la legitimidad que sí tienen (por ejemplo) quienes son elegidos por elección popular.
Yo discutiré la cuestión desde el diseño institucional. Me interesa un diseño institucional que propicie un amplio e inclusivo debate y que tenga como atributos la transparencia y la rendición de cuentas. Con independencia de quienes participen, me parece importante que estas características se cumplan porque precisamente la legitimidad de la decisión que adopte el órgano o institución que respeta esos principios le es otorgada por la posiblidad de escuchar a un mayor número de personas que simplemente someterse a la discrecionalidad de la autoridad de turno. El defecto que observo en tu crítica es que no propones ningún diseño que realmente garantice la legitimidad que afirmas que los diseños institucionales participativos no tienen. Porque excluyendo a quienes son elegidos por voto popular, un importante número de decisiones se toman en instituciones cuyas autoridades no las elige el voto popular y un importante número de decisiones las toman autoridades de voto popular que no les interesa escuchar a los otros y toman decisiones en función de su propia discrecionalidad e intereses, cuando la democracia no es aquello que sucede cada cuatro años cuando participas en una elección sino lo que se sucede durante ese intervalo entre una elección y otra.
En definitiva, prefiero un sistema que permita la participación que uno que la excluya. Puede que quienes participen no te representen pero, en un diseño participativo siempre te podrás representarte tú mismo, si así lo quisieras. Y si no lo quieres, no puedes culpar de tu desidia a quienes sí lo hacen.
Sobre lo del falso dilema te diré que sobre el tema de Dayuma publiqué un editorial (lo puedes encontrar en esta bitácora) que se llamó "Estados de Excepción" y sobre el tema de la libertad de expresión he publicado varias cosas críticas contra el gobierno (la aplicación de las leyes de desacato o la discusión sobre si establecer la colegiación obligatoria de periodistas, por ejemplo).
Ahora, si en este momento he optado por defender algunas cuestiones de la Constitución es, en buena medida, porque conozco el texto y sé que tiene un número importante de cosas positivas que sin embargo, muy poco se discuten con seriedad, mientras la peña se entretiene con la agenda de discusión que pretende la iglesia católica o las críticas políticas disfrazadas de argumentos críticos contra la Constitución. (Por supuesto no desconozco la existencia de defectos en el texto constitucional; pero discutamos todos ellos con altura y no desde la ceguera o la zafiedad).
Criticar a Nebot me parece un mínimo para personas que conozcan un poco sus derechos y se respeten a sí mismas. Nebot no es un tipo democrático (sus actos lo prueban) y sin embargo, a diferencia de Correa a quien la gente de esta ciudad se solaza en llamarlo "dictador", esa misma gente no lo percibe a Nebot así. Ese rasgo me impresiona y en razón del mismo defiendo mis convicciones y ejerzo mi derecho a probar que la mayorìa de las personas que no lo perciben a Nebot como un sujeto autoritario es porque no se han puesto a pensar sobre el particular y sobre el rol de los ciudadanos en una auténtica democracia. De hecho, a muchos les daría igual si hay o no democracia. Es triste admitirlo.
Como también es triste admitir que tu concepto de libertad sea algo tan prosaico como salir todas las noches (yo también lo hago, pero es una cosa muy natural, ¿no?) y realizar un acto clandestino como fumarte un porrote (porque supongo que no lo fumaras con la policía metropolitana, ¿no?). Las libertades ciudadanas son cosa distinta, e implica no solo besar a tu novia (a mí sí me han acercado para decirme que no puedo hacerlo y por toda respuesta le toco el culo y acto seguido le pregunto a la palideciente guardia municipal si eso sí se puede hacer, ja, -tendrías que ver esa cara, compadre, tendrías que verla- pero el solo hecho de que se te acerquen para decirte aquello es impresentable) sino no discriminar en la entrada a lugares pùblicos, en entenderlos como tales y actuar en consecuencia, en no tener que solicitar una serie de permisos (que adolecen de discrecionalidad, si va Margarita Arosemena le conceden lo que quiere pero sí van otros ciudadanos que no son afectos al gobierno municipal o meros desconocidos, el asunto se pone complicado -lo sé porque conozco casos concretos) para realizar actividades en actos públicos, en poder sentarse donde y como uno quiera... Etcétera, no insistiré en detalles, porque para quienes vivimos esta ciudad son conocidos y padecidos de sobra, pero entremos a discutir cada uno de los mencionados y mencionemos otros, si te apetece, y entrémosle a la sabrosa discusión.
