Hay una particularidad en
la historia de Roma: fue un pueblo conquistador de origen mediterráneo, nunca un
pueblo marino.
La consciencia mediterránea
del pueblo romano tenía trasunto lingüístico. En un libro de Álvaro D’Ors, de
1954, el hijo del Eugeni aquel de la frase genial, destacó el hecho de
que los griegos eran realmente los amantes del mar, mientras que los romanos lo
desdeñaban: “El despego por el mar se denota también por el género de las
palabras que sirven para designar en latín aquel elemento: el neutro. Mare,
aequor, salum, altum, fretum, pelagus […] son todas ellas palabras de género
neutro” (“De la guerra y de la paz”, p. 53).
1 comentarios:
Gracias, Xavier. Qué buen aporte.
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