Tiki-Caca

6 de julio de 2018


En un partido de fútbol, muchos pases pueden ser mucha mierda. El mejor ejemplo de esto fue la selección española, en el partido en que se apeó del mundial.

En ese partido contra Rusia, Sergio Ramos impuso un récord, que a la vez fue un síntoma. Dio 141 pases, como nunca nadie en la historia de los mundiales lo había hecho, desde que se miden estas cosas (1966). Y fue un síntoma, según José Sámano:

“Síntoma absoluto de para qué la utilizó la selección española, como artefacto para ganar minutos más que metros, para hacer creer que era lo que fue y hoy tanto le cuesta siquiera plagiar. El balón como objeto ambulante, de aquí para allá de forma previsible, en horizontal”.

Este récord de Ramos funciona como una explicación de porqué perdió España. Un récord de mierda.

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