En lo personal es probable que inscriba mis intereses de debate en esta frase de Wilde "Cuando mucha gente piensa que estoy en lo correcto, empiezo a pensar que estoy equivocado". E ironías aparte, creo que es importante pelear a la contra para generar pensamiento. La obsecuencia a Nebot me produce asco y entiendo necesario combatirla. La crítica sin fundamento al texto constitucional me produce asco y entiendo necesario presentar arguemntos para formular críticas pensadas.
En definitiva, no se trata de tomar partido por no criticar al gobierno de Correa (a quien le he formulado, tengo y formularé críticas, tengo muchas) sino que en las circunstancias actuales mis intereses son otros: son éstos que te expongo. Sigamos el debate.
Cioran, la respuesta para the big question, an small answer from dworkin (o como sea), la legitimidad de estos individuos proviene de su carácter como agentes morales, susceptibles del derecho absoluto a la igual consideración y respeto. Si usted no se encuentra de acuerdo con ellos, entonces confróntelos con ideas, con razones morales (tribunal último de apelación para actuar o decidir); en este sentido, dichos representantes de la ciudadanía deberán estar sujetos a la crítica, revisión de ideas, etc. Entiéndase que me encuentro en el plano normativo, del deber ser.
Por otro lado, y haciendo un paréntisis, la crítica al liberalismo proveniente del comunitarismo puede resultar muy interesante: ¿será cierto que existe un hombre abstracto, pre-empírico, al que se le pueda imputar consecuencias normativas de forma imparcial?
Una crítica al abg. flores, si usted suscribe la teoría del derecho dworkiniana, derechos (principios) como cartas de triunfo frente a la política (objetivos colectivos), entonces cómo defender aquella concepción de derechos colectivos: tierras indígenas imprescriptibles, inembargables, inaleinables e indivisibles. ¿No son estos derechos, acaso, violatorios de los derechos a las libertades individuales?
Para Dworkin, cada sujeto -individualmente- merece una igual consideración y respeto, y constituye un derecho moral frente al Estado; luego un indígena perteneciente a una comuna, jamás podrá reclamar como suyo el pedazo de tierra donde vive y trabaja, fatalmente se encontrará unido a la suerte de su comuna.
Por quedar bien con todos -objetivo colectivo- se constitucionalizaron conceptos contradictorios y, en consecuencia, deberemos encontrar 9"super" hércules para la CC que le den un sentido a esta novela disparatada, o una fachada reconocible a esta catedral, que no es sino nuestra patética práctica constitucional.
Saludos
Mi estimado amigo, el ejemplo de libertad que yo aquí expuse no es más que la consecuencia de los ejemplos que los otros exponen, es decir, uuy no soy libre xq no puedo ir en bicicleta o uuy no soy libre xq no puedo besar a la novia. Entre esos ejemplos van mis ejemplos, yo en esta ciudad me siento muy libre y no xq está Nebot, simplemente xq así es, aquí no te meten en cana por mirar mal a nadie, en Quito si pasa la caravana presidencial, como si fuera la belleza maldita de medusa, agacha la cabeza no más compadre, cuidado la majestad se ofende!! Es que ahi está el falso dilema, si en Gye la libertad está en riesgo gracias a Nebot, qué pasa con Correa: cerró una radio, mete preso a quien lo mira mal!!!,torturo en Dayuma y a los panaderos los llamó terroristas, aniquíló la posibilidad de participación ciudadana que tanto te gusta con las emergencias declaradas que le permiten hacer y deshacer a su gusto y tú dale con Nebot, me parece que cuando los rivales son débiles como Nebot es fácil atacarlos, cuando son poderosos como Correa ahi está la cosa, es como aquellos que se solazan (ahora!) atacando a Febres y nada dijeron cuando era poderoso, a estas alturas del partido criticarlo es llover sobre mojado. Desde este punto, me parece equivocado eso de pelear a la contra, pelear "a la contra" contra Nebot? pero si no es nadie ya él, se pelea "a la contra" contra Correa, es decir, con la persona que más poder ha tenido desde que regresamos a la democracia, lo otro es cuento, como cuento es lo de criminalizar la metrovía vs. la tortura en Dayuma. Pero de nuevo, en el dilema escogiste so pretexto de tus intereses, para mí no hay dilema, si a los dos hay que dar palo, pues a los dos se ha dicho. Decir que Nebot es autoritario y en la misma línea ser cómplice silencioso del MAJESTUOSO un tufillo malo tiene.
