El rol del Estado

3 de enero de 2010


Pertenece al liberalismo clásico una idea que se la ha repetido (usualmente, sin reconocimiento de su origen doctrinal) en el debate sobre la ley de comunicación: la idea de que solamente el Estado, mediante su monopolio del uso legítimo de la fuerza, puede atacar los derechos de las personas. Replicaré esa idea, en esencia, con tres argumentos:

1) No es cierto que solamente el Estado puede atacar los derechos de las personas porque las empresas también pueden hacerlo. Las empresas son entidades (a pesar de la profunda aversión de los liberales clásicos a la planificación) de elaborada jerarquía y planificación que pueden oprimir los derechos fundamentales de las personas mediante la imposición de la voluntad del empresario a sus trabajadores, los procesos de contratación discriminadores, las políticas de “movilidad laboral”, etc. La pobre excusa de que tales situaciones suceden por el “libre acuerdo entre las partes” solo sirve para esconder, la mayoría de las veces, la profunda asimetría de ese supuesto acuerdo y para revelarnos el escaso concepto de libertad que los liberales clásicos postulan.

2) No es cierto que solamente la presencia del Estado puede atacar los derechos de las personas porque también su ausencia puede resultar injusta y opresiva. Los liberales clásicos se preocupan de los daños directos a sus derechos, en particular, de los patrimoniales (por ejemplo, el que una persona robe a otra o que el Estado la expropie sin justa causa) pero se despreocupan de la situación de desventaja social en la que se encuentran muchas personas de la sociedad (en sociedades latinoamericanas, la mayoría) que no tienen acceso a educación, salud, alimentación adecuada o vivienda digna. Desde finales del siglo XIX en que se origina el llamado Estado social de derecho (a despecho de los liberales clásicos y, en particular, exitoso en Europa occidental) se ha advertido que la ausencia del Estado es la que permite esas injusticias y se ha procurado su intervención para paliarlas.

3) No es cierto que la presencia del Estado siempre ataque los derechos de las personas; los propios liberales clásicos le reconocen al Estado un papel de garante y protector del derecho de propiedad, mediante un sistema penal y de policía funcional a ese propósito. En realidad, los liberales clásicos no rechazan la presencia de un Estado fuertemente activo per se, sino la presencia de un Estado fuertemente activo en el área económica, lo que equivale a sancionar como justa la distribución asociada al mercado (como crítica, v. el punto anterior).

Finalmente, para el ámbito específico de la discusión del proyecto de Ley de Comunicación, la idea de que solamente el Estado podría violar el derecho a la libertad de expresión no se sostiene (ni conceptualmente, como arriba referido) ni desde la Convención Americana sobre Derechos Humanos, cuyo artículo 13.3 establece que no se puede "restringir el derecho de expresión" mediante "el abuso de controles […] particulares", lo que implica, necesariamente y de acuerdo con ese instrumento internacional, la intervención estatal para impedir que ese abuso de los particulares suceda.

6 comentarios:

F dijo...

Distinguido, este artículo sobre los intelectuales del kirchnerismo me ha recordado mucho a su figura dentro del correísmo. Una aproxiamción sociológica por cierto

"El honor y el botín"
http://profesorhariseldon.wordpress.com/2009/12/21/don-pablo-feinman-el-intelecutal-comprometido-y-a-sueldo/

Por otro lado, ha errado su análisis... un vez más en su propósito de justificar el estatismo y todo ese asunto neoconstitucionalista.

Pues se lo explico, se supone que el liberalismo se opone a la coacción, el principio de no-agresión de John Locke y de algún otro más, y estipula para el ser humano tres derechos inalienables y negativos (es decir, que los demás debemos limitarnos a no intervenir en ellos): vida, libertad y propiedad.

Fuera de estos no existen otros derechos sino sólo los estipulados positivamente, por contrato, legítimamente suscrito.

