El origen de Manabí (los desgajos a Guayaquil)

21 de julio de 2019


La Provincia de Guayaquil perteneció siempre a la Audiencia de Quito, que fue una de las tantas jurisdicciones para impartir “justicia” que tuvo el Reino de España en sus dominios americanos.

La jurisdicción política (a la que también estuvo sujeta la Audiencia de Quito, como la Audiencia subordinada que era) sí que cambió en el curso de los años. Primero, desde su fundación Guayaquil perteneció a jurisdicción peruana (primero a la Gobernación de Nueva Castilla cuando se la fundó en 1534, desde 1542 al Virreinato del Perú). Luego perteneció al Virreinato de Nueva Granada, cuando el Rey Felipe V creó por primera vez esta jurisdicción en 1717, pero cuando ese mismo Rey lo eliminó en 1723, Guayaquil volvió a ser parte del Perú. Pero luego Felipe V volvió a crear el Virreinato de Nueva Granada en 1739 y Guayaquil volvió a ser neogranadina desde entonces.

Eran, sin embargo, malos tiempos para ser un puerto en el Pacífico Sur administrado desde los Andes centrales, en una lejana Santa Fé (hoy, Bogotá, AKA “Drogotá”). Las necesidades militares (la defensa de los ataques ingleses por el mar) requerían de una asistencia más inmediata y efectiva, y por esto se terminó por desgajar a la provincia de Guayaquil de la jurisdicción de la Nueva Granada, a favor (de nuevo) de la jurisdicción peruana. Por Cédula Real de 1803, se ordenó que Guayaquil se adscriba formalmente a Lima tanto en la jurisdicción militar como en la comercial.

En 1809, cuando se llevaron a cabo las primeras elecciones en América a fin de elegir a los representantes a la Junta Central en la Península, Guayaquil votó en la jurisdicción del Perú (a la que también pertenecía Cuenca) mientras que Quito votó en la de Nueva Granada. Así, la subordinada Audiencia de Quito estaba partida entre los dos virreinatos que la limitaban por el Norte y el Sur, y así se mantuvo la situación hasta la independencia.

Cuando Guayaquil se independizó en 1820, lo hizo frente a fuerzas venidas del Perú (los batallones cuzqueños, cuyos segundones americanos fueron los que le pusieron precio a su traición –ellos, y el español Torres Valdivia). Mientras que cuando se la independizó a Quito en 1822, los refuerzos eran del Norte. Al final, fue cosa de pura geografía. Es de destacar que, en todo este tiempo, todavía no existía formalmente Manabí.

Cuando se liberó a Quito tras la batalla en las faldas del volcán Pichincha, no se lo liberó a fin de que se administrara por sí mismo: se lo hizo a fin de integrarlo a una entidad mayor que había sido creada en una Constitución adoptada en Cúcuta en 1821 sin la opinión de los quiteños*: esa entidad se llamó “República de Colombia” AKA “La Gran Colombia”, (dis)funcional entre 1819-1830.

En esta República de Colombia temprana a la que se integró a las provincias de Quito, de Cuenca y de Guayaquil (esta última manu militari, vía 3.000 soldados acantonados en ella), a su conjunto se lo llamó “Departamento del Ecuador” y tenía a Quito por capital. Esta situación demoró hasta el año 1824, cuando el Congreso de la República de Colombia dictó la Ley de División Territorial por la que dividió a la República de Colombia en tres distritos (“Norte”, “Centro” y “Sur”) y el llamado “Distrito del Sur”, lo dividió en tres Departamentos: Ecuador, Guayaquil y Azuay. Así, este nombre “Ecuador”, de cuño colombiano, de representar a un vasto Sur de un gran país, pasó a representar a la Sierra Norte dentro de un Distrito sureño, en el que la Costa era mayoritariamente guayaquileña (salvo Esmeraldas, que era del “Ecuador”) y la Sierra Sur y una vasta porción de selva amazónica eran del Azuay.  


Pero en esta Ley colombiana de 1824, aprobada en una fría Bogotá (exSanta Fé), es que nació la provincia más bacán del Ecuador: Manabí. Así, como el nombre “Ecuador”, Manabí es una invención colombiana, que quedó para este Ecuador que tardaría hasta su Constitución de 1835 (adoptada en la fría Ambato) para convertirse en República.

Pero también: este parto de Manabí en 1824 fue la primera merma grave para el territorio de la provincia de Guayaquil (luego Guayas), que se lo había mantenido casi sin variantes mientras Guayaquil perteneció al Reino de España, ora en la jurisdicción novograndina, ora en la peruana.

Ya como parte de la República del Ecuador, del territorio original de la provincia de Guayaquil (descontada ya Manabí) se desgajaron otras tres provincias: Los Ríos en 1860, El Oro en 1884 y Santa Elena en 2007. Es de notar que esas tres desmembraciones ocurrieron en gobiernos de sendos presidentes guayaquileños: García Moreno, Caamaño, Correa.

Pero es claro e incontestable que de todas las provincias creadas en el Ecuador hasta sumar 24, incluido el mismísimo archipiélago de Colón o Galápagos, Manabí es la mejor. Gracias, Colombia.

* Por “quiteños” denomino a los habitantes de la Audiencia de Quito, por lo tanto incluye a guayaquileños y cuencanos.

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