Discúlpame lo largo del párrafo anterior, pero la controversia obliga, pero bue... Entre dictócratas q se entiendan.
Veamos, sobre la participación ciudadana nada concreto dijiste, quieres un diseño institucional que permita la participación y no una que la excluya. Perfecto. No hay nada más. Etereas palabras. Flatus vocis. Qué de concreto? Nada. Me dices que si yo no participo, pues que me joda, si otros, sin mi decidia, participan vuala!!. Libertad de los antiguos vs. libertad de los modernos. En Grecia si te iba bien, trabajando, estudiando, pagando impuestos y amando a una sola mujer (!!??), la libertad antigua (léase participación) obligaba al pobre griego a dejar por un año sus labores para participar en la formación de la voluntad del estado. Contra eso, los modernos reaccionaron y dijeron: un momento, los políticos a lo suyo, y que ellos a mí no me jodan. En ese sentido, yo trabajo, el estado me cobra ahora más impuestos por servicios q no me da, el tiempo me falta para no despedir a mis empleados, las lecturas cada vez me son más escazas, y encima ahora me dices que si yo no participo que me joda?? es decir, libertad antigua para mí. Noo, yo no quiero que otros sin legitimidad alguna actúen en mi nombre, yo no quiero que otros q por "participar" tengan prebendas. Yo lo que quiero es que mis representantes se ganen bien sus dineros, y que me dejen a mi tener una vida privada alejada de la política, quiero una libertad moderna donde la política no incida en exceso en mi vida, es decir, que la política no me joda. De nuevo, no me diga q la legitimidad de los "señores arrechos con Nebot pero ahuevados con Correa"se la ganan porque ellos deciden participar. Y a cuenta de qué?? Si yo no participo es porque no quiero y porque para eso están mis representantes y gracias a eso tengo tiempo para generar empresa y trabajo a otros. No es legítima mi posición?? No lo aburro más. Su pensamiento genera controversia y Wilde está contigo. Yo por mi parte sigo las enseñanzas Lord Henry, ese es un grande, ni Dorian pudo con él.
PD: Disculpa las faltas ortográficas, estoy en el aeropuerto y el tiempo me es escazo. A dios.
Firma: Cioran
Luís Sanchez, concuerdo con usted, pero no confundamos legitimidad moral y política(aunque, ya es sabido, difícil es separar los dos planos , yo quiero saber de la legitimidad política, la moral y el auditorio universal, etc., sí, ya me se ese cuento. Sobre el hombre pre-empírico, sí, es válida la interrogación y también la interrogación a la ya nada segura razón universal, pero qué queremos? El velo musulman y decirles: ahi sí, ustedes son diferentes y yo no se como ponerme en sus zapatos, así dale el látigo a la mujer, cúbrele el rostro y de yapa ablación de clítoris...como la razón no interviene...viva el multiculturalismo y nada de razón normativa... vivan los talibanes y compañía, la opresión a la mujer, y nada de diálogo universal... Es q no nos podemos poner en el zapato del otro??? yo, a los que ponen bomba les daría un bombazo y me valdrían un comino sus zapatos.
