En su originaria acepción latina,
la palabra “negocio” recoge una negación: negocio es lo que no es ocio (neg +
otium). Otium, de donde proviene la castellana voz “ocio”, tenía en Roma un
significado muy bien descrito por Mary Beard en su libro ‘SPQR’: “El propio vocabulario latino captó la idea: el ansiado
estado de la humanidad era el otium (no tanto el «ocio», como se ha traducido
tradicionalmente el término, sino el estado de ser dueño del propio tiempo);
cualquier tipo de «negocio» era su contrario indeseable, negotium («no otium»)”*.
Por este lejano ideal
romano, es improbable que yo vuelva a ejercer un cargo en la función pública
(la única probable excepción ocurriría en Guayaquil). Ello, por ser un “negocio”,
pues implicaría sacrificar lo más preciado que tengo: mi tiempo, la disposición
de él para mi goce y no por deber.
* Beard, Mary, ‘SPQR. A history of ancient Rome’ [2015], p. 441.
1 comentarios:
Orgulloseria a muchos ecuatorianos que alguien con integridad y conviccion, como parece ser usted, los represente en Guayaquil.
Ojala que se le presente la oportunidad.
Saludos.
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