Detrás del ascenso de Rodas
hay un nombre: Jaime Durán Barba, el consultor político. Durán es un tipo con dos
atributos: ser eficaz en su trabajo y ser un hijo de puta. Esta combinación ha
resultado letal para la pobre Quito, porque su consecuencia fue tenerlo a Rodas
por Alcalde de esa ciudad.
Durán no es literalmente
un “hijo de puta”, por supuesto: únicamente es tal por las consecuencias sin
responsabilidad de su oficio. Como consultor político, Durán fue eficaz en su
asesoría para la campaña de Rodas, lo que significa que fue eficaz al momento
de manipular las emociones de la población quiteña a fin de hacerla pensar que
este Bobo Alegre podía ser un Alcalde a la medida de una ciudad tan compleja como Quito. Durán
dejó la cagada hecha y se largó. Un auténtico hijoputa
(por derecho propio).
El truco de Durán fue
pasmosamente sencillo: mucho Quito votó en contra del candidato del oficialismo
y el rebote de este sentimiento de rechazo fue la principal razón para favorecerlo
a Rodas. Por supuesto, rechazar a X no quiere decir de ninguna manera que Y sea
bueno, lo que Cabeza de Canguil Dulce ha comprobado hasta la saciedad durante sus
casi 5 años de gestión, que han sido, sustancialmente, un desastre.
Esta mañana Rodas anunció que no se lanzará a la re-elección como Alcalde, que no lo hará por su
familia blablá. Pero es obvio: su momentum
ya pasó, ya muy pocos se dejarían embaucar por este pelmazo de cabello acanguilado.
Uno más para el club de cadáveres
políticos (cuyo Presidente es Maruri).
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