Firma: Cioran
Estimado Cioran, de nuevo muchas gracias por tu comentario. Veamos. Que tu capacidad de pensar ejemplos que coartan libertades ciudadanas en Guayaquil lo reduzcas a los ejemplos que otros utilizan es lamentable. Para remediarlo, te ofrezco otros ejemplos, las que en razón del tiempo extraigo de un post del mes pasado en el que contesté una comunicación del amigo Panchito Franco; sobre este base podemos ampliar la discusión (eso, siempre que no te animes a imaginar otros, cosa muy posible): “para violaciones a la autonomía individual que sirvan de ejemplo, tenemos que se prohíbe por razones espurias el derecho de reunión -porque se expenden unas viandas de comida-, que se criminaliza el derecho a la protesta -como el caso de quienes protestaron contra el funcionamiento de la Metrovía , que fueron acusados de terrorismo con la posible condena a 12 años de prisión por 20 minutos de protesta pacífica-, que se limita el derecho de circulación -como la prohibición de circular en bicicleta de la entrada del llamado "Malecón 2000" al estacionamiento de bicicletas, la imposibilidad de parquearla en la llamada "Zona Regenerada" o la imposibilidad de parquear vehículos en el Parque Lineal sino se va a permanecer en el Parque mismo so pena de recibir un "ponchazo" de llanta-, que se prohíbe en los parques y plazas sentarse en el césped, que se regule la vestimenta, la manera de sentarse, de comportarse hasta en los más mínimos detalles -no conozco ninguna otra ciudad donde esas prohibiciones tan amplias y abarcativas existan e impidan actitudes tan simples como éstas y que conste que he viajado por varios países de Europa y de América en los que he constatado esta diferencia con la cual perdemos todos los ciudadanos-, que produce una limpieza sociológica en la Zona Regenerada -sin buscar alternativa distinta para quienes son desplazados-, etc., y para violaciones al autogobierno colectivo, tenemos que a las autoridades locales nunca les ha interesado el desarrollo de una ciudadanía crítica y participativa en relación con la política y la obra pública que se impone en la ciudad”. Vuelvo a tu comentario: en todo caso, los que tú llamas tus ejemplos de libertad son también lamentables: se reducen a una apreciación subjetiva (éste, “me siento muy libre … simplemente porque así es”) y un ataque al Gobierno de Correa (¡?) que en buena lógica no sirve para defender la gestión de las autoridades locales. Pero entrémosle al punto, me interesa lo que dices de Nebot, su supuesta debilidad. Si lo mides a nivel nacional, es muy cierto: Nebot es un líder cantonal. Pero, eso sí, con un peso enorme en su cantón, que no es cualquier cantón de la República, sino aquel que aglutina a la sexta parte de la población y es (en buena medida) motor económico del país. O sea, un dato no menor. En todo caso, coincido contigo que en contexto Nebot no es tan fuerte: no sólo por las circunstancias del Gobierno actual que supo patear el tablero donde Nebot movía cómodo sus piezas, sino porque él mismo es cobarde y no llega a las últimas consecuencias en los postulados que dice defender (el llamado “Mandato de Guayaquil”, o esas vaguedades como la “libertad” y la “autonomía”, las que nunca le ha interesado definir). Pero es que, a mí, Emil Michel, no me interesa tanto Nebot (me interesa como síntoma, en todo caso) quien no ha creado (porque no tiene la capacidad, porque otros la crearon antes de él y él sólo las administra en beneficio de sus intereses) las estructuras de las relaciones sociales y de pensamiento en esta ciudad; él solo medra de ellas y en alguna medida las retroalimenta. Mi intención es otra: es criticar el pensamiento de quienes, por una serie de circunstancias cuyo inicio acaso pueda situarse en la década del ’50 con el advenimiento del populismo y las prácticas clientelares (esto amerita mucho debate y análisis cuantitativo) han devenido en personas acríticas, uniformes y conformistas en esta sociedad. Tanto que cuando alguien rompe la inercia de los “ciudadanos” (es un decir) de esta Ciudad Inmóvil no conciben mayor producción intelectual que calificar al Gobierno de “Comunista” y “Dictador”, o plegar al más rancio conservadurismo amparado por la iglesia católica o a los imanes de la productividad. Así, Nebot es un síntoma: la pus está dentro. Atacar la pus es lo que me interesa.
