Podría predicar cosas convencionales de Ramiro Ávila Santamaría (abogado quiteño, profesor de derecho constitucional, blablá…) pero no las merece porque no es convencional: Ramiro es un tipo extraordinario. Una inteligencia extraordinaria, una persona extraordinaria: cabeza jurídica lúcida, actitud relajada, constante sentido del humor, respetuoso ciclista y cantante espontáneo de Sabina y conocedor de todas sus letras (un tipo que tiene este último atributo, tiene que ser un buen tipo). Y sí, Ramiro es un tipazo.
Ayer Ramiro estuvo en Guayaquil para participar de la presentación de un libro que él editó y, como parte de esta presentación, realizó en el auditorio de la Corte Superior de Guayaquil una charla sobre las garantías que establece el proyecto de nueva Constitución. Las explicó en detalle, con sobrada solvencia y claridad: un lujo de exposición. El libro (en un país como éste, que es un páramo cultural en materia de estudios constitucionales) es excelente, de fondo y forma. La edición es cuidada, de muy buena calidad, y lo más importante, el contenido es mejor todavía. El preámbulo lo escribe el gran Miguel Carbonell y participan con artículos el propio Ramiro, Carolina Silva, mi amigo Juampi Morales, Daniela Dávalos, Luis Ávila, Claudia Escobar, Nicole Pérez y Raúl Llasag, sobre los temas nueva institucionalidad en la protección de los derechos humanos, garantías de los derechos, democracia sustancial, estados de excepción, acceso a la justicia, corte constitucional, derechos de los migrantes y plurinacionalidad, respectivamente. El libro se titula Neoconstitucionalismo y sociedad y lo recomiendo, mucho. Es importante que empecemos a pensar la Constitución, a pensarla en serio (sea para concordar con ella e interpretarla y aplicarla de la manera más garantista posible o sea para criticarla con fundamentos –porque, bueno, hay que hacerse cargo, el pensamiento que se opone a la nueva Constitución es una lágrima. Ya volveré sobre este punto en otro post) y este libro contribuye a ello. Por cierto, Ramiro coordina con Agustín Grijalva la edición de otro libro de derecho constitucional que analiza el proyecto de nueva Constitución (en el cual yo contribuyo con un artículo sobre relaciones internacionales que todavía tengo que enviarles –tiempo, curioso elemento que siempre se echa en falta- y que lo prologará, tal parece, el genial Roberto Gargarella) que sería el segundo libro de esta serie Justicia y Derechos Humanos del que Neoconstitucionalismo y sociedad es el primer esfuerzo y que forman parte de un proyecto editorial que desarrolla el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (en lo convencional, Ramiro es subsecretario de esa cartera de Estado).
Luego de su charla, nos fuimos un alegre y ocurrente personal a conversar en Las Peñas entre risas y cervezas, y la noche se extendió hasta el arroz con pescado donde “Olguita”. Ramiro volvió hoy a Quito. Neta, fue un enorme gusto haberlo visto a Ramiro y haber compartido con él, live in Guayaquil.
P.S.- En la foto, Ramiro es quien la lleva. Y bien que lo merece.
