Las tropas del Jefe Supremo José Félix
Valdivieso y Valdivieso fueron derrotadas el 19 de enero de 1835 en la Batalla
de Miñarica. Por ocurrir esta derrota, ‘joven,
graciosa, de esperanzas llena / una nueva República aparece’, cantó el poeta guayaquileño José
Joaquín de Olmedo en su ‘Oda a Miñarica’.
Por ocurrir esta derrota, recuerda Jorge Salvador Lara en su artículo ‘Los comienzos de la República (1830-1845)’,
los derrotados ‘cayeron en el absurdo de
proclamar la muerte del estado ecuatoriano, y al fin huyeron, en número de 800,
por temor a Otamendi, rumbo al norte. […]
La Sierra debió pagar 100.000 pesos como
contribución de guerra’ (‘Historia
del Ecuador’, Vol. 6, Salvat, Barcelona, 1980, p. 26).
Valdivieso y Valdivieso*, terrateniente lojano, 49 años, ese 19 de enero se hallaba en
Quito, ocupado en los menesteres propios de una Asamblea Constitucional. En
Ibarra, Valdivieso y Valdivieso había sido proclamado Jefe Supremo del Ecuador
el 12 de junio de 1834. En Quito, ocurrió esta misma proclama el 13 de julio, y
Cuenca plegó a su Jefatura Suprema el 25 de agosto. Cuando concluyó el período
presidencial de Flores, el 10 de septiembre de 1834, la Jefatura Suprema de Valdivieso
y Valdivieso tenía el control de todo el territorio ecuatoriano, menos de
Guayaquil, ciudad que había proclamado Jefe Supremo a uno de sus hijos, Vicente
Rocafuerte.
En su calidad de Jefe Supremo del Ecuador,
Valdivieso y Valdivieso convocó el 22 de octubre de 1834 a celebrar una
Asamblea Constitucional en Quito, la que empezó sus funciones el 7 de enero del
año siguiente. El 19 de enero, esa Asamblea quiteña ratificó el ‘Tratado de Pasto’, firmado el 8 de
diciembre de 1832, cuya aprobación la comunicó al Gobierno de la Nueva Granada,
advirtiéndole que la cuestión de límites era ‘sostenida únicamente por el tirano del Ecuador para conservar siempre
un pretesto por el cual pudiese llevar su ambición hasta el seno de esa
República’ (v. ‘Aprobación de los tratados de Pasto por la Convención Nacional del Ecuador’).
Ese mismo 19, enterados los participantes en la
Asamblea quiteña de la derrota sufrida por sus tropas en Miñarica a manos de las
tropas del ‘tirano del Ecuador’ (lo que
fue una verdadera carnicería, alrededor de mil muertos), ellos huyeron ‘rumbo al Norte. En Tulcán, presididos por el
general Matheu, decretaron la anexión a Nueva Granada; el odio político les
llevó a traicionar sus ideales de siempre: la autonomía de Quito. Don Roberto
Ascázubi, comisionado para ello, pasó por la vergüenza de que el gobierno de Bogotá
rechazase tal acta.’ (Salvador Lara, Ibíd.). Es lo que en la
correspondencia con el gobierno del Ecuador, el secretario del interior y
relaciones exteriores de la Nueva Granada, Lino de Pombo, denominó ‘el estraordinario incidente’ (v. ‘Nueva Granada i Ecuador’, comunicación del 18 de febrero de 1835).
Las tropas del ‘tirano’, vencedoras de la Batalla de Miñarica, fueron las que
comandó el general venezolano Juan José Flores, a quien José Joaquín de Olmedo le
dedicó, en cambio, estas palabras de elogio en su ‘Oda a Miñarica’, escrita en Guayaquil el año 1835: ‘Ese es el adalid a quien dio el Cielo /
valor, consejo, previsión y audacia; /Al arduo empeño, a la mayor desgracia /le
sobra el corazón. Todo le cede; / sirve a su voz la suerte, ante su Genio / el
peligro, espantado retrocede’. Flores entró en la capital el 23 de enero.
Los notables de Quito, a instigación suya, proclamaron el 29 al guayaquileño
Vicente Rocafuerte como el Jefe Supremo del Ecuador.
Porque el adalid premiado por el cielo con ‘valor, consejo, previsión y audacia’
había puesto sus empeños a favor de la Jefatura Suprema del guayaquileño
Rocafuerte. Rocafuerte convocó el 22 de febrero a otra Asamblea Constituyente, que
empezó a funcionar el 22 de junio de 1835 en Ambato (cerca de los arenales de Miñarica,
en los que se había definido su suerte). Esa Asamblea de Ambato, presidida por el
poeta Olmedo, designó el 8 de agosto a Vicente Rocafuerte como el Presidente de
la República del Ecuador**. Con ello
se cumplió la primera transición política entre gobiernos ecuatorianos: ocupó
varios meses, e implicó una guerra civil y dos Asambleas Constitucionales, pero
concluyó con el traspaso del poder de Flores a Rocafuerte, tal como ellos lo habían
acordado el 19 de julio de 1834, en un convenio firmado a bordo del ‘U.S.S. Vincennes’.