Sobre el tema de la participación, Emil, afirmas que nada concreto dije, que yo quiero “un diseño institucional que permita la participación y no una que la excluya”, que ésas son etéreas palabras. Pues no me lo parecen y no son poca cosa si las contrastas con un diseño institucional que, a pesar de sus visos de legitimidad electoral, ha funcionado de espaldas a quienes ha afirmado servir.
Detrás de tu afirmación, hay dos presupuestos: el primero, que aquellos que participan tendrán prebendas que tú no tendrás porque tú no participas; el segundo, que en el sistema de representación que tú propones, tus representantes cumplen con el propósito para el cual los eliges tú, o los eligen los otros. El primer presupuesto no es necesariamente cierto, el diseño institucional de participación, si se lo dispone adecuadamente, sirve al propósito de la transparencia, la rendición de cuentas y la razonabilidad de los actos públicos –propósitos que, entiendo, no consideras indeseables para una sociedad-; el segundo presupuesto, en este país, ha probado ser falso. De allí deviene la necesidad, precisamente, de una mayor intervención en la planeación y ejecución de las políticas y las obras públicas, en la elección de las autoridades de control: esto contribuye a una sociedad más horizontal, menos discrecional, de mejor distribución y mejor servicio para sus asociados (no poco en una sociedad tan inequitativa como ésta). Este diseño supone la participación en asociaciones pequeñas y en cosas mayores: la democracia no es votar cada cuatro años en elecciones como tú pareces suponer, sino lo que sucede entre elección y elección: eso es lo que realmente importa. Y que tú quieras elevar la desidia (con la “s” que se te escapó) a rango de norma social y aspirar a una Estado liberal de derecho, meramente representativo, no es óbice para menoscabar la posibilidad de que otros, interesados de buena fe en participar en la gestión de la cosa pública, lo hagan. Si tú no estás interesado, tu posición por supuesto, merece respeto: crea tú empleo, Emil Michel, fúmate tu chafo tranquilo, estás en tu derecho. Tanto como los otros en el suyo de participar en la arena política. Salute.
Xavier, mis ejemplos son lamentables y los tuyos, si no lamentables, de quinceañera impedida de ir a la fiesta: uuy no puedo andar en bicicleta, uuy no puedo parquear y no me puedo vestir como Madonna ¿!!? y, madre mía Fidel se quedo corto, no me puedo parquear!! Sí es verdad, tu apreciación es de las más objetivas, empirismo puro! Resucitemos a Leonidas y sus trescientos en Guayaquil!! Grande Xavier, el odio no te deja, no….
Yo te diría cuándo se pone en peligro la libertad, a ver si sigo siendo lamentable: Si lo ves mal, a cana. Si hablas contra él, una cadena nacional de 30 min. contra ti solito... Si te manifiestas contra él, tres cadenas nacionales. Si te le opones, orden de prisión inmotivada (caso Pinto) y si todavía hay dudas, linchamiento en Dayuma, pero no, lo mío es lamentable, subjetivismo ramplón, más vale el derecho a vestirse como Madonna y reclamar por mi triciclo, objetividad pura. Se la vie.
En cuanto al achaque al gobierno pasa por el mal tufillo que deja el ataque a la pus que tú haces y no a la infección. Estás como los intelectuales en la República de Weimer, atacaban al comunismo y nada decían de Hitler, y el genial Carl Schmitt…qué decir. Un buen batallador, aquellos sin pausa, atacarían la pus y la infección, usted mi amigo eligió, que pena por su merced: Usted se inclino ante Jerjes…en el falso dilema, decidió eligir.
Que al municipio no le ha interesado el desarrollo de una ciudadanía crítica, esa es la típica de los progres, a ver papi Estado, no soy crítico, ayúdame a ser crítico, soy idiota, ayúdame a ser listo, puro paternalismo, pura planificación'; quién planifica a quién? El que planifica, puro partido, nueva burguesía, new ricos.
Atacar la pus es lo que te interesa y no atacas a la infección más potente: La de las emergencias que lesionan la participación amada! La de las prebendas a todos los concejales y alcaldes que se suman al Sí (puro populismo clientelar no? harto estudio anuncias shhhh silencio jaja), la del insulto institucionalizado, la del contrato a dedo, y las torturas y órdenes de prisión alegre. Ahh, que lamentable que soy, cómo me olvido: la bicicleta.
