Un par de días atrás
critiqué en el artículo “País de la fantasía” la fantasía del
“correísmo”, promovida por el columnista de El Universo, Pedro Valverde. Para él,
el “correísmo” es “El Mal”.
*
Conservo en mis archivos una
comunicación de Alberto Dahik dirigida a Alberto Acosta, cuando éste se
desempeñaba como Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente.
En ese entonces, el “correísmo”
era “El Bien”:
“Este
deseo de cambio, este deseo de extirpar las mafias políticas que nos han
asfixiado, no puede ser rechazado por ningún ecuatoriano. Esa intencionalidad,
no puede cuestionarse.
Como parte
de ese proceso, veo con esperanza que el Señor Presidente Correa, en un acto de
justicia, ha pedido a la Asamblea que estudie y analice amnistías a favor de
varios ciudadanos que ejercieron diversas funciones públicas. Al hacer esto, el
Sr. Presidente aspira a que la Asamblea Nacional Constituyente contribuya
también a la unificación de nuestro país, a cerrar heridas, a producir una
reconciliación nacional. Celebro este deseo y esta iniciativa por ser justa y
beneficiosa para la patria ecuatoriana.
Mirando
hacia atrás Sr. Presidente, hay que recordar que esas mafias políticas fueron
claramente denunciadas por mi persona, cuando ejercí la Vicepresidencia de la
República entre 1992 y 1995. Mi intención fue precisamente la misma que anima a
quienes hoy proponen el cambio. Mi acusación frontal, que me ha producido más
de 12 años de injusto exilio, apuntó justamente a combatir y erradicar las
mafias, y producir consecuentemente una indispensable reforma política en el
Estado. Sin embargo, la politización de
la justicia, y el terrible canibalismo político, ambas infames lacras que tiene
el Ecuador, pudieron más que mis intenciones.
Tal fue,
además, el poder y capacidad de manipulación de estas mafias que ellas llevaron
al Ecuador a vivir entre 1995 y 2005 una década inédita de gran inestabilidad
política y de gobiernos agobiados por ellas” [Comunicación de Dahik a Acosta, 13
de febrero del 2008].
*
Alberto Dahik y Pedro Valverde
deberían sentarse a conversar sobre esas “mafias políticas” que politizaron la
justicia y que hicieron gala por años de canibalismo, antes de que Rafael Correa
aparezca en escena. Así refrescarán su memoria.
N.B.:
Conversar sobre “mafias políticas” incluye conversar largamente sobre el rol
del PSC en la política nacional, algo que a Valverde (un bulldog del PSC) no le gustaría.
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