Quienes somos descendientes de Juan X. Aguirre Oramas y María Avilés Elizalde y algunos parientes laterales tenemos a bien, cada cierto tiempo, participar de una fiesta familiar. La más reciente acaeció este sábado 11 de julio. Ya la foto familiar del grupo de los descendientes del quinto de los trece hijos de ese matrimonio (“todos vivos, ninguno bobo”, según cuentan), a la sazón, mi abuelo Antuco (A.K.A. Toro Padre) empezaba un poco delirante, como se aprecia a continuación:
Luego, en plan fraterno, vinieron los concursos de talentos (¡ay de mí, ja!), el furtivo piscinazo, el baile con asomos crecientes de ridiculez (do quiera esté el meneaíto…), la mezcla de vodka con chupitos de agua loca, güisqui, vino y lo que nos se venga, la representación física de la canción de los buenos borrachos en más de docena de nosotros y la conformación de la resistencia juvenil en siete de los que, creo recordar pero no me siento en capacidad de asegurarlo, quedamos en pie hacia el final de esa divertida noche:
Dejo expresa constancia que el espíritu lúdico de mi abuelo Antuco vive en cuatro de los siete resistentes. Al día siguiente, estuve muy tentado a crear el grupo de feisbuc “quisiera ser el Conde Decapitado para alivianarme de mi chuchaqui”, pero mucha agua, sopa china y una siesta cumplieron ese nobilísimo propósito –oh, what a night!
2 comentarios:
Pregunta:
¿El debate que se espera en este post se enfoca en especular a qué le están apuntando todo ese grupo de personas?
Yo apuesto a que vieron a lo lejos el helicóptero de Abdalá, que se lo ve acercarse rápidamente.
jajaja, respuesta:
no, el post no tiene contenido político, ni sugiere ningún debate. cuelgo el post porque es mi bitácora personal y cuelgo lo que me apetece.
ahora, puestos a opinar, yo diría que apuntamos al sol, nuevo objeto de adoración en asocio con Joe Pesci y mucho mejor objeto de adoración que hombres invisibles, etc.
saludos.
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