No existe nada parecido a
una “doctrina socialcristiana” recogida en estudios de la Alcaldía de Guayaquil
sobre los resultados de su gestión. Es peor: no existe información accesible y
sistemáticamente organizada para formarse una idea de conjunto sobre la gestión
municipal en los casi 26 años que lleva al mando de la ciudad.
La ausencia de una
“doctrina socialcristiana”, derivada de casi tres décadas de gestión de la
ciudad de Guayaquil, se explica porque el horizonte de la gestión del PSC en la
ciudad es el lucro empresarial, sin sentido de planificación urbana. Y pensar
una ciudad en función del lucro de unos pocos, es no pensar la ciudad del todo.
De allí que el socialcristianismo no pueda tener “ideólogos”: apenas puede aspirar
a tener “acólitos”.
El PSC en Guayaquil tiene
un único “doctrinario”: su líder máximo, el Alcalde de la ciudad, Jaime Nebot.
Su liderazgo tiene “predominancia” en los procesos internos del partido incluso
“por encima de lo que señala el Estatuto” (1).
Su palabra es la ley, en el PSC y en la ciudad.
Lo que se puede derivar de
las prácticas de este único doctrinario del PSC en su gestión de Guayaquil es
un “modelo empresarial de desarrollo”, que ha perpetuado desigualdades
sociales e intervenido de manera ineficiente e irresponsable en el crecimiento
de la ciudad, para favorecer (principal, pero no únicamente) al sector de la
construcción, al que también perteneció Nebot antes de empezar a ser nuestro
Alcalde.
Es decir, un caso hardcore de “capitalismo de amigos”, al
amparo de un liderazgo nefasto.
(1) Freidenberg,
F., y Alcántara, M. (2001). Los dueños del poder: los partidos políticos en Ecuador (1978-2000). Quito, Ecuador,
p. 73.
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