Y Valdivieso y Valdivieso había sido el gran derrotado
en esta accidentada transición. Su loca historia debe empezar, entonces, con
esta pregunta: ¿Qué estaría haciendo en 1845, diez años después de esta derrota?
José Félix Valdivieso y Valdivieso, o 'The Big L' |
Volvió a los dos años con un salvoconducto
otorgado por el Congreso ecuatoriano de 1837 pero, envuelto en una revuelta en
marzo de 1838, el Presidente Rocafuerte lo expulsó de nuevo. Regresó en 1839, ya
en la segunda Presidencia del venezolano Flores (1839-1843), y fue senador y Presidente
del Senado en el Congreso de 1841 y a fines de ese mismo año fue designado por
el Gobierno para tratar asuntos limítrofes con el representante del Gobierno
del Perú; en 1843, fue Diputado a la Asamblea Constituyente, de la que fue su Vicepresidente
e integrante de la comisión que diseñó las bases de una nueva Constitución
ecuatoriana. En la tercera Presidencia del caribeño Flores (que, empezada en
1843 y por lo dispuesto en el artículo 57 de la Constitución de 1843, debía
concluir en 1851) fue el Presidente de la Cámara del Senado en el Congreso de
1845.
En 1845, en el marco de la revolución ‘marcista’, él fue quien, por lo
dispuesto en el artículo 54 de la Constitución de 1843, debió asumir el ejercicio
del Poder Ejecutivo, pues por el ‘impedimento
temporal’ del Presidente Flores y del Vicepresidente Marcos, ausentes ambos
de la capital, el primero en razón de combatir a los revolucionarios ‘marcistas’ y el segundo por hallarse en
Guayaquil, le correspondía asumir el Poder Ejecutivo al último que había
ejercido la Presidencia de la Cámara del Senado. Y ese hombre era Valdivieso y
Valdivieso: en 1845, por un loco giro de la historia, era él quien ahora sostenía
la Presidencia de Flores.
Ese violento año 1845 ocurrió la segunda
transición política de Flores, por la que debió ceder el poder a los
revolucionarios ‘marcistas’. En la de
1835, en la que el Presidente Flores pasó la Presidencia a Rocafuerte según lo
acordado en un convenio, Valdivieso y Valdivieso fue el Jefe Supremo que
desafió a Flores en una guerra civil. En la segunda transición, diez años
después, Valdivieso y Valdivieso era quien ejercía el Poder Ejecutivo en
representación del Presidente Flores. En esta condición, a Valdivieso y
Valdivieso le correspondió acordar los términos de la entrega del Poder Ejecutivo
con los revolucionarios triunfantes, autores del primer Golpe de Estado exitoso
de nuestra historia política. Empezó a ejercer el poder un triunvirato en el que se encontraba un viejo
conocido de esta historia, el poeta José Joaquín de Olmedo***.
La posición de Valdivieso y Valdivieso fue
contradictoria, pero fue consistente en hallarse siempre en el lado perdedor. En
1835 como en 1845.
En todo caso, fue una vida azarosa, la del
lojano Valdivieso y Valdivieso: fue el primer Alcalde del Quito republicano,
fue el primer Ministro del Estado ecuatoriano, fue asambleísta constituyente,
fue diputado y senador; fue Encargado del Poder y Jefe Supremo; fue rector de
universidad, diplomático y reputado jurista, y además y por sobre todo, un
conservador de tomo y lomo. Es justo suponer que entre los inicios de la década
del veinte y los inicios de la década del cincuenta, ninguno de los asuntos
públicos de relevancia que ocurrió en el Ecuador (sea en su formato de
departamento, estado o república) le fue ajeno. Valdivieso y Valdivieso había
nacido en Loja en mayo de 1784. Falleció en Quito, el 8 de junio de 1856.
La explicación de su trayectoria pública tal
vez pueda escrutarse en estas líneas de la ‘Oda
a Miñarica’, que describen la guerra civil ecuatoriana de 1835: ‘Los antiguos amigos, los hermanos / se
encuentran, se conocen y se abrazan / con el abrazo de furente saña…’. El
caso es que, pasado el fragor de la batalla, esos antiguos amigos y hermanos,
olvidan la ‘furente saña’ y vuelven a
sus correrías de antaño y se acomodan a las nuevas circunstancias.
La política, que le dicen.
*
Valdivieso era hijo de un señor Valdivieso y de una señora Valdivieso y
Valdivieso. Él se casó a su vez con una Valdivieso, por lo que sus hijos fueron
también Valdivieso y Valdivieso. Tres generaciones de Valdiviesos al cuadrado,
o como diría ‘Tres Patines’, un
Valdiviesicidio.
** Como
antes de 1835 el Ecuador era un Estado supeditado a la República de Colombia y
no una República en sí misma, es justo afirmar que el guayaquileño Vicente
Rocafuerte fue el primer Presidente de la República del Ecuador.
*** Un
país pequeño: Olmedo había sido el primer Vicepresidente de Flores, así que
entre 1830 y 1845, el poder pasó de su primer Presidente a su primer Vicepresidente.
Y la persona que entregó el Poder Ejecutivo a los triunviros, autores de un
exitoso Golpe de Estado, fue el autor de un Golpe de Estado anterior, que
resultó fallido.
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