De nuevo: Flatus vocis: si la participación ciudadana se la dispone adecuadamente...ya ok, pero cómo, esa es la cuestión. Es como decir, si quiero la justicia en el Ecuador, sí, ok, pero cómo es la cuestión. Lo demás es declaración de intenciones, es manifiesto, es una canción protesta y nada más. En esa línea yo prefiero la democracia directa y listo. La cuestión es que caes constantemente en la falacia de la petición de principio: no has demostrado un diseño que no pase, como siempre pasa con los progres, de las simples intenciones, no explicas ni entras al detalle, a lo que importa, lo más profundo, qué nivel!, Sócrates, pero no el de Atenas, sino el idiota del penal fallido en el mundial.
Por otro lado, si yo no participo y otros quieren participar, que hagan un partido político, que entre en el debate argumentativo y que se ganen la legitimidad del voto, o por qué los ciudadanos “arrechos contra nebot pero ahuevados con Correa”,no pueden pelear la lid electoral. Ah es que te gustan los colectivos… pobre individualidad, te falta Nietzsche…
Que la democracia no es el voto cada cuatro años, vale, pero tampoco es democracia los colectivismo que tú etéreamente propones ( no pasas de las asociaciones pequeñas y la pura arbietrariedad tomándose el nombre de la ciudadanía). En otras palabras, lo mío no es toda la democracia, pero lo tuyo no es democracia, que uno tipillos actúen sin serlo a nombre de la ciudadanía, del Volkgeist, eso es autoritarismo. Entra al detalle, deja de vender ilusiones. Quizás, hasta me convences. A eso debe llevar el debate argumentativo no?
Pero con todo eso es democracia, hasta ahora, espero que la Medusa presidencial no petrifique el pensamiento disidente para que tú, Xavier, tengas con quién discutir. No luchas contracorriente, te subiste a la camioneta del poder, y con el poder atrás fácil es. Así que mi amigo, siga adelante, Emil seguirá trabajando en sus silogismos de la amargura pensando en los pijos progres, el viudo de las bicicletas y compañía, pégese un chafito, e idealice nuevos colectivos que le den una nueva identidad a su triciclera individualidad.
Firma: EMILE
Estimado Emile (ahora te sobra una “e”), ummmm, noto que te burlas mejor de lo que piensas. Algo es algo, sin embargo. Me atribuyes una serie de cosas y exageras otras tantas, sin probar ninguna de ellas. En lo que interesa al debate, reducir el interés de una ciudadanía crítica a un “a ver papi Estado, no soy crítico, ayúdame a ser crítico, soy idiota”, no solo equivoca el punto del debate, sino que como parte de un “argumento” es penoso, y decir que “en esa línea, yo (o sea, Emile) prefiero la democracia”, bueno, eso sí que es flatus vocis; entender la democracia sólo como el ejercicio de los partidos políticos y las elecciones periódicas. Si quieres debate, buen Cioran, excelente y bienvenido. Pero si lo tuyo se reduce sólo a este ejercicio algo cómico de las burlas y la ironía (porque lejos estás del nombre de quien te apropias) porque siempre será más sencillo decir “tricicletera individualidad” que un argumento sólido, me temo que no tengo intención de continuarlo. Suerte para la próxima, Cioran. Salute.
Hecho, cierro el debate. Aunque dejo anotado que lo mío no era intención burlesca, ni democracia ejercitada cuatro años, quería incarte para que desarrolles un poco más lo de la participación, quizás y me convencias, pero solo leí declaraciones de intenciones, del mismo estilo de aquellos que van por la vida hablando de solidaridad pero endosándose un megasueldo en la burocracia...., pero bue, adelante amigo, en mis silogismos apropiados no queda espacio para más amargura..adiu
emile
Abg. Flores, su estratagia decisionista de decidir qué decidir, lo llevó a utilizar -de forma arbitraria- sus recursos escasos, su "valioso" tiempo, para intervenir en dos ocasiones casi consecutivas con respecto al mismo tema: cuán autoritario es el gobierno municipal, y si ese grado de autoritarismo llega vulnerar principios morales (derechos individuales). Dejando sin contestar otras críticas enunciadas por otros participantes. (¿Tenemos, como participantes del foro, un derecho moral para pedirle justificaciones cuando somos ignorados?)