En teoría el Estado liberal, de poderes divididos y limitado constitucionalmente, debe garantizar el respeto a estos derechos y a los contratos y castigar a quien irrumpa los mismos, sea una empresa, un individuo, o la figura malévola del momento. Por ejemplo si un empleador acordó cancelar un valor por una obra y luego no lo hizo.

Pero al ser el Estado es monopolizador de la ley y la fuerza, cosa que no tiene ninguna entidad sobre la faz de la tierra - esta es el gran agujero su su exposición - debe controlarse al Estado, básicamente porque el Estado YA controlaría a los ciudadanos privados, personas naturales y personas jurídicas para que se respeten entre ellos.

Otra razón por la cual controlar al Estado es porque es susceptible de ser controlado o desviado de sus funciones garantistas de los derechos negativos por fuerzas de presión, es decir por grupos de interés que quieren hacerse con las políticas públicas para obtener la NO-Igualdad ante la ley, léase: subsidios, subvenciones, proteccionismo, privilegios legales, acción afirmativa, derechos "positivos" y un largo etc. Esto agentes en busca de la NO-Igualdad acechando el poder pueden ser sindicatos, gremios empresariales, industriales, ecologistas, feministas, partidos políticos, burócratas de todo nivel, la comunidad LGBT, la Iglesia Católica, los pro-vida, la industria nacional, poderes extranjeros, etc y etc y etc.

Así también se supone que se debe controlar limitando al Estado porque por medio de este las mayorías avivadas por el populismo de algún caudillo de turno pueden atentar contra los derechos individuales que el Estado debería proteger convirtiendo al Estado republicano en un Estado absolutista, con respaldo popular por qué no, a los grandes dictadores, los más sangrientos incluso, de la historia los apoyaron las masas en determinado momento.

Entonces, es el Estado limitado constitucionalmente, la República por el imperio de la ley igual para todos, y las garantías de respeto a los derechos individuales como los derechos superiores de cualquier ordenamiento jurídico, la fórmula que con sus altibajos debería dar la medida adecuada de Estado. Porque cómo decía líneas antes, el Estado ya es el monopolista de la fuerza y ley y YA controla a todos, y los abusos institucionalizados o consentidos son porque justamente el Estado es un botín susceptible de ser conquistado. Por lo tanto lo más prudente es siempre mantener el botín lo menos atractivo posible: poco poder y poco presupuesto.

PD: Quizás me hubiese gustado escribir sobre los derechos negativos, pero preferí enfocarme en el rol de Estado liberal vs. Estado absolutista (o en vía abierta a serlo, por más buenrollo que suene a los "progres" el hecho de ser más controlados y vigilados).

Saulo Ariel dijo...

Bastante rebuscado el comentario. Solo un par de apreciaciones, lo que tú llamas "Liberalismo clásico", Yo, lo denomino:Conservadurismo mercantilista. Lo que tú calificas como, "liberales clásicos", Yo, los llamo curuchupas codiciosos.
Ciertamente que los conservadores mercantilistas adoradores de Adam Smith, idealizan el capitalismo en sus facetas más viles y menosprecian al verdadero Liberalismo en su faceta natural y filosófica. Es obvio que así lo hagan,porque simplemente, no son Liberales.
De manera que, si no es mucha molestia, no satanices una doctrina que solamente busca, entre otros objetivos loables, la Libertad del individuo; y menos todavía la confundas con aquella doctrina filibustera, prejuiciosa y mentirosa llamada Conservadorismo.

Endivio Roquefort I dijo...

