La infalibilidad del papa
se consideró una “doctrina del diablo” por el papa Juan XXII (1316-1334) en la
bula Qui quorundam del año 1324. Unos siglos después, el 18 de julio de
1870, la iglesia católica oficializó su total cambio de opinión sobre la
infalibilidad papal en la constitución Pastor aeternus aprobada por el
Concilio Vaticano I durante el papado de Pío Nono (1846-1878). En ese documento
se señaló:
“El Romano
Pontífice, cuando habla ex cathedra, esto es, cuando en el ejercicio de su
oficio de pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema
autoridad apostólica, define una doctrina de fe o costumbres como que debe ser
sostenida por toda la Iglesia, posee, por la asistencia divina que le fue prometida
en el bienaventurado Pedro, aquella infalibilidad de la que el divino Redentor
quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina de fe y costumbres.
Por esto, dichas definiciones del Romano Pontífice son en sí mismas, y no por
el consentimiento de la Iglesia, irreformables” (1).
Los procedimientos para su
adopción fueron humanos, demasiado humanos (2).
También lo fueron los fines políticos perseguidos con su aprobación, los que finalmente
no sirvieron de nada (3). Al día
siguiente de su promulgación, “estalló la guerra franco-prusiana y las tropas
francesas que defendían al papa tuvieron que retirarse de Roma. Al ser tomada
la ciudad por los italianos, concluyó el concilio” (4). Los Estados Pontificios dejaron de existir.
Pío Nono, antes de convertirse en postre. |
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De todas maneras, las
contradicciones están en la base constitutiva de la iglesia católica. De hecho,
son comunes en los Evangelios (5).
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Un firme defensor accidental
de las contradicciones eclesiásticas es el poeta francés Charles Baudelaire,
quien postuló como un olvido la no inclusión en el número “de los derechos del
hombre que la sabiduría del siglo XIX repite tan a menudo y con tanta
complacencia” del derecho “a contradecirse” (6).
(1) Constitución
dogmática Pastor aeternus. Se la aprobó
con 563 placet y dos non-placet (uno del obispo Aloisio Riccio
de Cajazzo, Italia, y otro del obispo Edward Fitzgerald, de Little Rock,
Estados Unidos). El resto de los congregados (de un total de casi setecientos
obispos) se abstuvo, v. Vidal, César 2011, ‘Pontífices. De las persecuciones a Benedicto
XVI’, Ediciones Península, Barcelona, p. 182. La contradicción entre Juan XXII y Pío IX se salva, por supuesto, si
aceptamos que el papa es el diablo. Uno sabidísimo, por viejísimo.
(2)
‘Cómo llegó el Papa a ser infalible’, Celso Alcaina [blog], 15 de noviembre de
2015. Una de las fuentes principales de este artículo es August Hasler y una de sus principales críticas, resumida por él mismo en
una entrevista concedida al diario español El país, es como sigue: “La ‘infalibilidad papal’
ejerce una influencia social muy importante, en cuanto que da paso a un
autoritarismo que afecta a la comunidad humana. Este principio autoritario es
el mismo que animó a regímenes como los de Franco, Mussolini y Hitler, por
citar algunos”, v. Sierra, Julio, ‘Debe replantearse el dogma de la infalibilidad del Papa’ [entrevista a August Bernhard Hasler], Diario El país
(España), 13 de abril de 1979.
(3) ¿La
explicación? El Espíritu Santo le habla al papa, por eso su opinión se torna
infalible (Slicky Bird’s had pussy, so It
knows). De hecho, según se dice fue el mismísimo Espíritu Santo el que le
sugirió a Pío IX que convoque el Concilio Vaticano I. Es cualquiera.
(4) Vidal, César 2011, ‘Pontífices. De las persecuciones a Benedicto
XVI’, Ediciones Península, Barcelona, p. 182. La
iglesia católica finalmente pactó con el gobierno fascista de Mussolini (Acuerdos
de Letrán, 1929) y se quedó con 0.44 kilómetros cuadrados en la Ciudad
Eterna. Una tranza más: hace un par de días permitió la apertura de un
McDonald’s en sus dominios: ‘Pese a las protestas, abrió un McDonald’s cerca del Vaticano’, Diario La nación (Argentina), 3 de enero de 2017.
(5) ‘Contradicciones en los evangelios’, Simon Keller [blog]. Un estudio extenso y documentado de
este tema se encuentra en: Rodríguez, Pepe 1998, ‘Mentiras fundamentales de la Iglesia Católica’, Ediciones B,
Barcelona [en especial, ‘De cómo los propios evangelistas dieron versiones
paganas y contradictorias de la vida de Jesús y de cómo la iglesia católica
acabó tergiversando a su antojo todos los datos que no convenían a sus
intereses doctrinales’, pp. 125-259].
(6) Baudelaire,
Charles, ‘Edgar A. Poe: Su vida y sus obras’. Paradoja: apoya a la iglesia uno
de los “derechos del hombre” que el mismo Pío IX, como cabeza de la iglesia,
contribuyó tanto a denunciar (en particular, en las 80 tesis de su Syllabus Errarum del año 1864).
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