El primer discurso de
Abdalá Bucaram (n. 1952) en Ecuador, después de su fallido retorno en abril del
2005, se llevó a cabo en las calles Francisco Segura y la 24 de esta ciudad de Guayaquil,
el sábado que pasó. Su manantial de guatdefoquismos
se puede ejemplificar con los siguientes 10 puntos, en un creciente “WTF?”
Bucaram en tarima. Fuente |
10) “Yo
necesito que nadie se mueva. Estoy hablando con mi pueblo, pues”. Esta frase
fue un síntoma porque, en general, Bucaram estuvo incómodo en la tarima. Y
como es un incontinente verbal, lo hizo notar [25:55-26:10].
9) Le
envió un mensaje “cifrado” a Jaime Nebot: le va a extender la mano “aunque se
me lleve las huellas digitales” [46:49-46:55] (1).
8) “Yo
tuve varios traidores, y deben saber la verdad. La primera, una señora [Rosalía
Arteaga], que fatigaba su cuerpo con mis enemigos, para dar un golpe de Estado.
Un traidor, testaferro, llamado Fabián Alarcón. Y unas Fuerzas Armadas oligárquicas,
que se entregaron a un general que me traicionó [Paco Moncayo]”. Su “confesión”
sobre el golpe de Estado es de una simpleza conmovedora [23:29-24:00] (2).
7) Su
cuento sobre el político argentino Juan Domingo Perón, “ladrón, cabrón y
maricón”: un larguísimo divague para llegar a la conclusión de que “el pueblo
quiere a Abdalá” [20:18-22:32].
6) “El
Loco no es de esos políticos que cuando bailan, bailan para atrás. Yo bailo
para adelante” (gesto lascivo incluido). Bucaram es un adulto mayor, que piensa
y vive como un adolescente perpetuo [19:58-20:07].
5) Se
atrevió a sugerir que había sido un excelente alcalde de Guayaquil (“Alcalde
insuperable”) [43:30-43:40].
4) “Este
partido se llama pueblo contra oligarquías ecuatorianas, compatriotas”. This is good ol’ populism [36:38-36:48]
3)
Abdalá está en una misión divina: “Porque Dios, Dios, a sus elegidos, les deja
tinta en el tintero. Y acá llego yo, lleno de tinta, por arriba, por abajo y
por todos lados, pura tinta, para cobrármelas a las oligarquías nacionales. Un
aplauso para El Loco” [41:17-41-40].
2) “Cuando
nos limpiamos el trasero, nos limpiamos con papel blanco, compatriotas”. Una exaltación
anal de la lucha contra el racismo, al servicio de la ultra-demagogia [28:55-29:55].
1) “Yo
he visto llorar a Dios, yo he sentido llorar a Dios”: en su delirio de ser un Elegido
de Dios (v. punto 3), Bucaram no es que le haya visto las nalgas en la zarza
como Moisés... es que lo ha visto a Dios mismo, y además, ¡lo ha visto llorar,
lo ha “sentido” llorar! [26:38-27:50]
Troesma.
La verdad de la milanesa: Abdalá Bucaram ya no electriza a su público, apenas lo entretiene. En este país, ya distinto
al país que había 20 años atrás y que lo eligió presidente en vez de elegir a su
enemigo Jaime Nebot, Bucaram está condenado a desempeñar un rol más o menos marginal.
Pero una cosa es cierta: Bucaram
buscará recuperar su espacio en Guayaquil, a costa de su viejo enemigo. Y tiene
un ventilador y un montón de mierda para tirarle.
(1)
Es moneda común que El Loco lo raye a Nebot de ladrón con este chiste, v., ‘Usted escucha a Correa y es una mala copia de Bucaram’. En general, como le ganó
en la elección más importante de su vida política, Bucaram lo tiene a Nebot
para el chuleteo, pues “Nebot jamás
superó su derrota electoral”, en razón de lo cual Bucaram afirma que “él vive
lleno de odio y yo lo entiendo, porque
la gente le hacía bromas, desde el día antes de la elección (segunda vuelta
electoral). La gente decía en las calles que Nebot le había dicho a su mujer:
“Mijita, desde mañana te acostarás con el Presidente de la República”, y la
mujer había dicho: “¡No, por favor, con Abdalá no!”, Ibíd.
(2) El cuento de El Loco es que Rosalía Arteaga vacilaba con Paco Moncayo y
su hermana, Claudia, con el embajador de la Yoni,
Leslie Alexander, v. Ángel Beccassino, ‘¿Quién
le teme a Abdalá Bucaram?’, Editorial Nuevamerica, Bogotá, D.C., 2006, p.
125.
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