Sería bueno que cites un ejemplo de la opinión contra la que argumentas aquí, para desterrar el fantasma del "straw man". No recuerdo haber visto a nadie en este debate que diga que "solamente el Estado puede atacar los derechos de las personas"; para refutarlo bastaría con el ejemplo del vulgar asesinato: el asesino ataca de modo irreparable el derecho a la vida de su víctima. Lo que sí se ha dicho es que el derecho a la libertad de expresión en la práctica y con pocas excepciones sólo se ve amenazado desde el Estado. Las empresas habitualmente limitan (de forma drástica, las más de las veces) la libertad de expresión de sus empleados, pero sólo en horarios laborales y a través de libre acuerdo. Fuera de la jornada laboral, pierden completamente su poder; y como se supone que cuando trabajas a conciencia no estás pensando en expresarte de ninguna manera, tal limitación resulta irrelevante. Lo que todos queremos es poder expresarnos en nuestro tiempo libre, que para eso está y por algo se llama así. Ahora, ¿quién es capaz de conseguir que nuestro tiempo "libre" realmente no lo sea, sino que forme parte de un engranaje de esclavitud más amplio y de donde, para la mayoría, no hay escapatoria? El Estado es el único ente con poder (tu "legítimo" uso de la fuerza) para silenciarnos en ese ámbito; es el único interesado en hacerlo, y además, pensar que pueda existir un Estado en algún lugar del mundo que no tenga interés en atacar este derecho, siempre que vea alguna posibilidad de hacerlo, resulta altamente ingenuo, pues el beneficio para el mismo que resulta de la práctica de la censura es demasiado evidente.

Libertario dijo...

Son todas las empresas las que supuestamente oprimen a sus trabajadores a diario?

No existen acaso empresas que realizan actos solidarios y caritativos usando sus utilidades?

No existen acaso el ranking de "La mejor empresa para trabajar" donde sus propios empleados demuestran lo contentos que están al ser parte de las mismas?

Partiendo del supuesto que fueran tan pendejos para seguir aceptando el maltrato por un largo periodo de tiempo y no se sacudieran y buscarían otro trabajo o iniciaran un negocio propio; la empresa, en una sociedad como se la imaginan los liberales clásicos, podría atacar los derechos naturales de sus empleados solo hasta que la justicia les alcance, no más.

Te mofas del “libre acuerdo entre las partes”, pero repito como lo hice alguna vez no quieres ver que el chino que acepta el trabajo por un sueldo miserable en una maquila no es porque es tan bruto que deja atrás la mansión y las riquezas que le dejo Mao sino porque la otra opción como seguir desempleado o en la informalidad es muchísimo peor.

Por otro lado el Estado constantemente ataca los derechos naturales del hombre (vida, propiedad y libertad) y el ciudadano de a pie no puede decir nada pues vivimos en "democracia" y es cuestión de lo que la mayoría quiera.

El problema del colectivismo es que ve en toda necesidad un derecho y al sector privado como el mejor postulante para financiarlo y para esto que mejor que la violencia estatal redistributiva.

Anónimo dijo...

Bajo la lógica libertaria Somalia debería ser el paraiso en la tierra, con todos esos emprenededores, los piratas.

El discurso de Fabarixio Terán confunde bárbaramente las cosas. Que el Estado pueda ser peligroso no implica que la asuencia de Estado sea positiva. Asímismo los derechos positivos no son la negación del constitucionalismo, ni siquiera del constitucionailsmo burgues: al fin y al cabo, ?hay algo mas burgues que la proteccion policial de la propiedad, que es un matiz positivo del derecho a la propiedad?

El problema entonces no son los derechos positivos, sino los derechos socio-económicos, que no han sido mencionados pero son el fantasma detras de las quejas "libertarias" que rondan por aqui, y de nuevo se confunden las cosas, pues estos derechos no representan la negacion del constitucionalismo ni del republicanismo, sino su afirmación y extensión a otras áreas de la vida social, donde -en nuestros países- reina el desamparo.

No es una cuestión de democracia de masas, es una cuestión de sentido común y de no ser tan ciego como Locke, en pensar que el derecho a la propiedad es más natural que el derecho a tener agua potable o un techo sobre la cabeza, aunque no sea de uno mismo.

Gustavo

Libertario dijo...

Una réplica más extensa sobre el asunto:

Un Liberticida Refinado

Coincido plenamente con Fabrixio y creo que el tema pasa por la extensión absurda de los derechos más allá de los "negativos" o naturales.