Zavala & La Rue (sobre la libertad de prensa)

30 de marzo de 2009


Los martes suelo agendarme la lectura de Xavier Zavala Egas en diario Expreso, cuya prosa tiene la indudable ventaja de carecer de los adjetivos altisonantes y biliosos con los que algunos se figuran hacer periodismo de opinión.  Súmesele a este escaso y venerable atributo otros cuya escasez también es notoria en sus pares, como la claridad expositiva y la inteligencia en el análisis: se tiene, entonces, sobradas razones para leerlo. Este último martes XZE abordó el tema de la libertad de expresión: tituló el artículo No es lo que se dijo sino por qué.  Tengo la certeza de que este artículo de XZE contribuye a desmitificar lo que no pocos, para su mayor gloria personal y de su tribu, quisieran que sea cierto.  A mí me interesa destacar del artículo dos frases: la primera, “Pero, no seamos simplistas pensando o diciendo que Correa es un insultador permanente con la gente que hace o intenta hacer algo de periodismo y expresa sus ideas, eso es una zoquetada”.  Ese simplismo es más que eso, pero un generoso XZE lo deja en zoquetada La segunda frase, la que XZE menciona al pasar pero que atiende al meollo del asunto: “alguna prensa temerosa de la conculcación de la libertad de empresa que suponían venía rauda y veloz…”.  Ese, precisamente ese, es el meollo que los medios de comunicación social nunca revelan como tal: el que su libertad de prensa suele funcionar como una proyección de su libertad de empresa, lo que implica, bajo la máscara de aquella libertad (lo dijo claramente Jauretche: “No existe la libertad de prensa, tan solo es una máscara de la libertad de empresa”) y al amparo de no escasos y muy biliosos arrebatos, la defensa de ciertos intereses particulares en el discurso que dicen, y mucho más todavía, mucho más, en el discurso que no dicen, en el que callan…
Nótese, en apoyo a lo que acabo de escribir (un ejemplo entre tantos) la manera cómo diario El Universo enfocó la noticia de la visita del Relator de las Naciones Unidas para la Libertad de Expresión, Frank La Rue, que estuvo en el país para participar del seminario internacional “América latina en el siglo XXI: comunicación y poder”.  El Universo lo entrevista el 28 de marzo, no para indagar a profundidad la postura del personaje, sino para intentar probar un argumento; su noticia del 24 de marzo omite importantes referencias que medios internacionales sí recogen: por ejemplo, Telecinco de España, nos refiere que La Rue opinó en Quito que “el espectro radiotelevisivo, debería tener tres segmentos diferenciados, uno comercial, privado, otro referido a la comunicación pública, siempre garantizando la independencia, y un tercero para las organizaciones sociales, comunitarias y educativas”; que La Rue afirmó textualmente que “el gran desafío para el desarrollo es el acceso a la comunicación" porque "no es posible hablar de desarrollo sin comunicación" y que (este punto habría sido muy interesante escuchar su análisis) la comunicación “no solo es un derecho civil y político sino también económico”.  Pero nada de eso le interesó al mayor diario nacional: lo calla, para que mejor se escuche la bulla de su agenda.  Mala cosa.

2 comentarios:

Juan Sebastián Utreras-Carrera dijo...

Solo para hacer esto un asunto parabólico;

"...El Universo enfocó la noticia de la visita del Relator de las Naciones Unidas para la Libertad de Expresión, Frank La Rue, que estuvo en el país para participar del seminario internacional “América latina en el siglo XXI: comunicación y poder”. El Universo lo entrevista el 28 de marzo, no para indagar a profundidad la postura del personaje, sino para intentar probar un argumento"

¿No usas tu, las palabras de algún ilustre para intentar probar un argumento? ¿Qué corona tiene ese ilustre, cuyas palabras tengan mas peso que las de la caserita del mercado? A menos que se trate de un hecho concreto-científico, citar a algún sujeto, por mas ilustre que éste sea, no sostiene ningún argumento. Al argumento hay que sostenerlo con razones lógicas, las citas son ornamentos.

Mas allá de estos formalismos, pregunto yo: ¿Y qué tiene de malo que se entreviste a una persona, para probar un argumento? ¿Atenta esto contra la libertad de expresión, o simplemente es una opción válida de expresar lo que uno así prefiera? He ahí la razón de mi perorata previa. El fulano entrevistado, es otro mas, no una palabra divina, ni dogma. Esos afanes pontíficos no abonan al robusto debate. Citar es realmente una pérdida de tiempo cuando se quiere debatir.

Xavier dijo...

JS, oh boy, tal parece que no entendiste la idea. En todo caso, desarrollé una entrada al respecto: a ella te remito, con mi agradecimiento por tu contribución a escribirla.
En relación con tu comentario, veamos. Lo malo de entrevistar a una persona para probar un argumento depende del argumento que se quiera probar e incluso de cuáles sean las herramientas que se utilicen para hacerlo. Me temo que si el argumento a probarse intenta, no ampliar la comprensión de un problema X sino sesgar a los lectores de la entrevista, y si su procedimiento es la no oculta tendenciosidad, se le hace un flaco favor a la libertad de expresión, derecho que los propios medios de comunicación social dicen defender. Sobre que el entrevistado no es "palabra divina, ni dogma", pos eso es muy obvio. Y sobre que "citar es realmente una pérdida de tiempo cuando se quiere debatir", pues no estoy de acuerdo. Citar es un estilo que puede ser sugerente, interesante e ilustrativo, lo que dependerá, por supuesto, de quién haga lo cita y a quién se cite. Salute.