Desalojos y silencio (retrato del Guayaquil 2017)

20 de mayo de 2017


En un sector de la ciudad, la Alcaldía de Guayaquil pretende desalojar a varias familias, que tienen un detalle en común: todas son pobres y tienen a cargo un familiar discapacitado.

A estas familias, ubicadas en la cooperativa Luz del Guayas (frente al bloque 5 de Bastión Popular) y ocupantes de sus viviendas desde hace más de 25 años, se les notificó el año 2015 que estaban asentados en la vía pública. Este 11 de mayo, a estas familias les llegó un oficio de la Comisaria Sexta de la Alcaldía de Guayaquil, donde se dispone lo siguiente: “La Comisaría Sexta dispone que se proceda a retirar la vivienda, de manera inmediata, caso contrario, se oficiará a la Dirección de Obras Públicas para la respectiva ejecución de la demolición” (1).

Sin embargo, los moradores estaban indignados: “nos prometieron que no habría demolición sin que antes nos reubicaran. Esto es una burla” (2). La Alcaldía de Guayaquil envió el miércoles 17 “más de diez volquetas y dos maquinarias”, pero uno de los habitantes “sufrió un quebranto”, razón por la cual “las maquinarias y funcionarios de Justicia y Vigilancia se retiraron del lugar” (3).

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La situación se mantiene en suspenso. La Alcaldía de Guayaquil les notificó a las familias al borde del desalojo “que tienen plazo hasta el próximo martes para desalojar” (4).

Esta situación permite hacer un retrato de los involucrados:

1) Alcaldía de Guayaquil: Primero hizo una promesa a las familias de la cooperativa Luz del Guayas que luego no les cumplió. Amenaza con usar la fuerza (“Mañana les bajamos las casas”) y está a punto de ejecutarla (el martes que viene). Esta es su peor cara.

2) El periodismo de Guayaquil: Salvo por dos artículos de diario Expreso (uno firmado por Blanca Moncada y otro por su redacción), ningún otro medio de comunicación escrita se ha preocupado de esta amenaza de desalojo. Ni privados, ni públicos: una vergüenza.

3) La sociedad civil de Guayaquil: En parte, porque no son informados por la prensa de Guayaquil, en parte, por sus conceptos vacíos, su indignación resulta sesgada y manipulada. A algunos en Guayaquil, si en este desalojo tendría parte el Gobierno central, los movería la indignación (al menos en sus redes sociales); a esos mismos, como en este desalojo tiene parte el Gobierno seccional de Guayaquil, los inmoviliza el silencio. Nuestra sociedad civil, en general, es vergonzosa. 

4) Los guayaquileños pobres: “Es como si de los [pobres] no se acordase nadie, como si a nadie le interesase lo que pasa aquí, como si sus habitantes fueses seres anónimos, escondidos en la gran ciudad, por los que nadie ha de preocuparse”. Esta frase proveniente de un video de YouTube (referida a los Guasmos) es la descripción perfecta de cómo NO representamos a los más pobres de entre nosotros, de cómo la extrema y persistente desigualdad en Guayaquil los mantiene en el olvido (5).

(1) Blanca Moncada, ‘Sus casas serán una calle’, Diario Expreso, 18 de mayo de 2017.
(2) Ibíd.
(3) El desalojo en Cerro Colorado se pospone por cuatro días’, Diario Expreso, 19 de mayo de 2017.
(4) Ibíd.
(5) Sin embargo, el periodismo de Guayaquil vive la fantasía de su defensa de su “respeto a la fidelidad de los hechos, a la dignidad de las personas y a los derechos humanos”, v., para el caso de diario El Universo, ‘Cinismo de aniversario’, 16 de septiembre de 2016.

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