Salí de mi casa para ir a
ver el primer partido del Mundial de Fútbol que empezó esta mañana. Cuando me iba
a subir al carro, me interceptan un par de testigos de Jehová para hablarme de
Dios. No me puedo imaginar un peor momento para ser interceptado por unos testigos
de Jehová. Neta.
Aún así, acopié paciencia por unos segundos para escuchar un fragmento de su letanía. Apenas
una aspiración admitió una interrupción no grosera, intervine para precisar que
mucho se los agradecía, pero que era ateo. “Rigurosamente ateo”, remarqué.
“Creo que cuando morimos es como irse a dormir, pero de una manera definitiva.
Solo quedan nuestros recuerdos en la memoria de los otros”.
Se quedaron extrañados,
creo que por no muy acostumbrados a escuchar respuestas así. Uno, para defender
a Dios, me empezó a hablar de que existen cosas que no vemos, como la ley de la
gravedad. Lo atajé: “Pero el atributo de invisibilidad no supone el de
omnipotencia. Además, esa omnipotencia de Dios es sospechosa. Porque, ¿por qué Dios no ayuda a los amputados? Si es todopoderoso, ¿qué le cuesta hacer
crecer una mano o una pierna? ¿O ustedes conocen algún caso en que Dios haya
obrado así?”
Ambos negaron con la
cabeza. Uno (siempre el mismo) me dijo que otro cuestionamiento a Dios era porqué
siendo tan poderoso permitía que haya maldad en el mundo. Coincidí, no podía
menos. Me preguntó entonces que cómo así era ateo. Le dije que por dudas como éstas,
sobre la ineficacia de la omnipotencia de un ser invisible, que me empezaron a
hacer dudar en mi adolescencia. Coincidimos en que el que ellos tengan una
religión y yo ninguna no debe ser obstáculo para el respeto mutuo: todo lo
contrario, debía ser “una celebración de la diversidad”.
Me excusé de seguir la conversación:
el partido empezaba en minutos. Intercambiamos nombres, nos dimos un apretón
de manos y quedamos para conversar en (una improbable) otra ocasión, lo que no
pensé jamás que diría después de un encuentro con unos testigos de Jehová, mucho
menos a minutos de jugarse el primer partido de un Mundial de Fútbol*. Dios, dirán ellos, “trabaja de
maneras misteriosas”. Meh.
*
Ganó Rusia 5 a 0 a un equipo de Arabia Saudita que parecía la Capira, por color
y calidad.
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