Que lo diga el grande e
inmortal Diego Lucero:
“Sin ánimo
de afanarle ni un cachito así chiquitito de gloria a Pelé, el más grande
jugador de fútbol de la historia del balompié, el más hábil, fino, diestro y
alegre artista de la pelota, corresponde también batir el justo que entre los
mil de Pelé hay mucho gol en partido amistoso, y mucho golcito de esos que ni
valen la pena contarlos, porque le han sumado los que marcó hasta en esos
partidos contra el equipo del colegio de los curas o contra aquel otro jugado
contra los cadetes de ‘os fuzileiros navales’.”*
Aquel que debutó con un pibe anotó una cifra no menor, contados los partidos que valen: 767 goles
(pero 517 menos que su fantasía animada de goles hasta en el Ejército) y
es el tercer máximo goleador de la historia del fútbol, detrás de Romario que anotó
772 pepas y de Josef “Pepi” Bican, que hizo 805. “Pepi” fue un vienés, nacido
en 1913 (antes de la “Gran Guerra”, cuando Viena todavía era capital del
Imperio Austro-Húngaro), que anotó la mayor parte de sus goles (534)
para el Slavia Praga, club en el que jugó por 11 años entre 1937 y 1948.
Y si le preguntaban a
“Pepi” (falleció el 2001, a los 88 años), ni qué Pelé sumando hasta los goles
de los picaditos en la playa: él había anotado 5.000 goles: “En toda mi carrera marqué, efectivamente,
cinco mil goles. Tengo entendido que Pelé, contándole los de los
entrenamientos, mil quinientos. Eso me lleva a pensar que entre Pelé y yo no
hay color. Y eso que la Segunda Guerra
Mundial me robó siete años buenos, cuando estaba en mi mejor
forma. ¿Qué cuántos goles habría marcado en estos siete años? Pues seguramente
una cifra respetable.”
*
Lucero, Diego, ‘Siento ruido de pelota… Crónicas de medio siglo’, Editorial Freeland,
Buenos Aires, 1975, p. 96.
0 comentarios:
Publicar un comentario