Sorprende su intensa lucha por la autonomía individual, y no obstante ello, suscribe y defiende el proyecto de constitución donde se discrima expresamente a miembros de un grupo vulnerable. ¿Cuál es el fundamento para, mediante el criterio racial o étnico, negarle a ciertos individuos el ejercicio de su autonomía individual?
El proyecto de constitución prohibe a los indígenas -individualmente- disponer de su tierra. La disposición jurídica y material de ciertas cosas (aquello que se considera como propio) son parte del ejercicio de la autonomía.
¿Tienen los representantes de los pueblos indígenas atribuciones morales para decidir cuestiones que atentan contra la autonomía individual?
¿Cuál es la diferencia entre dichos representantes y los representantes de los mestizos (blancos) occidentales? ¿Acaso era legítimo para nuestros constituyentes decidir sobre derechos concernientes directamente con nuestra autonomía?
¿Cómo concilia dichas posturas antagónicas? ¿Cómo ser liberal y defender, a la vez, posturas comunitarias?
Saludos.
Estimado luissanchezb, mi posición en la materia que me preguntas te la puedo resumir en este peritaje que presentó Rodolfo Stavenhagen en el Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua (Pág. 24-27) en este enlace: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/Seriec_79_esp.pdf Salute.
Ok, leeré. No obstante, te recuerdo que la "mejor" fundamentación moral de los derechos humanos, se encuentra dentro del liberalismo, que se basa en tres principios: autonomía individual (libertad para decidir escoger cualquier plan de vida, si quiero salirme de la comuna debo poder hacerlo), inviolabilidad de la persona (personas son fines y no meros medios, en aras del mantenimiento de culturas ancestrales no puedo imponer el plan de vida índigena) y el de dignidad de la persona (el consentimiento es condición necesaria y suficiente para imputar consecuencias normativas, solo si acepto ser indígena entonces se me puede imponer la propiedad colectiva, no cabe el consentimiento táctio).
Esta teoría fue desarrollada por el iusfilósofo argentino Carlos S Nino, PALABRA MAYOR en el ámbito académico en argentina. En su obra Ética y Derechos Humanos puedes encontrar la fundamenación más completa y consistente de los DDHH.
No sorprende que parte de la ineficacia y la ambiguedad del activismo de los DDHH se deba a confusiones en el campo conceptual, ¿cómo es que si los DDHH tienen un carácter universal, en nombre de los DDHH se permiten otro tipo de sistemas jurídicos (indígena), muchas veces contradictorios?
No estoy emitiendo opiniones personales, ni justificando. Simplemente describo las tensiones e inconsistencias de utilizar ciertos discursos para fines que no son compatibles.
Saludos.
PS: el link que me diste no funciona.
Estimado luis, en todo caso, puedes ingresar por la ciberpágina de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (www.corteidh.or.cr), haces click en Jurisprudencia y luego haces click en Casos contenciosos y de allí buscas el caso en cuestión. Seguimos el debate. Un abrazo.
Xavier, leí parte del fallo.
Precisamente la descripción que hace este experto acerca del fenómeno de ordenamientos (políticos, sociales, económicos, jurídicos) paralelos y distintos al del Estado Nación, sirve como contraargumento a la nueva dogmática de los derechos humanos.
Los valores de autonomía individual y de autogobierno colectivo que son tus banderas de lucha, generarían al Estado -únicamente- obligaciones prima faccie, esto es, el Estado debe garantizarlas solo a quienes no pertenezcan a pueblos indígenas, ¿se permitirá, a su vez, otro tipo de cosmovisiones, que no sean ancestrales?
¿Es relevante -moralmente- el paso del tiempo?
¿Está permitido para alguien el desprenderse de su autonomía? De ser afirmativo, entonces los contratos de esclavitud deberían ser permitidos.
Saludos.
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