El relato falseado de nuestra historia patria asegura que, tal día como hoy, 6 de diciembre, se fundó la ciudad de Quito.
Pero nada: ni fue un 6 de diciembre, ni fue una ciudad. Los hechos cuentan algo distinto y es el historiador orgánico de la derecha quiteña, Jorge Salvador Lara, quien destaca que ‘el 28 de agosto de 1534’, el conquistador Diego de Almagro hizo ‘la fundación de ‹‹la villa de San Francisco de Quito››, autorizando su traslado ‹‹al sitio e asiento donde está el pueblo que en lengua de indios se llama Quito››’. Es decir, la veterana Quito se fundó, en realidad, un 28 de agosto y en calidad de villa*.
Lo que existió el 6 de diciembre de 1534 fue el traslado de la villa fundada el 28 de agosto a un nuevo asentamiento que había sido de los pueblos originarios de la zona. Así, lo que se está celebrando cada 6 de diciembre es la ocupación y total destrucción por los europeos de un territorio de los americanos del Ande. En un libro laudatorio de Quito, La Real Audiencia de Quito. Claustro en los Andes, su autor cita a Luciano Andrade Marín para señalar que de la Quito indígena los europeos lo destrozaron todo, ‘sin dejar una piedra sobre piedra en todo lo que había sido palacio real, almacenes, templos, fortalezas y sepulcros de los antiguos Reyes […] Una vez demolida la Quito Inca, los conquistadores se amoldaron a levantar sus viviendas’**.
A mayor inri, en Quito se festeja el 6 de diciembre con un fervor que resulta tributario de una campaña para vender licores y embrutecer al personal: ‘Hay que destacar que las Fiestas de Quito fueron una imposición de la élite ultraconservadora. Ellos oficializaron la recordación del 6 de diciembre en los años treinta y utilizaron al diario Últimas Noticias, a fines de los cincuenta para convertirla en una fiesta popular; en los primeros 20 años solo era un acto formal y convencional del Municipio. Las Fiestas de Quito tuvieron esa función desmovilizante y embrutecedora de la conciencia crítica, pues en los cincuenta lograron convertir en farra a esta fecha con el auspicio de las empresas de aguardiente. La farra fue una estrategia político-militar para distraer a la gente’ (Manuel Espinosa Apolo, ‘Las Fiestas de Quito fueron una imposición de la élite conservadora’)
En pocas palabras, hoy no se festeja ninguna fundación, pues lo que se festeja es un epistemicidio ocultado por mentiras, que está repleto de violencia y de barbarie (cortesía de los barbados del siglo XVI) y cuya celebración está auspiciada por el consumo de alcohol y el embrutecimiento de la gente.
Ahora sí, sigan chupando.
* Salvador Lara, Jorge, ‘Breve historia contemporánea del Ecuador’, Fondo de Cultura Económica, México, 1994, p. 172. Las citas de Salvador Lara corresponden al documento de fundación de Quito, fechado 28 de agosto de 1534. A Quito la ascendieron a ciudad recién en 1541.
** Descalzi, Ricardo, ‘La Real Audiencia de Quito. Claustro en los Andes’, Seix Barral, Barcelona, 1978 [Serie: Historia de Quito Colonial; V. 1: Siglo XVI], p. 57.
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