Ayer Ramiro estuvo en Guayaquil para participar de la presentación de un libro que él editó y, como parte de esta presentación, realizó en el auditorio de la Corte Superior de Guayaquil una charla sobre las garantías que establece el proyecto de nueva Constitución. Las explicó en detalle, con sobrada solvencia y claridad: un lujo de exposición. El libro (en un país como éste, que es un páramo cultural en materia de estudios constitucionales) es excelente, de fondo y forma. La edición es cuidada, de muy buena calidad, y lo más importante, el contenido es mejor todavía. El preámbulo lo escribe el gran Miguel Carbonell y participan con artículos el propio Ramiro, Carolina Silva, mi amigo Juampi Morales, Daniela Dávalos, Luis Ávila, Claudia Escobar, Nicole Pérez y Raúl Llasag, sobre los temas nueva institucionalidad en la protección de los derechos humanos, garantías de los derechos, democracia sustancial, estados de excepción, acceso a la justicia, corte constitucional, derechos de los migrantes y plurinacionalidad, respectivamente. El libro se titula Neoconstitucionalismo y sociedad y lo recomiendo, mucho. Es importante que empecemos a pensar la Constitución, a pensarla en serio (sea para concordar con ella e interpretarla y aplicarla de la manera más garantista posible o sea para criticarla con fundamentos –porque, bueno, hay que hacerse cargo, el pensamiento que se opone a la nueva Constitución es una lágrima. Ya volveré sobre este punto en otro post) y este libro contribuye a ello. Por cierto, Ramiro coordina con Agustín Grijalva la edición de otro libro de derecho constitucional que analiza el proyecto de nueva Constitución (en el cual yo contribuyo con un artículo sobre relaciones internacionales que todavía tengo que enviarles –tiempo, curioso elemento que siempre se echa en falta- y que lo prologará, tal parece, el genial Roberto Gargarella) que sería el segundo libro de esta serie Justicia y Derechos Humanos del que Neoconstitucionalismo y sociedad es el primer esfuerzo y que forman parte de un proyecto editorial que desarrolla el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (en lo convencional, Ramiro es subsecretario de esa cartera de Estado).
Luego de su charla, nos fuimos un alegre y ocurrente personal a conversar en Las Peñas entre risas y cervezas, y la noche se extendió hasta el arroz con pescado donde “Olguita”. Ramiro volvió hoy a Quito. Neta, fue un enorme gusto haberlo visto a Ramiro y haber compartido con él, live in Guayaquil.
P.S.- En la foto, Ramiro es quien la lleva. Y bien que lo merece.
4 comentarios:
¿Ese sin camiseta a la izquierda sos vos? Ya decía yo que bloguear es un poco como desnudarse. Lo dicho, todos somos unos exhibicionistas.
Excelente artículo el de hoy, eres una espina en ya sabés donde para mi vecino de arriba, ese que llama libertinaje a la libertad y pinta en las paredes "Flores al paredón".
Jajaja. Gracias por tu comentario Christine. Sí, el de la izquierda soy yo, y la de chelas que me costado esa pancita. Ah, y gracias por lanzarle flores con tu comentario, a este Flores, ja.
Coincido con usted, don Xavier, el Ramiro es una muy buena persona.
Sin embargo, y a pesar de ser concuñados, difiero con él en muchas cosas de manera diametral. Y todo, porque las mismas cosas se pueden ver desde diferentes perspectivas. Y con argumentos, razones, y evidencias, mas no lágrimas (el espacio me lo impide) puedo afirmar que el proyecto de constitución que ustedes ayudaron a pulir es simplemente un objeto ornamental de carácter lírico, inaplicable en muchos de sus acápites, confuso, difuso, contradictorio y ambiguo, que simplemente pretende entronizar la vulgaridad encarnada, y servir de herramienta de represión, castigo, chantaje, retaliación, coherción, y otros condimentos mas, que, irónicamente, atentan contra muchos de los derechos humanos, la vida de principio a fin, un ejemplito al vuelo, de ellos.
La prómima vez, invíte al Ramiro a jugar "Pictionary" que es algo que le fascina hasta el punto de amanecerse absorto en este lúdico entretenimiento.
juan sebastián, gracias por tu comentario. Mi mirada al proyecto de CP es distinta por razones que en su momento he enfatizado en esta bitácora y por otras; espero profundizar en todas ellas en esta bitácora o en otros foros. En todo caso, no es en la respuesta a un comentario la mejor ocasión para explayarse en una discusión que demanda mucho más contenido (o como tú mismo lo pones, "argumentos, razones y evidencias". Sobre Ramiro como futbolista te díré que el segundo gol, de autoría de quien escribe, se originó en un pase largo de Ramiro (haz de cuenta -salvando todititas las distancias-, como el pase que le hizo Maradona a Burruchaga en la final del '86). Ah, por cierto, el marcador terminó igual, 3-2, con victoria nuestra.
La próxima vez que me encuentre con Ramiro le propondré jugar Pictionary. Y seguro que nos cagamos de la risa.
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