En un sector de la ciudad,
la Alcaldía de Guayaquil pretende desalojar a varias familias, que tienen un
detalle en común: todas son pobres y tienen a cargo un familiar discapacitado.
A estas familias, ubicadas
en la cooperativa Luz del Guayas (frente al bloque 5 de Bastión Popular) y ocupantes
de sus viviendas desde hace más de 25 años, se les notificó el año 2015 que
estaban asentados en la vía pública. Este 11 de mayo, a estas familias les
llegó un oficio de la Comisaria Sexta de la Alcaldía de Guayaquil, donde se
dispone lo siguiente: “La Comisaría Sexta dispone que se proceda a retirar la
vivienda, de manera inmediata, caso contrario, se oficiará a la Dirección de
Obras Públicas para la respectiva ejecución de la demolición” (1).
Sin embargo, los moradores
estaban indignados: “nos prometieron que no habría demolición sin que antes nos
reubicaran. Esto es una burla” (2).
La Alcaldía de Guayaquil envió el miércoles 17 “más de diez volquetas y dos
maquinarias”, pero uno de los habitantes “sufrió un quebranto”, razón por la
cual “las maquinarias y funcionarios de Justicia y Vigilancia se retiraron del
lugar” (3).
*
La situación se mantiene
en suspenso. La Alcaldía de Guayaquil les notificó a las familias al borde del
desalojo “que tienen plazo hasta el próximo martes para desalojar” (4).
Esta situación permite
hacer un retrato de los involucrados:
1) Alcaldía de Guayaquil: Primero hizo una promesa a las familias de la
cooperativa Luz del Guayas que luego no les cumplió. Amenaza con usar la fuerza
(“Mañana les bajamos las casas”) y está a punto de ejecutarla (el martes que
viene). Esta es su peor cara.
2) El periodismo de Guayaquil: Salvo por dos artículos de diario Expreso (uno
firmado por Blanca Moncada y otro por su redacción), ningún otro medio de
comunicación escrita se ha preocupado de esta amenaza de desalojo. Ni privados,
ni públicos: una vergüenza.
3) La sociedad civil de Guayaquil: En parte, porque no son informados por la prensa
de Guayaquil, en parte, por sus conceptos vacíos, su indignación resulta
sesgada y manipulada. A algunos en Guayaquil, si en este desalojo tendría parte
el Gobierno central, los movería la indignación (al menos en sus redes
sociales); a esos mismos, como en este desalojo tiene parte el Gobierno
seccional de Guayaquil, los inmoviliza el silencio. Nuestra sociedad civil, en
general, es vergonzosa.
4) Los guayaquileños pobres: “Es como si de los [pobres] no se acordase nadie,
como si a nadie le interesase lo que pasa aquí, como si sus habitantes fueses
seres anónimos, escondidos en la gran ciudad, por los que nadie ha de
preocuparse”. Esta frase proveniente de un video de YouTube (referida a
los Guasmos) es la descripción perfecta de cómo NO representamos a los más
pobres de entre nosotros, de cómo la extrema y persistente desigualdad en Guayaquil los mantiene en el olvido (5).
(1) Blanca
Moncada, ‘Sus casas serán una calle’, Diario Expreso, 18 de mayo de 2017.
(2) Ibíd.
(3) ‘El desalojo en Cerro Colorado se pospone por cuatro días’, Diario Expreso, 19 de
mayo de 2017.
(4) Ibíd.
(5) Sin
embargo, el periodismo de Guayaquil vive la fantasía de su defensa de su
“respeto a la fidelidad de los hechos, a la dignidad de las personas y a los
derechos humanos”, v., para el caso de diario El Universo, ‘Cinismo de aniversario’,
16 de septiembre de 2016.
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